ARQUITECTOS DE NUESTRO PROPIO DESTINO
Stanislaw Dubis C.
15 de octubre 2022
Valencia, España.
Hace unos días, bastantes, por cierto, había decidido no escribir más. Las causas fundamentadas en un poco de decepción, un poco de frustración, agotamiento espiritual, pero al final, el gusanito de la inquietud me trajo nuevamente al teclado.
En los últimos meses me he vuelto un tanto selectivo en cuanto a qué leer. Por ejemplo, ni abro los artículos relativos a la pandemia del COVID 19. Lo del cambio climático, menos; ¿artículos de “progres” ?, ¡no, no! Para mí es perder tiempo. Hay manipulación mediática en ambos extremos.
Igual me ocurre en cuanto a nuestra amada Venezuela. Hay articulistas brillantes, generan extraordinarios análisis desde el punto de vista legal, económico, petrolero, muy respetables y en general bien informados sus autores. Todos o casi todos van al ritornello de la causalidad de por qué estamos donde estamos como país y como sociedad. ¿Cuántos plantean soluciones concretas, viables, posibles para resolver el “mal que nos aqueja”? Muy pocos, casi ninguno. Generalmente no termino la lectura por cuanto siento que revolotean sobre el punto que ya todos conocemos, sabemos, vivimos y sufrimos.
Quise colocar el título a este escrito de “arquitectos de nuestro propio destino” por la enorme cantidad de videos, tik-toks, youtubers, tuits, etc. que se producen por la tragedia que viven los miles de ciudadanos que optan por irse a los US vía la ahora tristemente famosa “selva del Darien” en Panamá. Otros publican notas, fotos, entrevistas, chistes, situaciones múltiples que viven o sufren los paisanos que han emigrado, o que intentan hacerlo.
En
la gran mayoría de esas notas que se “guindan” en las diversas redes sociales,
en mi criterio, hay un denominador común. En casi todas veo lo malo, lo feo, lo
triste que somos como sociedad. Los trasfondos pudieran ser de muy variada
naturaleza, pero el mensaje intrínseco es homogéneo. Nosotros los venezolanos estamos
como estamos y somos lo que somos hoy día, por culpa a nosotros mismos.
Aquí no se trata de ver, saber o acusar quién votó o no por el mortadelo de Sabaneta, o por el cucuteño. ¡No! El país ha sido llevado a su ruina por sus propios ciudadanos. Es, en mi criterio, debido a nuestra forma de ser, a nuestra “indio-sincracia” la que nos tiene en este túnel donde no se avizora ninguna luz al final. Que pena me produce decirlo, pero para mí, esa es la gran verdad.
Fuimos una sociedad estructurada sobre cimientos falsos. Vivíamos en un país llenos de contradicciones, de resentimientos, de odio social. Crecimos en una Venezuela de dos caras, la que queríamos ver y la otra que existía al lado, pero la ignorábamos. Yo lo vi en carne propia, lo palpé en Caracas, en los cerros de Petare, En El Valle, en la carretera vieja de La Guaira, en Valencia, En Barquisimeto, Maracaibo, Barcelona. Viví en esas ciudades y por mi condición de oficial pude sentirlo directamente. A mí no me lo han contado.
La indiferencia de esa clase “privilegiada” que existía, al final minoritaria, dio paso a un líder carismático en las elecciones del 98. Chávez “el vendedor de sueños”, eso es algo por lo que no se paga, es totalmente libre y gratis, eso es lo que venden todos los izquierdistas, socialistas, comunistas, etc. Eso se llama esperanza. Esa clase resentida, que era una inmensa mayoría, la compró y “el tipo fue elegido presidente de Venezuela”.
Creo que Chávez hizo todo, durante su triste y nefasta gestión, muy mal, pésimo, peor imposible. Solo hizo una cosa extraordinariamente bien: desató los demonios que los venezolanos llevábamos dentro. Sacó a flote nuestro rechazo por la moral, por los principios y valores, entronizó la anarquía, la indiferencia, la falta de sentido común, el conformismo, etc. La lista de esos “demonios sociales” es muy larga. No hace falta enumerarlos, la estamos viviendo en nuestro día a día. Todos sabemos a qué me refiero.
Venezuela era un país tan extraordinario, que solo los venezolanos sabíamos cómo lograr su destrucción. ¿Quieren ejemplos? PDVSA, Las FFAAN (de antes), Guayana, CORPOELEC, las universidades, El sistema Judicial, etc. ¿Lo destruyeron los marcianos? ¿Los rusos? ¿Los chinos? ¿Los iraníes? No, definitivamente no. Eso ha sido llevado a la ruina por nosotros los ciudadanos venezolanos.
Esa Venezuela que existe hoy, es y será extremadamente difícil de revertir, ha sido llevada a ese vergonzoso lugar por nosotros mismos. ¿De qué nos quejamos entonces? Si tan solo hemos sido arquitectos de nuestro propio destino.
Sacar a Venezuela del foso donde la hemos llevado, requiere, Como dijo Sir Winston Churchill; “sangre sudor y lágrimas”. Es absolutamente indispensable un cambio muy profundo en nuestra sociedad, sin excepción, en todos y cada uno de los niveles que la constituyen. Ese inmenso reto no se va la lograr con “elecciones libres y transparentes”. Si queremos una Venezuela digna, donde podamos vivir con orgullo, donde ese “viva la pepa”, ese que se “come” la luz roja en un semáforo, el que irrespeta los pasos peatonales, y un millón de ejemplos más, eso es justamente lo que hay que cambiar, por supuesto; además, desde luego, de sacar a los narcos políticos que secuestraron la institucionalidad en el país.
Si
queremos ser los arquitectos de un mejor destino, empecemos por cambiarnos
nosotros mismos. Un país se construye con el esfuerzo de todos...
REMISIÓN Y COMENTARIO:
Hola hermano.
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