Venezuela ahora se escribe con V de vergüenza
José
Vicente Carrasquero A.
Desde
1997 venía pronosticando que un gobierno dirigido por Hugo Chávez nos llevaría
irremediablemente a la miseria. El tiempo me ha dado parcialmente la razón. El
asunto es que me quedé corto. No solo nos encontramos los venezolanos en una
paupérrima condición de pobreza sino que además, el comportamiento de nuestra
clase política gobernante no deja de avergonzarme.
Las
últimas semanas han estado cargadas de eventos que, para comenzar, ponen en
tela de juicio nuestra tan cacareada soberanía. La más lamentable es ver como
Guyana, de forma unilateral, ha comenzado en alianza con una gran transnacional
del petróleo la exploración en aguas que durante décadas hemos reclamado como
nuestras. La actitud servil de Chávez para con Fidel llevó al abandono de
nuestras legítimas pretensiones territoriales y dio posibilidades para que
Guyana comenzara una agresiva explotación de nuestros territorios ante la
mirada pasiva de nuestra cancillería y la vergonzosa inacción de las fuerzas
armadas.
En
otra de soberanía mancillada, asistimos con estupor a la visita de una misión presidida
por una de las principales fichas políticas de la mafia de la droga colombiana
Ernesto Samper. Este señor no tuvo empacho en decir una cantidad de
barbaridades que ponían en evidencia que él no es la persona para mediar en el
problema venezolano. Eso sin mencionar que la sola necesidad de apelar a
organismos internacionales para avalar las violaciones de derechos humanos y
persecución política con los que el gobierno ataca a la oposición venezolana,
solo puede llamarse agavillamiento internacional.
No
deja de avergonzarnos la indiferencia gubernamental ante la criminalidad
desenfrenada. El número de asesinatos promete batir records nuevamente este
año. Miles de familias afectadas, miles de venezolanos huérfanos, miles de
mujeres viudas, miles de madres que tienen que sepultar a sus hijos en un
ritual contra natura. El gobierno no hace algo al respecto. Los mismos cuerpos
policiales se encuentran en minusvalía frente a las bandas criminales mejor
armadas y muchas veces con más recursos provenientes del tráfico de drogas.
Es
una vergüenza universal que los venezolanos tengan que hacer colas para comprar
alimentos y artículos de primera necesidad. No ha explicado el gobierno a dónde
fue a parar la mayor entrada de recursos petroleros de toda nuestra historia.
Según la cuenta de expertos en el área, Venezuela recibió entre 1999 y 2013 el
doble por concepto de venta de hidrocarburos que lo que se facturó entre 1918 y
1998. Leyó bien, este gobierno se bonchó el doble del dinero que los 80 años
anteriores de gobiernos de todo tipo.
Y
esa vergüenza se hace más profunda cuando se ve la cantidad de obras de
infraestructura que se consumieron los presupuestos iniciales y que están muy
lejos de ser finalizadas. Venezuela es un cementerio de obras inconclusas que
enriquecieron a contratistas y contratadores y que se suman al pasivo que los
venezolanos tenemos que asumir sin que haya un solo culpable tras las rejas.
Vergüenza
da un gobierno errático que inventa guerras con imperios que después de todo no
tienen ningún interés en nuestras supuestas riquezas. Es una verdadera pena que
Venezuela sea el único país en el que los burócratas no asumen sus
responsabilidades al tiempo que culpan a las conspiraciones universales de los
problemas que sufrimos los venezolanos.
Vergüenza
da ver a unos obesos uniformados decir que están preparados para enfrentar al
ejército mejor preparado y con mayor experiencia del mundo en una guerra que no
está planteada sino en las enanas mentes de politicastros que siguen el patrón
declarativo de la dictadura cubana.
Esta
no pretende ser una lista exhaustiva de todo lo que da vergüenza en Venezuela.
No mencionamos los servicios públicos, los apagones permanentes, el quiebre de
las empresas por parte del gobierno, la entrega de los poderes del estado al
partido de gobierno, la dolorosa situación de todo aquel al que se le ocurra el
imperialista y burgués acto de enfermarse.
Seguramente
en la lista de la vergüenza me quedo corto, como corto me quedé cuando le
anticipaba a mis amigos y relacionados el error que significaba entregarle el
poder a Fidel Castro… ¡perdón!! Quise decir Hugo Chávez.
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