Un
gobierno sin destino
Fernando
Ochoa Antich
En
estos días escuché una entrevista que le hicieron a Oscar Schémel, en la cual
analizó los datos de una reciente encuesta realizada por Hinterlaces, con
una marcada intención de ocultar la
compleja situación nacional que presenta Venezuela como consecuencia de la
desacertada gestión de gobierno de
Nicolás Maduro. Al verse obligado a reconocer que dos de cada tres venezolanos
consideraban que la economía iba por mal camino y que esa percepción podía influir,
de manera terminante, en el resultado de la elección parlamentaria, creó
una inconsistente tesis para suavizar la
dura realidad numérica, al afirmar que la oposición no representaba una
verdadera alternativa de poder y que los
venezolanos no querían un cambio de gobierno, sino que el sistema
chavista funcionara eficientemente. Es sorprendente, que no valore la profunda
decepción que existe en nuestro pueblo con el Socialismo del Siglo XXI al tener
que enfrentar diariamente la creciente inseguridad, la indetenible inflación y
la permanente escasez de medicinas y alimentos.
El
gran problema que enfrenta actualmente Venezuela es la creciente crisis
económica. La ambición de poder de Nicolás Maduro le impidió tomar, al inicio
del gobierno, las medidas necesarias para modificar el sistema económico. No lo
hizo. Perdió el tiempo y las consecuencias empiezan a ser inmanejables. Es
claro, que la crisis económica no es sólo consecuencia de la caída del precio
petrolero, ya que en el año 2014 hubo una contracción severa en la producción de bienes y servicios que
incluyó una caída del 5% del Producto Interno Bruto, manteniéndose el promedio
anual del precio petrolero venezolano en 88 $ por barril. El problema se genera por causas mucho más
amplias que se originan en un equivocado modelo económico que ha generado un
gasto público corrupto e ineficiente que
no sólo ha despilfarrado los más altos ingresos petroleros de nuestra historia,
sino que ha generado un creciente endeudamiento que supera los 200.000 millones
de dólares y la actual caída de nuestras reservas internacionales, que apenas alcanzan a 15.000 millones de
dólares…
Este
absurdo sistema económico ha golpeado socialmente al venezolano que empieza a
sufrir sus dolorosas consecuencias. El primer impacto ha sido la creciente inflación. En el año
2013 fue de 56, 2 %, en el 2014, del 68,5 % y se prevé que, en el año 2015,
alcanzará la sorprendente cifra de 182 %, en un mundo caracterizado por una inflación de un sólo dígito. Las causas están
a la vista: indisciplina fiscal y monetaria. El segundo, la escasez de
alimentos, medicamentos e insumos de todo orden, provocado por el estricto
control de cambio y de precios. Sus consecuencias han sido: el mercado negro,
el dólar se acerca a los 700 bolívares, y la falta de productos de primera
necesidad que empieza a comprometer el orden público al iniciarse saqueos en
supermercados y centros comerciales. El tercero, el incremento de la
inseguridad personal. Su origen, la creciente pobreza y la total impunidad criminal.
En conclusión, un estruendoso fracaso de la Revolución Bolivariana que se
refleja en la caída indetenible de su
popularidad en todas las encuestas…
De
ocurrir la esperada derrota del chavismo en la elección parlamentaria, como lo
ratifican todas las encuestas de opinión, el gobierno de Nicolás Maduro se
encontraría en un grado tal de debilidad
que difícilmente podría reorientar el
sistema político imperante en Venezuela desde 1998, como mantiene Oscar
Schemel. De no alcanzarse ese primer
gran paso, sería imposible encontrarle solución a los grandes problemas
económicos y sociales que enfrenta Venezuela. El régimen chavista ha tenido
siempre por objetivo establecer una hegemonía ideológica que rechaza cualquier
otra manera de pensar. De allí que no existen adversarios sino enemigos.
Un nuevo sistema político exige
construir un gran acuerdo nacional entre
diferentes maneras de pensar. Nicolás Maduro es incapaz de producir las mínimas condiciones
requeridas para hacerlo. De allí su inmenso fracaso. En definitiva, su gobierno
no tiene destino…
Caracas, 6 de agosto de 2015.
@FOchoaAntich