¿Qué puede ocurrir en
Venezuela?
Fernando Ochoa Antich.
En uno de mis anteriores artículos sostuve
que Venezuela enfrenta una
verdadera catástrofe en todos los órdenes del devenir nacional. “El caos en que
vivimos lo causa la existencia de un régimen ilegítimo, ilegal,
antidemocrático, militarista, profundamente corrupto, influido ideológicamente
por la revolución cubana y el Foro de Sao Paulo, que ha decidido mantenerse en
el poder a toda costa; y una oposición democrática dividida y contradictoria,
que no ha sido capaz de presentar un coherente programa de acciones
concretas, ni de conducir eficaz y eficientemente a las fuerzas opositoras,
para enfrentar, con posibilidades de éxito, a la dictadura que nos gobierna”.
Sin embargo, ante la última aviesa maniobra del gobierno para ilegitimar a las
organizaciones políticas, ha empezado a forjarse en el liderazgo democrático un
nuevo acuerdo, que deja a un lado la lucha estéril por la supremacía entre los
sectores que integran la alternativa democrática y podría generar el
fortalecimiento de los partidos mayoritarios, al darle cabida al liderazgo, con
arraigo popular, de pequeños partidos, que al no poder renovar sus
organizaciones son, en la práctica, discriminados e impedidos de participar
cabalmente en la lucha política. De materializarse ese acuerdo, la unidad
opositora se verá fortalecida cuantitativa y cualitativamente para continuar la
lucha en condiciones mucho más ventajosas.
De todas maneras, hay
que aceptar, casi como un axioma, que ante la incapacidad
del régimen madurista para solucionar la gravísima crisis nacional, se
desarrollarán poderosas fuerzas sociales que presionarán, de diferentes
maneras, para que ocurra un trascendente cambio político que le ponga punto final
al socialismo del siglo XXI, caracterizado, en todos estos años, por
el absurdo enfrentamiento entre los venezolanos, el hambre, la muerte, la
corrupción, la preponderancia del crimen organizado, la entrega de nuestra soberanía, la
destrucción de PDVSA, de la Fuerza Armada Nacional y del aparato productivo y
otros tantos males generados con la anuencia gubernamental. Esas poderosas
fuerzas sociales irán progresivamente buscando distintas maneras de expresión
hasta que una de ellas se transforme en un eficiente instrumento capaz de
forzar el anhelado cambio político y le ponga fin a la hecatombe chavista.
Lamentablemente, esa circunstancia difícilmente podrá resultar de un proceso
“pacífico, constitucional y electoral” debido a la intransigencia de Nicolás
Maduro que además de desconocer los resultados de las elecciones
parlamentarias, también niega la posibilidad de toda consulta electoral futura.
Por supuesto, esa arbitraria actitud, puede conducir a Venezuela a un casi seguro
estallido de violencia.
Ese incremento
progresivo de un asfixiante clima de caos social, político y económico,
presionará de tal manera sobre las fuerzas sociales, chavistas y no chavistas,
que empezarán a ver con total claridad que la solución no puede esperar las
elecciones de diciembre de 2018. Es demasiado tiempo para cualquier familia
venezolana sometida a la permanente presión que significa el hambre y la muerte
como consecuencia de la escasez de productos de primera necesidad y de medicinas. Soy de los que creen que
esta inmanejable crisis sólo puede tener una solución: la salida de Nicolás
Maduro y su camarilla del poder. Esta
certeza nos conduce de inmediato a dos grandes escenarios posibles: el
derrocamiento de Nicolás Maduro o un cambio de gobierno a través de medios
constitucionales resultantes de una compleja negociación. Esas dos grandes
posibilidades de solución se pueden transformar en algunos posibles escenarios
reales que están casi a la vista de cualquier observador de la grave situación
venezolana. Veamos:
- Una rebelión militar de
algún sector de la Fuerza Armada Nacional, cercana ideológicamente al
Socialismo del Siglo XXI, presionado y respaldado por dirigentes del PSUV y de
los grupos políticos que constituyen el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar,
convencidos de que la permanencia en el poder de Nicolás Maduro comprometería
el destino de la Revolución Bolivariana.
- Un incontrolable
estallido de violencia surgido como consecuencia del creciente agravamiento de
la crisis económica, en medio de una inmanejable escasez de productos de
primera necesidad y de medicinas. El creciente desbordamiento de los desórdenes
públicos, obliga a Nicolás Maduro ordenar que la Fuerza Armada Nacional aplique
el Plan Ávila para restablecer el orden público. El ministro de la Defensa y el
Alto Mando Militar ordenan salir a la calle a los efectivos militares, pero al iniciarse los enfrentamientos y darse
cuenta de la creciente resistencia popular, coincidente con el descontento interno
en los cuadros militares, consideran lo más conveniente pedirle la renuncia a
Nicolás Maduro.
- La renuncia de Nicolás
Maduro, en medio de una creciente e inmanejable crisis
económica, agravada por la declaración de Venezuela en default y la negativa de
los organismos multilaterales y de importantes sectores económicos privados a
facilitar nuevos créditos a Venezuela, si no son aprobados por la Asamblea
Nacional como lo establece la Constitución vigente. Esa compleja negociación
exigirá, tanto del chavismo como de la oposición, un liderazgo fuerte y
suficiente que permita el establecimiento de condiciones políticas convenientes
para poder restablecer la paz ciudadana con el respaldo del sector
institucional de la Fuerza Armada.
Ante
tanta incertidumbre, no es posible establecer cuál de estos escenarios es el
más probable, inclusive podría haber otros, como por ejemplo una combinación de
los mencionados. De lo que sí se puede estar seguro es que, en cualquiera de
estos escenarios, siempre habrá la necesidad de una intervención militar, aun
cuando éste sea el de la negociación entre gobierno y oposición ya que habrá la
necesidad de restituir el orden público o por lo menos contener a los sectores violentos
y armados que traten de impedir el resultado de los acuerdos. Esta compleja
realidad obliga a la Fuerza Armada Nacional a reflexionar, con tiempo y
precisión, las acciones y las medidas que debe tomar ante una situación social
tan explosiva y difícil de contener, como ya se perfila en nuestro país. Lo
primero a estudiar y a definir es la orientación ideológica del gobierno
provisional. No es posible que ese gobierno provisional se vea como una
continuación del anterior por dos razones fundamentales: el rechazo popular al
actual gobierno y la necesidad de obtener una inmediata legitimidad. Un aspecto
fundamental a entender es que la crisis sólo compromete la estabilidad del
poder Ejecutivo, los demás poderes permanecen funcionando legítimamente.
Negociar con ellos es fundamental para que el nuevo gobierno provisional pueda
presentarse ante el mundo con la suficiente legitimidad a fin de poder solicitar
y obtener los recursos financieros necesarios y tantos otros aspectos que una
crisis de esta magnitud exige.
A
mis compañeros de armas:
Ustedes
tienen la inmensa responsabilidad de garantizar la paz en Venezuela. Ante tan
exigente reto, sólo puedo recomendarles que estudien en profundidad los
posibles escenarios que podrían surgir en medio de una crisis como la que está
viviendo Venezuela. Los que yo planteé son imaginarios e intuitivos. No tengo
la información suficiente para poder profundizar en ellos, pero ustedes si la tienen;
además, su deber militar es prever con precisión lo que puede ocurrir. De no
hacerlo tendrán que improvisar en situaciones muy complejas, lo que puede
significar que haya o no un doloroso e injustificable derramamiento de sangre.
Caracas, 12 de marzo de
2017.
@FOchoaAntich