Una extraordinaria
demostración de civismo.
Fernando Ochoa Antich
Los venezolanos dieron una
extraordinaria demostración de valor y de responsabilidad ciudadana. Cientos de
miles de personas acudieron a los sitios de concentración y posteriormente
marcharon en absoluto orden a los distintos espacios propuestos por la Mesa de
la Unidad Democrática a manifestar su deseo, abrumadoramente mayoritario, de
encontrarle una solución pacífica y constitucional a la inmanejable crisis
política, económica y social que vive Venezuela. El referendo revocatorio debe
realizarse este año. El Consejo Nacional Electoral debe cesar en su absurda
manipulación, burlando la voluntad ciudadana, para evitar se produzca una
violación flagrante de la Constitución Nacional que nos conduzca a la
violencia. Eso deben entenderlo Nicolás Maduro y el general Vladimir Padrino
López. Esa arbitraria conducta, como ha
ocurrido históricamente, nos conduciría a una ruptura institucional de
consecuencias impredecibles.
Por suerte, durante la
marcha pude presenciar un hecho que me demostró que nuestro pueblo mantiene por
la Fuerza Armada, a pesar de los graves errores cometidos durante el régimen
chavista por los Altos Mandos, cierta consideración y respeto. Un grupo de
ciudadanos subieron a la Autopista “Francisco Fajardo” a saludar a los Guardias
Nacionales que allí se encontraban. En ese momento la inmensa multitud que
estaba reunida en el sitio donde yo estaba en la avenida Río de Janeiro
gritaron con gran fuerza: “FUERA”, pero al acercarse los opositores a saludar a
los Guardias Nacionales, estos devolvieron el saludo con cordialidad. Las
mismas personas que habían gritado en su contra les proporcionaron un sonoro
aplauso. Definitivamente, mantener una posición de imparcialidad política y de
respeto a la Constitución Nacional es la única vía que le permitiría a la
Fuerza Armada Nacional ser un verdadero factor positivo en la solución de la
grave crisis nacional y recuperar su disminuido prestigio y credibilidad.
Los hechos dejaron en
ridículo a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello. El planteamiento de que la “Toma
de Caracas” buscaba repetir las mismas condiciones que provocaron la caída de
Hugo Chávez el 11 de abril fueron desmentidas por los hechos. La marcha se
desarrolló en paz y armonía. Para colmo, Nicolás Maduro, irresponsablemente,
inventó un cuento, durante su intervención en el acto del oficialismo,
imposible de creer hasta para un niño. Mantuvo, con absoluto desparpajo, que
había sido descubierto un campamento a 500 metros de Miraflores, con un grupo
de paramilitares colombianos quienes iban a ser parte de un golpe de Estado,
coordinado por algunos diputados de la oposición. Además, le ordenó al general
Reverol que presentara las pruebas a nuestro pueblo. Pierden el tiempo. Los
venezolanos conocemos perfectamente bien como los cuerpos policiales siembran
supuestas pruebas a cualquier persona para implicarla en la comisión de un
delito. Los ejemplos más recientes lo constituyen las ilegales detenciones de Yon
Goicoechea y de Carlos Melo.
Nicolás Maduro, desesperado
como se encuentra ante su incapacidad para gobernar y la certeza de que los
venezolanos votarán masivamente en su contra en el referendo revocatorio, ha
decidido reprimir a nuestro pueblo utilizando todos los medios a su alcance. La
maniobra, planificada por el régimen con asesoría cubana, tiene por objetivo
acusar a la oposición democrática de que se encuentra comprometida en un
supuesto golpe de Estado, para poder
detener a Henry Ramos Allup y a
un número importante de los diputados
con mayor peso popular de la oposición.
La absurda e inaceptable tesis jurídica de Nicolás Maduro de presentar
ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia una solicitud para
eliminar la inmunidad parlamentaria a los diputados de la Asamblea Nacional no es
posible sustentarla jurídicamente. El artículo 200 de la constitución nacional
no requiere ni acepta ninguna interpretación. Su contenido es claro. Un
diputado sólo puede ser detenido si es descubierto flagrantemente en la
comisión de un delito, obligando a la autoridad correspondiente a detenerlo en
su casa e informar al Tribunal Supremo de Justicia de su detención, pero en
caso que el Tribunal Supremo de Justicia considere que el delito en cuestión
amerita la detención del diputado deberá dirigirse a la Asamblea Nacional que,
en plenaria, autorizará el allanamiento de su inmunidad, detención y enjuiciamiento.
La pregunta que se hacen los
venezolanos, desde la noche del 1° de septiembre, es sí la Fuerza Armada
Nacional respaldará esa absurda e inconstitucional medida planteada por Nicolás
Maduro sin tomar una posición institucional en defensa del Estado de Derecho.
El presidente Maduro mantiene solamente, en este momento, la legitimidad de
origen proveniente de los dudosos resultados de las elecciones presidenciales
del año 2013, ya que carece de la legitimidad de ejercicio en virtud de sus
constantes violaciones a la Constitución y los desastrosos resultados de su
gobierno. Una acción como la que propone, constituiría un flagrante golpe de Estado,
colocando a las demás Instituciones, incluida la Fuerza Armada Nacional, en la
posición de tener que desconocer su autoridad o hacerse cómplice de la comisión
de un delito. Esta realidad seguramente la conocen el general Vladimir Padrino,
el Alto Mando Militar y todos los efectivos de la Fuerza Armada Nacional. Su
respeto y acatamiento a las órdenes del Comandante en Jefe están taxativamente
regidos por lo pautado en la Constitución Nacional. Recuerden: “Dentro de la
Constitución, todo; fuera de la Constitución, nada”…
Caracas, 4 de agosto de
2016.
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich