Crisis, en la FAN
Enrique Prieto
Silva
Jueves 23 de junio
de 2016
Nunca antes se había presentado una crisis en las
Fuerzas Armadas venezolanas, como la actual. Muchos son los opinantes, que
asumen posiciones prevalidas de liderazgos: militares, políticos, jurídicos y
hasta éticos; que logran protagonismos, obviamente merecidos, pero que a la
larga, confunden tanto a legos como a versados, porque que no ven a la
Institución militar como la institución del Estado con un rol específico, sino
que aplican el ojo mágico de la conveniencia personal o profesional, que a la
larga, solo ayudan a crear la duda en la necesidad de su existencia.
Hace varios años, cuando se vio la clara necesidad de
cambiar o modificar la Justicia Militar, surgieron opiniones, muchas
encontradas, que crearon un conflicto, tanto en lo jurídico como en lo
institucional, que nos hizo recapacitar sobre lo andado en estas instituciones
del Estado, remozando el criterio “institucional”, que nos hizo emitir la
siguiente aseveración conclusiva: “Las instituciones no deben justificarse
porque existen, sino que deben existir si se justifican”. Ésto, por cuanto
siempre se ha dicho, que la justicia militar debe existir, mientras existan las
Fuerzas Armadas. Es decir, es una institución que surge como necesidad del
Derecho Militar, que obviamente, no existiría, si dejaran de existir las
Fuerzas Armadas, esas, que en la CRBV fueron fundidas en la FAN, designando
genéricamente a las Fuerzas como “componentes”.
Hoy, la realidad es, que la mala política creada con el
destructivo “socialismo del siglo xxi”,
ha tergiversado hasta el pensamiento crítico de científicos y sabios, que han
enmarañado su saber dentro de una prosaica y ligera opinión, solo vista desde
el punto de la crisis política, que obviamente involucra todos los factores del
Estado; poniendo todo en blanco y negro, en bueno y malo, y en necesario o
innecesario, según su participación a favor o en contra del gobierno o de la
oposición, dejando de lado su sabiduría y su pensamiento institucional.
Así, surgen los premonitores y proyectistas, que de
acuerdo a la actuación institucional, piensan y opinan sobre que, hay que
eliminar o transformas las instituciones, con visiones de lo malo, sin pasearse
por la realidad histórica y la necesidad; que no se puede mirar con el ojo de
la rabia, sino que el de la sindéresis proyectada al futuro, que es lo que
viene, porque lo malo del pasado y del presente, solo deben servir para reponer
y no para destruir. Debemos razonar, que lo existente hoy, fue la propuesta
buena del pasado, que no se puede medir y mucho menos calificar con la
malignidad en que transformaron estos maledicentes “bolivarianos” a todo el
conjunto institucional de Venezuela, porque luego correríamos el riesgo de
“volver al pasado comenzando”, que no augura nada bueno.
Existen muchos planes y proyectos en nosotros, que con
visión científica e institucional, hemos preparado para reponer el pasado con
visión de futuro, sin necesidad de recrear y mucho menos cambiar. No hagamos
caso a los protagonistas agoreros que hoy pululan en la MUD, aparentando ser
los versados verdaderos y aspiran ser los nuevos mesías institucionales. El
agua tibia está inventada, y no caigamos
en el preceder de los comunistas, de destruir para reconstruir, ya que “una
vajilla rota es difícil de remendar”.