Hablemos del
general Padrino
Fernando
Ochoa Antich
Desde 1958, no hubo un ministro de la Defensa con tanto
poder como el que actualmente tiene en sus manos el general Vladimir Padrino
López. Nunca, se había concentrado en una sola persona el mando del ministerio
de la Defensa y del Comando Estratégico Operacional (CEO). Curiosamente,
esa designación es totalmente contraria a la doctrina establecida por Hugo
Chávez en una de sus tantas e inconstitucionales reformas de la Ley Orgánica de
la Fuerza Armada Nacional, al considerar que el cargo de ministro de la Defensa
sería una función administrativa, dejando al Comandante Estratégico Operacional
como el verdadero jefe operativo de la Fuerza Armada Nacional. Sin lugar a
dudas, buscaba debilitar el poder del ministro de la Defensa, al dejarlo fuera
de la línea de mando y sólo con funciones administrativas. Esta línea de mando
fue formada, a partir de ese momento, por dos grandes comandos: el estratégico
Operacional, con mando sobre los actuales componentes (Ejército, Armada,
Aviación y Guardia Nacional) y el de la
Milicia Bolivariana, los cuales están bajo el comando directo del presidente de
la Republica, como comandante en Jefe.
Al designar al general Padrino, para el desempeño de esos
dos importantes cargos, se buscó fortalecer su mando en toda la Fuerza Armada. El
tiempo de servicio del general Padrino
le ha sido prorrogado por dos años consecutivos. En la última oportunidad,
julio 2016, logró, además, que Nicolás Maduro destituyera a los comandantes de
los componentes Armada y Guardia Nacional, almirante Franklin Montplaisier y mayor general Néstor
Reverol, quienes se les oponían a sus decisiones. Además, convenció a Maduro
para la designación de sus reemplazos. Al
mismo tiempo, fueron nombrados oficiales generales de toda su confianza en las
Regiones Estratégicas. En medio de esta situación militar, de manera aún más curiosa, Nicolás Maduro designó al general
Padrino como encargado de la Misión Abastecimiento Soberano y Seguro. Nicolás
Maduro tuvo que haber reflexionado y consultado ampliamente esas decisiones
antes de tomarlas. Lo difícil es determinar cuál fue su objetivo al buscar fortalecer, de esta manera, el
poder del general Vladimir Padrino López.
Creo que existen dos hipótesis posibles sobre los motivos
que tuvo Nicolás Maduro para haber creado una situación militar tan particular.
La primera, disminuir aún más el
prestigio y la moral de la Fuerza Armada, de manera tal de que sea incapaz de reaccionar ante la tragedia venezolana.
Solamente, con analizar el inmenso fracaso de algunos generales activos en
cargos tan complejos como el ministerio del Interior, el de Alimentación y el
de Hacienda nos debe hacer concluir que dicha hipótesis se hace bastante
creíble. También hay que recordar que al iniciarse la crisis, Nicolás Maduro ordenó, aunque no lo impuso, retirar a los oficiales activos de
los cargos civiles para hacerlos responsables de los errores cometidos. La segunda, por el contrario, me hace
pensar que el objetivo que tuvo Nicolás
Maduro, al designar al general Padrino, fue la de buscar su fortalecimiento en
la opinión pública para luego nombrarlo vicepresidente si el régimen logra retardar el Referendo
Revocatorio hasta el año próximo, de tal manera
que si la MUD lo gana, él se encargaría
de la presidencia de la República.
En
verdad, su figura se ha transformado en centro de la polémica pública. En
cualquier discusión se impone mayoritariamente la tradicional visión que se tiene
de la Fuerza Armada: ante la tragedia nacional, los militares deben tomar el
poder. De inmediato, se empieza a discutir sobre las condiciones personales y profesionales
del ministro de la Defensa. La opinión, en general, es
muy favorable: parece que tiene un gran ascendiente en los cuadros militares;
no ha sido denunciado por corrupción y mucho menos por narcotráfico; ha
afirmado que no es militarista; ha comenzado a dialogar con el sector
empresarial defendiendo el mercado; su autoridad es decisoria en la Fuerza
Armada. Él podría salvar a Venezuela… Al principio, todos los presentes están
de acuerdo, pero los más perspicaces,
empiezan a reflexionar sobre las dificultades
que esta solución puede tener
tanto en el orden interno como
internacional. Hay dos aspectos centrales en sus argumentos: la falta de
legitimidad de ese gobierno y la dificultad para conseguir apoyo político y
financiero internacional. En la práctica estaría totalmente aislado. Agregan,
¿y cómo piensan ustedes que el general Padrino
va a enfrentar la crisis económica?
Hay una sola respuesta a esa inquietud: se llega a
pensar que esa posibilidad puede haber sido negociada con Thomas Shannon. La respuesta es terminante. Ese argumento carece de
fundamento. ¿Ustedes no vieron la posición de los Estados Unidos y de
Europa ante el intento de golpe de
Estado en Turquía? Continúan: lo más delicado es el apoyo financiero. No es
fácil, para no decir imposible, que el Fondo Monetario Internacional acepte
prestarle cantidades cercanas a trescientos mil millones de dólares a un
gobierno ilegítimo, aunque sea presidido por un general que garantice la paz de
la República. Ante argumentos de tanta fuerza, uno de los presentes se le
ocurre preguntar: ¿Sería posible que la
Fuerza Armada le entregue el poder a la
Asamblea Nacional? La respuesta surge de inmediato. Esa actitud democrática le
daría legitimidad al gobierno de transición. ¿Y quién lo presidiría? Después de
los hechos del 23 de enero de 1958, ha quedado en el subconsciente nacional el
criterio de que la Junta Cívico Militar,
presidida por un independiente prestigioso, es la solución más conveniente. Los
invitados a la reunión se quedan pensativos. Nadie opina. Al despedirse, todos
salen con rostros de angustia ante la inmanejable situación nacional.
Estas complejas y diarias conversaciones entre los
venezolanos me conducen a reafirmar la
necesidad del Referendo Revocatorio en
el año 2016, como la mejor y única
alternativa válida para superar la tragedia nacional de la forma menos
traumática posible. Por ello, la Fuerza Armada Nacional, al mando del general
Padrino, la gran mayoría democrática opositora y el chavismo disidente deben
dedicar todos sus esfuerzos para ejercer la presión suficiente con la finalidad
de se realice este año.…
Caracas,
24 de julio de 2016.