Un crecimiento ilusorio
Enrique Meléndez
El gobierno celebra una
especie de recuperación económica; mientras la arenga de Nicolás Maduro dice
que no hay que desmayar; que la economía presenta un crecimiento económico de
7,5%; de modo que a los venezolanos no nos queda sino frotarnos las manos de
alegría, y la verdad es que nadie lo ha sentido. Es posible que esa cifra dé
como resultado de una operación estadística. Pero, incluso, la situación del
dólar, que uno de sus triunfos hasta entonces había sido el hecho, de haberlo
mantenido durante un lapso de tiempo largo en el entorno de los cuatro
bolívares, de nuevo ha repuntado, y ha venido a rebasar la barrera de los cinco
bolívares, a pesar de que en la página del Banco Central de Venezuela está
estipulado todavía en ese entorno de los cuatro bolívares; una tarifa que rige
para el comercio formal, mas no así para el informal; aun cuando en el formal,
el empresario ya ha hecho el debido ajuste, pues la opinión de los economistas
es que el verdadero valor del dólar anda por los siete bolívares, de modo que
por esta vía hemos visto lo que se conoce como una inflación en dólares.
Lo que sí se observa es
la resignación de una población, que se ha venido acostumbrando al hambre;
cuando no, haciendo de tripas corazón, en el sentido, de que se ha aprendido a
sobrevivir (antes comía yuca con arroz, ahora come arepa con margarina);
mientras lo que en términos bíblicos se conoce como el “Jinete de
No se pase por alto que
venimos de una larga recesión económica, que llevó a caídas de dos dígitos anualmente
del PIB, además de la terrible hiperinflación; dos flagelos que son los que, al
parecer, han venido cediendo. Es verdad, esa situación del dólar, que se detuvo
por muchos meses en el entorno de los cuatro millones, antes de la reconversión
y, ahora, en los cuatro bolívares frenó la situación hiperinflacionaria, es
decir, se desaceleró el ritmo del crecimiento del costo de la vida; mientras
comenzaron a proliferar los famosos bodegones; algunos de los cuales, según se
especula, funcionan como instancias para el lavado de dólares; puesto que la
mayor parte de estos establecimientos pertenecen a militares de alto rango;
ligados, lo más probable, a cárteles de droga, y en donde la mayor parte de los
productos que se expenden son importados, de marcas reconocidas, y que son
traídos al país sin pagos de impuestos, como lo ha venido haciendo ver
Conindustria, en detrimento de la producción nacional, que sí paga impuestos y
paga vacunas y multas y todo lo que signifique matraca de funcionario
rastacuero, y cuya clientela la constituye la gente que gana en dólares en este
país, es decir, la otra Venezuela; porque si hay una brecha social, que ha
crecido en lo que va de régimen chavomadurista es la de los ricos y de los
pobres.
Obsérvese que se ha dado
un fenómeno nuevo, y lo constituye la circunstancia
de la proliferación en nuestras ciudades de vendedores ambulantes, que rematan
unas golosinas, sobre todo, la mayor parte de ellas de chocolate; que, en
efecto, en el quiosco de la esquina, te la tienen a cinco bolívares, mientras
ellos la ofrecen a un bolívar. ¿Su origen? Unas provienen de Turquía, otras de
Irán. El hecho cierto es que usted si viaja en el Metro de Caracas o en
cualquier camioneta de transporte público, allí entra uno y otro buhonero; que
hace alarde de la calidad de su producto (“el que sabe de marcas, dicen, sabe
de calidad”), en lo que un psicoanalista conocería como un gesto de masaje al ego del consumidor, muy propio
de la sociedad del consumo, como diría José Ortega y Gasset; algo que ya se
veía durante los gobiernos de
¿En cuánto está calculado
el ingreso del país por la vía de las remesas de nuestros familiares en el
extranjero? Está estimado entre unos tres mil y cuatro mil millones de dólares.
No se pase por alto que hay ya más de seis millones de venezolanos, que forman
parte de nuestra diáspora, y que hacen grandes esfuerzos en el extranjero para,
al menos, ayudar aquí en lo que se pueda a sus familiares, y que pudiera ser el
origen de esa sensación de crecimiento económico; que Maduro pregona, de
acuerdo a unas estadísticas, como decía, maquilladas, amén de que no dejan esas
remesas de oxigenar la economía; puesto que, como dicen los expertos, este
gobierno sobrevive con tres mil millones de dólares; aparte de lo que le entra
por concepto del narcotráfico y el comercio de oro y de coltán, que extrae del
Arco Minero, y la prueba, de que se trata de cifras maquilladas, está en que
No puede haber
crecimiento económico, además, porque la producción está muy afectada o se
lleva a cabo en medio de grandes limitaciones; que van desde la dificultad,
para conseguir los insumos, hasta la falta de crédito bancario, y esto sin
contar la matraca, el hampa rural o la propia invasión.
Correo: melendezo.enrique@yahoo.com
Twitter: @emelendezo
ANEXO: Un crecimiento ilusorio.doc