La treta electoral roja
José
Vicente Carrasquero A.
Para comprender
la racionalidad de la clase política gobernante, es necesario entender que
actúan sin ningún tipo de escrúpulo. Auto-liberados de los límites que impone
la moral, estos individuos se encuentran en la posición perfecta para poner en
práctica una elasticidad legal verdaderamente primitiva. Al punto de que si
algo es hecho por alguien de la oposición está mal, pero si es hecho por
alguien del gobierno está bien o al menos justificado.
Con esto en
mente, es fácil entender la treta que el gobierno pone en marcha cada vez que
nos encontramos frente a un proceso electoral. Por ejemplo, no hay razón
alguna, en el marco de la legalidad, para que el CNE no haya fijado la fecha de
las elecciones parlamentarias. Esto no se puede ver como otra cosa que una
provocación. Es buscar que el electorado le pierda aún más la confianza a un
organismo cuyo comportamiento está tan alejado de la institucionalidad que
parece una secretaría del partido de gobierno.
Esa falta de
escrúpulos explica que el CNE haya impedido que agrupaciones políticas pro
chavecistas se inscriban ante ese organismo como fuerza que pudiera presentar
sus propios candidatos en las elecciones del parlamento. De esa forma, le
cierran la salida a quienes descontentos con el gobierno quieren montar su
tienda aparte pra bajo las ideas de Chávez presentarse como alternativa.
Explicación: falta de escrúpulos.
En este ambiente
adverso al gobierno, el oficialismo buscará la manera de voltear las cargas. En
ese sentido han comenzado una serie de acciones que buscan la manera de
descalificar y desmoralizar a la oposición. Estas acciones se ven
intensificadas y precipitadas después de la demostración del 30/5. El gobierno
no se esperaba que el país en pleno atendiera el llamado a una manifestación en
favor de los presos políticos. Incluso, algunos sectores de la oposición
subestimaron el llamado.
Es así como esta
semana procede a la destitución de la alcaldesa opositora del municipio Guasdalito
del Estado Apure. Como si el desaguisado fuese poco, nombró un alcalde del
chavismo en su lugar.
Asistimos en
estos días al brutal y primitivo asalto de las instalaciones de la alcaldía del
Municipio Mario Briceño Iragorry del Estado Aragua. Hordas embrutecidas llegaron
al extremo de lanzar a un camarógrafo desde un segundo piso. Es de esperarse
que en la ausencia de escrúpulos que caracteriza a la rojocracia, no habrá
nadie culpado por semejante atrocidad.
Para coronar la
semana viene el supuesto autor intelectual del asesinato del diputado Serra.
Una clara fabricación de la industria propagandística cubana que busca inculpar
a alguien de la oposición de ese asesinato que todo el mundo percibe fue por
razones pasionales. Cree el gobierno que con este parapeto podrá borrar de la
mente de la gente todo el trabajo que ha pasado durante las últimas semanas
sufriendo la escasez, la inflación, la criminalidad rampante, la falta de agua
y los problemas de suministro eléctrico por mencionar solo algunos de los
problemas que agobian a todos los venezolanos por igual. Salvo, claro está, que
se trate de un enchufado que cuenta con
carro, chofer, guardaespaldas y suministros de las cosas que a los demás le
faltan.
Solo un gobierno
mentiroso e inescrupuloso como el chavista es capaz de poner a rodar una
grabación para vanamente tratar de enlodar la reputación de una luchadora como
es la alcaldesa de San Cristóbal. En el mismo tiro tratan de dañar la imagen de
un exitoso personaje de la farándula venezolana solo porque se le ocurrió decir
que le interesaba participar en política. Esto pone en evidencia la bajeza del
liderazgo chavista. Lo peor es que tiende a hacer creíbles esas acusaciones que
se oyen desde el exterior. Sin son capaces de estas cochinadas que vemos pueden
ser capaces de otras peores.
En la medida que
se acerque la fecha de las elecciones, el chavismo irá como en otras ocasiones
subiendo la llama para tratar de calentar el ambiente. Sus encuestas dicen lo
mismo que las que aparecen en los medios. La base que antes los apoyaba está
decepcionada y desengañada. Saben que ni Maduro, ni Cabello representan los
valores que Chávez solía escenificar para el pueblo.
El gobierno de
Maduro fracasó. No es ni la sombra de lo que debió ser una sucesión al ya mal
gobierno de Chávez. La ausencia de carisma aunada a una ignorancia que no puede
ni sabe disimular hacen de Maduro una persona con muy escasa credibilidad. El
llanto permanente, el culpar a los demás de sus fracasos le va restando el
carácter que sus seguidores esperan que tenga. Por eso luce débil, desubicado.
Incapaz de comprender la crisis que tiene por delante. Todo esto se agrava con
la calidad de los ministros que le acompañan. Parecen hacer una competencia
para ver cuál luce más prepotente y al mismo tiempo incapaz.
Vienen momentos
duros. La ausencia de escrúpulos es capaz de llevar al país a situaciones aún
peores que las que hemos vivido. Es el momento de estar alertas y unidos. De
demandar de quienes nos representan acciones concretas que eviten que el
chavismo le dé un palo a la lámpara buscando brincarse a la torera las
elecciones que saben perdidas.
Vendrán más
acusaciones. Vendrán más descalificaciones. Más uso indebido
de grabaciones ilegales ante las cuales la fiscalía y la defensoría del pueblo
seguirán haciendo la vista gorda. Este gobierno, peor que una dictadura, es una
especie de ejército de invasión que busca mantenerse en el poder a como dé
lugar.
De nosotros
depende que Venezuela no se termine de despeñar por el barranco de un
autocrático gobierno bananero que actúa como triste satélite de un país que
busca salir del comunismo pero que quiere dejar sus raíces sembradas en nuestro
país.