LA
Constitucionalidad MILITAR
Enrique Prieto Silva
Miércoles, 13 de noviembre de
2019
En realidad, el concepto de constitucionalidad militar
como tal no existe, ni debiera existir, toda vez que la constitucionalidad es
cívica y lo militar conceptual y orgánicamente es derivado de la
constitucionalidad, que si ella no lo establece, no existe.
A raíz de los acontecimientos derivados de la muerte de
Chávez, quiérase o no entenderse así, algunos países de América Latina sufren
el descalabro de la falta del insumo económico ausente, que es visto como falencia
por los pueblos beneficiarios que creyeron el cuento de que la espada de Bolívar caminaba por América Latina, como
una falta de gobernanza y no como la perfidia que crearon con el cuento manido
de que es necesario el “justo reparto de la riqueza”.
En realidad, es una perfidia política derivada de la
imperfectibilidad del sistema político que trató de instaurar el difunto
Chávez, imbricándolo en un perverso y manido poder militar que nunca ha
existido, y que, especialmente en Venezuela, ha sido el producto del
militarismo que se dedujo desde su ruptura en Bogotá contra el poder político
de Bolívar, que dio al traste con la Gran Colombia y nos dejó la herencia
“militarista” y cuartelaria en Venezuela.
Es lamentable lo ocurrido por culpa del intento de
apoliticidad de los políticos (valga la contradicción) de finales del siglo XX,
cuando perdieron la brújula, y luego del fracaso de Chávez, se sumaron al
pérfido maremágnum creado con el famoso “Polo Patriótico”, tolerado y aupado
por la gran mayoría de los venezolanos, que engañados con el cuento de la
perversión y desgaste de la política de entonces, abrieron la barrera al craso
militarismo, que no solo se instituyó como política de estado, sino que logró
captar a una gran cantidad de profesionales de las armas (militares), que hoy
no encuentran el rumbo para deslastrarse de ese maligno y perverso desliz. Esa
crápula llamada cívico-militar.
Basados en ese manido constitucionalismo, como dijimos
antes, “…las mafias cambiaron su disfraz por uniforme, creando figuras bélicas
y belicistas, que en lugar de ayudar a la concordia y a la paz pública, transformaron
al ente encargado de la defensa nacional en el mayor pivote político del
régimen auto nominado ‘revolucionario’ y ‘socialista del siglo XXI’; pero para
mayor desgracia, se estableció como norma el cívico-militar, que más que
coyuntura, creó la debacle de la unidad nacional,
trasformando al sector militar en el mayor enemigo del pueblo, donde muchos se
han convencido de que la lucha por recuperar la democracia y volver a la
constitucionalidad pasa por una acción de fuerza militar, que saque al régimen
usurpador, que obviamente, no es régimen militar sino militarista, que destruyó
todo lo logrado después del 23 de enero de 1958…”
Hablamos de constitucionalidad militar, no porque eso
pueda ser posible, solo lo hacemos para que los militares, que si son constitucionales
por su profesión, entiendan que no se les puede desligar de la política por su
constitución del soon politikon, pero
si es necesario dejar de lado su desviación ciudadana, al tratar de creer que
puede mantenerse aislado de la ciudadanía como tal militar e intentar verse
diferente al resto de los ciudadanos, por lo que hay que luchar organizados dentro
del mismo sentido ciudadano, y así debe ser visto por la ciudadanía.
La conceptualización militar no es igual es todas las
latitudes, ya que siendo el militar el hombre de armas por excelencia, el que
debe hacer la guerra, cuando la ubicamos dentro de la política, que es
totalmente nacionalista, no podemos generalizarla, ya que la guerra es
individualizable en cada Estado o nación; por ello, en Venezuela la
constitucionalidad militar está contenida en el articulado que crea y regula a:
la Fuerza Armada Nacional como cuerpo militar, los órganos militares, la
función militar, el servicio militar, las operaciones militares, la profesión
militar, la justicia y los tribunales militares dentro de la jurisdicción penal
militar, y con ella, los delitos de naturaleza militar.
Volvemos a insistir, en que lo ocurrido no es
casualidad; para las décadas 70´ y 80´pasadas, apareció el fenómeno de la
antipolítica, y se hablaba de la "militarización" de las sociedades latinoamericanas
con intentos realizados para insertar a las fuerzas armadas en un sistema
democrático que no produjeron los resultados deseados; una de sus causas fue
separar el mando militar del poder civil y la creación de los estamentos civil
y militar con orientaciones diferenciadas, lo que condujo a creer que lo
militar no debía ser civilista y que los militares no debían participara en la
política, confundiendo el civismo con la partidización de los militares, que
condujo a la formalización de los artículo 328 y 330 de la Constitución,
desgraciadamente mal interpretada por los mandos militares y avalada por el
Tribunal Supremo de Justicia, lo que nos condujo a la debacle.