Una
vergüenza llamada Chavismo (II)
José Vicente
Carrasquero A.
El
14 de Diciembre de 1994 debe quedar registrado en nuestra historia como una
fecha nefasta para la república. Ese día ocurrió algo paradójico: en nombre de
la libertad por la cual luchó Simón Bolívar, nuestro país fue prometido como
botín a la satrapía cubana que recibía de Hugo Chávez la promesa de convertir
Venezuela al funesto modelo implantado por el dictador Fidel Castro. Puede leer el discurso de Chávez ese
día aquí.
Tener
como referencia de modelo político la realidad cubana llevó a Chávez a
convertir su desempeño en una verdadera vergüenza que los venezolanos tenemos
el reto de superar y dejar atrás para siempre.
El
elemento más importante para implantar el modelo cubano fue generar un
antagonismo político entre los sectores de la sociedad que fueron reducidos con
el tiempo a oficialismo y oposición. Esta maligna práctica le sirvió al
caudillo para justificar todos los atropellos que se cometen contra venezolanos
que adversan su visión de país.
De
la división política pasó, según el recetario cubano, a judicializar la
política. Todo el que estaba en contra del gobierno era sujeto de ser
convertido en un enemigo del estado y por lo tanto enjuiciado, encarcelado e
incluso ajusticiado. La vergonzosa práctica de crear casos se hizo común.
Civiles que se conocían por su lucha política y que no tenían siquiera porte de
armas eran vulgarmente sembrados con explosivos y armas. Esta pusilánime acción
sigue en práctica hoy en día en contra de padres de familia, universitarios que
ni en sus momentos de lucha estudiantil usaron una piedra para contestar los
ataques policiales.
De
la vergüenza en la que se convirtió el chavismo nos queda entonces un sistema
judicial lleno de verdugos más que de jueces y fiscales. Los políticos
objetivos del gobierno son culpables desde el mismo momento en que en
Miraflores se da la orden de apresarlos. De allí que tengamos presos políticos
en procesos judiciales interminables y que algunas veces son condenados con
inexistencia absoluta de pruebas. Chávez se construyó un sistema político a su
medida. Tal como el de Fidel. El que se oponga al gobierno y represente una
amenaza de ganar las elecciones democráticamente, es puesto tras las rejas sin
que medie delito alguno.
Si leyó el discurso de Chávez aquel nefasto 14 de
Diciembre del 94, verá que el país que hoy sufrimos los venezolanos es mucho
más corrompido y antidemocrático que el que él describía. Venezuela es hoy una
vergüenza universal desde el punto de vista de su administración de justicia.
Una fiscal general y un defensor del pueblo totalmente postrados, al servicio
de un modelo político que no ha traído más que destrucción, miseria y hambre.
Muchos de los jueces del TSJ no cumplen con los requisitos constitucionales
para el ejercicio del cargo y, como si fuese poco, muchos de ellos fueron
miembros del partido de gobierno y se comportan como militantes activos del
mismo.
Esta
vergüenza que se llama chavismo introdujo un problema que no se vivía en la
Venezuela de finales de los noventa con el barril de petróleo por debajo de los
diez dólares. Hambre. Lo cierto es que los herederos del cabecilla tienen a
muchos venezolanos pasando hambre e incluso a niños muriendo por inanición.
Sobre las reservas de petróleo más grandes del universo conocido miles de
madres no tienen qué darle de comer a sus hijos.
No
hay manera de que esta vergüenza llamada chavismo eluda su responsabilidad en
esta materia. Un teniente coronel deficientemente formado no tuvo la visión
necesaria para manejar un país al cual le entraba la mayor riqueza de su
historia. Dedicado a una orgía expoliadora, acabó con buena parte de la
capacidad de producción de alimentos del país al tiempo que se dedicaba a
perseguir a los grandes productores. Estos últimos considerados enemigos,
porque en la poquedad mental del caudillo representaban una amenaza para la
estabilidad política del régimen ya que tendrían capacidad para financiar movimientos
opositores.
La
vergüenza llamada chavismo es responsable de que Venezuela se rezagara en
materia de salud. De ser el centro médico preferido de habitantes de países del
Caribe y latinoamericanos, pasamos a un servicio deplorable que no se encuentra
a la altura de satisfacer las necesidades de la población. Circulan por las
redes sociales recetas y órdenes médicas escritas por esta estafa de
profesionales mal formados por deficientes escuelas cubanas y que son el
hazmerreir de quienes conocen un poco la
materia.
Venezuela
perdió durante esta vergonzosa época buena parte de su fuerza de trabajo en
materia de salud. Médicos, bioanalistas, enfermeras y demás profesionales
sanitarios han conseguido destinos donde su formación y habilidades son
reconocidas y donde además, no tienen que sufrir
atentados de bandas criminales que toman los hospitales exigiendo la salvación
de algún delincuente malherido a cambio de la propia vida.
La
vergüenza llamada chavismo hizo con Venezuela lo mismo que hacen las orcas
asesinas con sus presas. Llevo al país a profundidades abismales con el único
propósito de someter al pueblo por medio de la miseria y el hambre. Hoy vemos
con estupor a los luchadores sociales de ayer pidiendo al pueblo que se
conforme con unas bolsitas de comida que ni de lejos satisfacen los
requerimientos alimenticios de la
población.
Mientras
tanto, los otrora rebeldes políticos viven una calidad de vida propia de los burgueses
de más alto cuño. Por ahí hay uno que de quemar camiones en la UCV, pasó a
volar en aviones de PDVSA con maletas cargadas de dólares para pagar los
tratamientos de salud de su esposa, suegra e hijas en Brasil. Para él, esta vergüenza llamada chavismo es
un sueño hecho realidad. Nunca pensó que montarse en el barco de un militar
golpista le traería tanta riqueza.
Y
así como él hay muchos. Quienes debían el apartamento cuando intentaron la
comiquita militar del 92 y hoy poseen aviones y casas en el exterior, quienes
envían a sus familias a vivir en la lejana Australia y a cuerpo de rey como
chavista que se respeta. Siento pena por
aquellos que todavía creen en estos farsantes.
Volveremos
con otra entrega de esta vergüenza llamada chavismo.