Así se conoce a los 13 días de octubre de 1962, en los que
Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron a punto de emprender la tercera
guerra mundial, cuando se descubrió que la URSS estaba levantando una
plataforma de misiles en Cuba.
Luego de intensos diálogos para evitar la confrontación, se
llegó al acuerdo que establecía, entre otras cosas, que los soviéticos
retiraban los misiles, si estados Unidos se comprometía a no invadir Cuba, y
así sucedió, por ello la incursión denominada “Bahía de Cochinos” fracasó, ya
que no contaba con el apoyo militar americano. De esta forma, Castro se
garantizó que no existiera invasión militar para sacarlo del poder, y aplastó a
la oposición interna, judicializando su accionar y violando sus derechos humanos,
hasta llevarlos a la ilegalidad.
¿Qué de común tienen el gobierno religioso de Teherán y
Maduro con su revolución? Que ambos están en contra del llamado imperialismo
americano, y juntos están sancionados por EE.UU.
La presencia de iraníes en Venezuela ha sido y es denunciada
a cada momento.
El almirante Craig Faller señaló que “Venezuela está
realizando negocios turbios con el estado terrorista de Irán. Lo hace para
auspiciar el terrorismo”. El presidente Duque ha declarado de asesorías
militares de Irán y la presencia de misiles en Venezuela.
La estrategia de defensa de la revolución socialista para
mantenerse en el poder, desde Chávez y luego con Maduro, pasó por la
conformación de una alianza internacional, donde Venezuela pierde su propia política
exterior, para convertirse en la válvula de la política exterior de Irán,
aumentando así su costo de salida.
Alianza que completa con China, que del total de los
préstamos que ha hecho a Latinoamérica, solo en Venezuela se concentra el 45 %
de lo que entregaron a la región, constituyéndose ahora en los principales
socios, a propósito de la Ley Antibloqueo, y de Rusia, con los negocios de
inversión en petróleo.
De conformidad a esta ley, Venezuela es un territorio cuyos
accionistas son extranjeros, los que estén como los mencionados en alianza
orgánica con el régimen de Maduro. Sin lugar a dudas, aumenta el costo de su
salida, entendiendo que no es posible la salida por intervención militar, ya
que sería confrontar no solo al régimen sino a sus socios con lo que tengan en
el país.
Aumentar el costo de salida para Maduro es asegurarse su
“crisis de los misiles” y con ello su estabilidad, aun cuando el país se caiga
y los venezolanos mueran de mengua. Los objetivos los está logrando, 5 millones
400 mil venezolanos en éxodo, una elección de Asamblea Nacional ya sin
competencias por imperio de la Ley Antibloqueo, pero que le servirá para
edificar su nueva institucionalidad de Estado comunal, Estado socialista.
La comunidad democrática internacional no acaba de entender,
así como no lo entiende el liderazgo opositor, que en el juego de posiciones se
está en tableros diferentes, unos donde solo se piden elecciones, y el régimen
va consolidando su estrategia de consolidar el Estado comunal; otros hablan de
transición, con o sin chavismo, pero nadie los está desplazando para que
sientan que eso es una posibilidad.
Participar legítima la nueva institucionalidad por la
imposibilidad de poder ganar en primer lugar y, en segundo lugar, en razón
porque la diferencia de escaños no será proporcional a los votos, el
oficialismo la diseñó para mantener una abrumadora mayoría. Pero la sola
abstención no es alternativa.
Toda política de oposición debe contar con una visión
geopolítica planetaria, no podemos accionar sin compromisos y acuerdos
internacionales que comprometan a los demás con nuestra causa.
En mi criterio, debemos comenzar ahora, resolviendo un
problema antes de que sea irreversible, es la fragmentación de la sociedad,
trabajando la cohesión social desde las comunidades para lograr buenas
prácticas de entendimiento en la reconstrucción de la sociedad.
Dios nos bendice.