El no al revocatorio es
traición a la patria
José
Vicente Carrasquero A.
Encuentro en mi entorno una cantidad de
amigos, colegas y conocidos que le atribuyen al partido de gobierno una especie
de poder superior a cuyos pies nos debemos rendir. Sostienen sin que medie
espacio para la duda que la cúpula podrida que hoy conduce el país hacia la
ruina no permitirá que se realice el referendo revocatorio este año.
No les quito la razón en cuanto a que
existe del lado del oficialismo un grupo de individuos que por diversas razones
se aterroriza cuando considera la posibilidad de la consulta popular. Es más
que evidente que el elemento que mejor explica esa actitud es la seguridad de
que no hay manera de evitar una estrepitosa derrota. Para ello no hace falta
más que leer todas las encuestas que muestran una opinión pública adversa a lo
que está sucediendo en el país y que culpa de ello a Nicolás Maduro.
Después, viene como segundo elemento de
análisis el hecho que estamos tratando con una clase política que carece de
escrúpulo alguno. Está claro que aquellos que pagarían el costo más alto por la
pérdida del poder son los que con mayor encono se aferran a cualquier mecanismo
que impida la realización del revocatorio. Algunos de ellos se ven en la cárcel
ante la posibilidad de explicar tanta riqueza habida en los últimos lustros
después de andar pidiendo aventones. Otros se ven con un traje naranja de por
vida en alguna cárcel del norte sin posibilidad alguna de disfrutar las
fortunas que hicieron con el pingüe negocio del narcotráfico. Después están los
que temen perder los privilegios que vienen de estar pegados a la teta oficial
y que no se quedan solamente en carro, casa, chofer y querida. Algunos tienen
posibilidades de curar sus enfermedades en los mejores hospitales del mundo.
¿Quién quiere perder esa manguangua?
La falta de escrúpulos de la cúpula
podrida llevó a penetrar las estructuras de poder para impedir la independencia
de los mismos. Recordamos tristemente a una magistrada criticar este concepto
fundamental de la democracia moderna. Revolución mediocre que se respete tiene
que agavillarse para protegerse. No hay que hacer mucho esfuerzo para conseguir
a rectoras del CNE fotografiadas con Chávez en actos de campaña. Esa foto da
total libertad a cualquier mortal de poner en tela de juicio la idoneidad de
esa funcionaria para desempeñar la función para la cual nunca debió ser
postulada.
El TSJ terminó siendo, en el contexto de
un movimiento político intrínsecamente corrupto, una secretaría de escribientes
que garabatea una serie documentos que hacen llamar sentencias para dar la
razón al partido de gobierno en cualquier cosa que el mandamás de turno exija.
Las tribus judiciales están a la orden del día. Lo que tanto criticaba Chávez
en sus tiempos de candidato es, gracias a él, mucho peor.
Es quizás este monstruo que creo el
chavismo lo que lleva a pensar a la gente que no importa
lo que hagamos, el revocatorio no va este año. Porque así lo vocifera el ex
teniente lengua mocha en su programa de televisión. Porque así lo exige el
psiquiatra enloquecido en su gritadera. Porque así lo sugieren las rectoras en
declaraciones que evidencian su parcialidad política. Porque así lo desean
aquellos que fueron nombrados magistrados sin siquiera cumplir los requisitos
que demanda el cargo.
Queda claro que el país esta secuestrado
por una clase política que ve en su estancia en el poder su supervivencia. No
tienen mañana. El rechazo popular es notorio. No pasarían el examen de
rendición de cuenta. Convirtieron el país en un territorio invivible. Hicieron
del venezolano el habitante más pobre del hemisferio. Le quitaron al ciudadano
la posibilidad de soñar y superarse.
Solo hace falta dar un vistazo a lo que
sucede en Venezuela para saber que la razón está de lado de que quienes
adversan al gobierno. El discurso debe elevar el tono, debe ser acusatorio, de
reclamo ante la grave situación que sufren los enfermos, ante la humillación
que significa que tener que hacer colas para conseguir la comida que pueda
estar disponible y no la que estamos buscando.
El ambiente político que vive el país es
de rebelión. Todos los días hay protestas contra la precariedad a las que nos
quiere someter la cúpula putrefacta. Los saqueos son una expresión del sálvese
quien pueda al que nos ha llevado una política económica equivocada cuya única
finalidad es someter al pueblo a los favores que el gobierno quiera o no dar
administrando nuestros recursos.
El clima político manifiesta un hartazgo
con la corrupción que se ha enseñoreado en la clase política. Demuestran una
calidad de vida que no se corresponde con los salarios que se pagan por los
cargos que desempeñan. Funcionarias que pasaron de señoras de servicio a dueñas
de mansiones que no se pueden adquirir con un honesto ejercicio de cargos
públicos. Militares dados de baja por golpistas que muestran niveles de riqueza
incompatibles con los cargos que desempeñan o han desempeñado.
Este contexto tiene al pueblo
enfurecido. Solamente contenido por la posibilidad que se realice el
revocatorio como salida pacífica a una situación de miseria a la que nos ha
llevado la cúpula podrida.
El discurso político tiene que
incorporar la demanda de un derecho. Tiene que hacer advertencias que vienen a
lugar. Debe explicar claramente que la no realización del referendo revocatorio este año es una
traición al proceso constituyente de 1999. Más grave que eso, se convierte en
una violación de la constitución que linda con la ruptura del hilo
constitucional. Por lo tanto, no realizar esta consulta se convierte en
traición a la patria.
Otra advertencia que debe estar presente
en el discurso es que la reacción del pueblo puede ser de mucha gravedad. Hay
una esperanza detrás de ese evento político. Frustrar la posibilidad de esa
salida que el común de las personas avizora en el revocatorio puede tener
consecuencias de dimensiones desastrosas.
Los venezolanos estamos obligados a
exigir el cumplimiento de la constitución. No puede ser que una clase política
minoritaria busque a través de la corrupción política mantenerse en el poder.
Es evidente que la dirigencia opositora está haciendo un esfuerzo encomiable
para lograr que se de este evento. Es un deber ciudadano apoyarlos sin ambages
y medias tintas.