La frase «cese de la usurpación» es un eslogan acuñado por Juan Guaidó al tomar control del llamado gobierno interino. Sin serlo, a primera vista, luce como una consigna política legítima para enfrentar al régimen chavista. Pero subliminalmente esconde la política colaboracionista de la falsa oposición y del G4 que busca desalentar la insurrección civil y militar ante una supuesta inminente caída -cesación- del régimen chavista.
La falacia está construida sobre algunos elementos ciertos para darle alguna veracidad. En efecto, el estado venezolano y sus instituciones han sido usurpadas y están en manos del chavismo, en contra de la voluntad de los venezolanos. Y aunque el rechazo al régimen chavista es mayoritario no hay garantías legales ni constitucionales para revocar ese poder. Ni el chavismo ha dado señales de querer desprenderse del poder por voluntad propia para permitir un cambio de régimen político.
En estricto sentido y bajo el rigor de un estado de derecho con instituciones operativas un poder o autoridad usurpada debería “cesar” de inmediato porque de lo contrario instituciones como el poder legislativo o el poder militar entrarían en acción para corregir la desviación. Pero este no es el caso de Venezuela donde no hay garantías ni estado de derecho. Entonces, ¿Hacia dónde nos lleva el eslogan «cese de la usurpación»?
El llamado «cese de la usurpación» no es más que una simbólica e impotente invitación al chavismo para que respete su propia pseudo legalidad derivada de la constitución de 1999 y abandone -cese- el poder usurpado. Esto asumiendo que en el chavismo hay un mínimo de racionalidad e interés por respetar sus propias formas.
La frase «cese de la usurpación» es un mero eslogan publicitario muy eficiente para ejercicios de mercadotecnia en las redes sociales pero absolutamente inútil para convocar a la acción política. Lo opuesto a un slogan banal y superfluo sería una consigna política que con claridad sintetice un programa e invite a la lucha, por ejemplo “La unidad de los venezolanos para derrocar al régimen chavista.”
Es ingenuidad -¿o cinismo?- esperar que por un convencimiento propio el chavismo algún día, eventualmente, decida cesar en su usurpación del poder político en Venezuela. El llamado «cese de la usurpación» es una invitación a hacer nada y seguir dejando todo en manos del chavismo apostando a encontrar una solución dentro de la pseudo legalidad del mismo régimen usurpador. Es una táctica que ya se ha usado y ha fracasado, una y otra vez, desde 1999 antes de que se inventaran el slogan.
Quienes adornan su discurso repitiendo hasta el hartazgo «cese de la usurpación» solo hacen un falaz juego de palabras que ofrece un desahogo terapéutico a quienes lo escuchan y un mensaje de certeza al régimen chavista de una oposición entrenada y obediente para decir lo permisible y lo políticamente correcto. Por eso quienes usan este tipo de frases, en forma estridente y altisonante, lucen beligerantes ante sus clientelas al tiempo que el régimen chavista les reconoce cierta inmunidad como pago por no pasarse de la raya.
En una tiranía, como lo es el régimen chavista en Venezuela, no podemos quedarnos pasivamente esperando por un cese inercial de la usurpación mientras los operadores políticos, fabricantes de ilusiones y slogans, negocian con el régimen una nueva normalidad. A la usurpación hay que “cesarla” en forma proactiva y esto significa convocar a todos los venezolanos al derrocamiento del régimen chavista usurpador.- @humbertotweets