En el limbo el
espíritu de las leyes
Enrique Meléndez
El arreglo que dio lugar
a la composición del nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) demuestra que
este es un país, donde brilla por su ausencia el estado de derecho; en el
entendido de que no hay independencia de poderes. De hecho, lo primero que se
ha observado es la circunstancia, de que hay varios magistrados, que se han
venido eternizando en el cargo; empezando por Maikel Moreno, de quien se dijo
que iba con destino a Roma, en calidad de embajador, tan pronto como se le
venciera su lapso en la alta magistratura; aun cuando, pesa sobre él la amenaza
de la famosa recompensa, que ofrece EEUU por su cabeza; cuyo currículum está
muy lejos de llenar las credenciales, que se exigen para asumir tal investidura;
cuando más bien se dice que lo que tiene es un prontuario, y por las redes
sociales rueda lo que ha sido una hoja de vida suya; donde se habla hasta de
una conducta perversa.
¿Por qué no repitió en la
presidencia? No olvidemos el famoso episodio de Pedro Carreño; cuando entonces
se refería al caso de unas magistradas, que estaban allí de extras, y que fue
como una especie de misil disparado por mampuesto por Diosdado Cabello a través
de Carreño, que le tumbó el compete al hombre, dicho en términos metafóricos.
He allí la trama, que se bate por dentro de la gente que nos gobierna, y en
donde sobresale el hecho, de que no sólo el TSJ ostenta un color partidista,
sino que es objeto de pugna en las facciones internas del PUSV, y entonces aquí
aparece un número que no esperábamos, y es la presencia de dos representantes
de los partidos colaboracionistas o “Alacranes”, como se les dice en el argot
político, y que, siendo la excepción, confirman la regla, de que sí estamos
ante un TSJ rojo, rojito; bajo la máscara de una supuesta pluralidad; incluso,
hay hasta su parte de nepotismo, si tomamos en cuenta que a Bernabé Gutiérrez
le colocan en la cúpula magistral a uno de sus hermanos. ¿Iba a transigir este
hombre, en lo que atañe al llamado, que le hacían las bases de Acción
Democrática, para que procediera a una reunificación del partido, a propósito
de su ruptura con Henry Ramos Allup? “No, y no –decía-, aquí nadie ha hablado
de unidad; el que quiera militar en AD, que se inscriba”. Aparte, de que lo que
se maneja es que por el momento tiene congelado el proceso judicial relativo a
27 demandas por denuncias de hechos de corrupción, que cursa en tribunales de la República, contra el
susodicho; como parte de las negociaciones que se hicieron, a través de la
llamada Operación Alacrán, para conformar el sector de los colaboracionistas,
diputados algunos de éstos, elegidos en la elección de diciembre pasado, de la
llamada Asamblea Nacional ilegítima (desconocida por la mayor parte de las
democracias del mundo), entre ellos, el propio Gutiérrez; que sería el mismo
caso también de Manuel Rosales, a quien le asignan, asimismo, su cuota de
poder, en lo que atañe al nombramiento de Luis Emilio Rondón, hijo del alto
dirigente de Un Nuevo Tiempo de su mismo nombre, si se tiene presente, que
Rosales fue un perseguido político hasta hace poco, y quien en un momento
determinado tuvo que ir al exilio; por cierto que no se supo si salieron las
dos famosas magistradas extras, de las que hablaba Carreño, y de aquí que se
diga que Maikel Moreno no es ficha allí, sino de Cilia Flores; pues lo que
trataba de mostrar Carreño, es que estas señoras estaban allí impuestas por
Moreno.
Todo esto tuvo como
centro de operaciones la Asamblea Nacional,
y no el Comité de Postulaciones, contemplado en la Constitución como un
órgano autónomo e independiente, facultado para estudiar con absoluta
imparcialidad, precisamente, las credenciales de los postulados; que es por
donde ponen el dedo en la llaga los abogados constitucionalistas; en el
sentido, de que señalan que este tipo de comité se contempla en la Constitución, para el
nombramiento de los integrantes de los poderes, que no son electos por vía del
voto directo y universal; sino a través de la Asamblea Nacional
y, de acuerdo a lo que reza el texto constitucional, estos comités deben estar
conformados por gente autorizada; conocedora de la materia respectiva. Es lo
que recomienda el Comité de Postulaciones; la AN lo aprueba y más nada. En esta oportunidad
vimos a un comité, que no fue tomado en cuenta en lo absoluto; como tampoco fue
tomado en cuenta en su oportunidad el Comité de Postulaciones, que entonces
recibía los recaudos de los postulados a integrar la rectoría del Consejo
Nacional Electoral y, de pronto, de un plumazo el TSJ se arrogó esta función, y
lo dejó por fuera; aunque ya ese es otro tema, pero lo traemos a colación, para
que se vea que una cosa es lo que establece el texto constitucional, y otra la
que dispone la dictadura: una cosa no va con la otra, y que es donde se observa
la marcha irracional de un Estado; pues en la Constitución está la
razón de ser de un pueblo, si es que creemos, parodiando el galerón margariteño,
que una nación tiene sentido, entendimiento y razón.
Claro, este es el
problema del arrebato partidista de las instituciones; de las cuotas de poder,
que se arrogan las camarillas de turno; lo que desnaturaliza, como decía, el
estado de derecho; porque, de acuerdo a la concepción del Estado moderno, el
equilibrio de una sociedad radica en la existencia de tres poderes autónomos e
independientes, y que es lo que no estamos viendo; cuando hay una persona, que
ahora asume la presidencia del TSJ, que no cuenta con una credencial académica
y profesional válida, excepto el de ser abogada del entonces comandante
golpista Hugo Chávez, preso para ese momento en la Cárcel de Yare. Incluso, se
ha comentado que hasta uno de sus títulos es forjado. Aquí no hay ninguna
concepción del derecho; que es lo que se espera de un magistrado; que, como su
investidura lo dice: se trata de un maestro, cuyo decir y obrar constituye un
imperativo; siendo, más bien, ficha partidista, y del personalismo más absoluto.
Está en el limbo el espíritu de las leyes en este país.
Enrique Meléndez: Periodista, Escritor y Reportero, venezolano, Licenciado en Comunicación Social y Filosofía, en la Universidad Central de Venezuela; con estudios de post-grado en el Instituto de Altos Estudios de la América Latina de la Universidad de La Sorbona, París III, de Francia, Columnista del Semanario La Razón, en Venezuela, y autor de un diario político-filosófico, titulado: “Diario de la Quinta República: cronología de la destrucción de Venezuela”, cuyo primer volumen está publicado en la biblioteca virtual de Amazon. Correo: melendezo.enrique@yahoo.com
Twitter: @emelendezo
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