Al borde de la violencia
Fernando
Ochoa Antich.
Esa es la tragedia que vive Venezuela.
Las ambiciones de Nicolás Maduro y del régimen chavista de permanecer
eternamente en el poder y los desastrosos resultados de su gobierno han
generado un creciente e incontrolable grado de tensión social y anarquía, que
puede conducir a nuestro país a un fatal desenlace, con un elevado costo en
pérdidas humanas y materiales. Los síntomas de esta angustiante situación están
a la vista: saqueos de supermercados y transportes de alimentos, creciente
descontento por el incremento del costo del pasaje, prolongadas suspensiones
del servicio de electricidad y agua en amplios sectores populares y de Clase
Media, permanentes enfrentamientos entre bandas delictivas fuertemente armadas
contra organismos y efectivos policiales y militares, un escandaloso saldo de
víctimas de la violencia criminal, total pérdida de la autoridad y control en
los Centros Penitenciarios, ausencia de la autoridad del Estado en amplios
espacios nacionales; y lo más grave, una absoluta impunidad ante la ley, a
causa de la partidización y corrupción del Poder Judicial.
El
general Vladimir Padrino López ha emitido, en medio del rechazo y la insatisfacción de los venezolanos, un
instructivo ministerial mediante el cual ordena a toda la Fuerza Armada Nacional la ejecución de un
programa especial de entrenamiento para atender alteraciones del orden público.
A este respecto es oportuno recordar que el artículo 328
constitucional establece que la Fuerza Armada Nacional cooperará en el
mantenimiento del orden interno, concepto diferente al del orden público, el
cual le corresponde ejercerlo exclusivamente a la autoridad civil, según lo
establece el artículo 332 constitucional. En consecuencia, lo primero que
debería hacer el general Padrino López es proponer la restitución a la Policía
Nacional, a las policías regionales y municipales de sus capacidades operativas
y funcionales, las cuales les fueron cercenadas de manera arbitraria y
caprichosa dejándolas a merced de la delincuencia, y con graves limitaciones
para cumplir sus responsabilidades. De esta manera, evitaría un empleo de la
FAN inconveniente y prematuro.
Creo necesario, definir
y diferenciar doctrinariamente los conceptos de Defensa Militar, Orden Interno
y Orden Público, para poder emitir una opinión sobre dicho instructivo. La
Defensa Militar está referida al empleo de la FAN para garantizar la
independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio
geográfico, ante cualquier agresión externa. El Orden Interno, se refiere a la
estabilidad de las instituciones. La FAN, de acuerdo a la Constitución de 1999,
solo podría ser empleada cuando dicha
estabilidad se vea amenazada por factores que rebasen la capacidad de los
organismos civiles de seguridad. El orden público y su preservación,
corresponde exclusivamente a los organismos civiles de seguridad, los cuales
actúan para proteger a los ciudadanos, apoyar las decisiones de la autoridad
competente y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos
constitucionales. Es verdad, que la Guardia Nacional ha sido utilizada
tradicionalmente en operaciones de mantenimiento del orden público, pero a
partir de la aprobación de la Constitución de 1999, el artículo 332, exime
taxativamente a la FAN de esa función. Definitivamente, el instructivo ministerial no tiene
justificación.
Estos planteamientos
teóricos son intrascendentes ante la realidad que enfrenta Venezuela. El ministro
de la Defensa, los Altos Mandos y los cuadros de la Fuerza Armada Nacional
deben haber evaluado, con verdadera preocupación, el proceso de creciente anarquía
que enfrenta nuestra sociedad. No tengo duda en afirmar que la situación es de
tal gravedad que podemos estar a las puertas de un proceso de violencia que
comprometería la paz y la estabilidad institucional de la República. Ustedes
deben conocer, con absoluta certeza, que la situación nacional no tiene ninguna
posibilidad de solución mientras permanezca en el poder Nicolás Maduro y el
actual régimen político. La Fuerza Armada Nacional debería actuar como un
factor de poder y convencer institucionalmente al gobierno nacional para que
acepte aplicar la alternativa constitucional del Referendo Revocatorio, este
año, a objeto de que sean los venezolanos quienes decidan el destino del país.
De no lograrlo, tendrán la trágica obligación de tener que enfrentar los
estallidos de violencia y responsabilizarse por la inmensa represión que
deberán aplicar. Recuerden los dolorosos acontecimientos del 27 de febrero de
1989.
Caracas, 24 de abril de
2016
@FochoaAntich.