RELEVO GENERACIONAL:
EL
ESLABON PERDIDO.
Stanislaw
E. Dubis C.
Valencia.
Es.
26/11/2022
A finales del siglo pasado, a Walter Isaacson,
director de la revista Time, se le ocurrió la idea de llevar a cabo una
edición especial con los nombres de las 100 personas mas influyentes del Siglo
XX. En ningún momento se pretendió incluir solo a los líderes positivos y mucho
menos juzgar las acciones de los considerados negativos. En lo personal, yo
aprendí hace tiempo, que el liderazgo es circunstancial y por lo tanto es
consecuencia de múltiples razones.
Para facilitar el proceso de llevar a cabo
esa complicada y difícil tarea, el proyecto de nominar personas fue dividido en
cinco áreas: Líderes y revolucionarios, arte y entretenimiento, constructores y
titanes, científicos y pensadores, héroes e inspiradores.
Albert Einstein fue seleccionado como la
persona del Siglo XX.
En esa larga lista de 100 nombres hay
destacadas personalidades que dejaron su marca, para bien o para mal de la
humanidad en el lapso de esa centuria. Es por lo que encontramos nombres de
líderes tan disímiles como Gandhi y Hitler, Roosevelt, Stalin, Churchill y
Mussolini. En la lista se incluyen también personajes muy conocidos por todos
nosotros: John F. Kennedy, Juan Pablo II, Martin Luther King. Vamos a dejarlo
de este tamaño porque no es nuestro tema central.
En algún sitio, recuerdo haber leído que
justo en el siglo anterior, vale decir el XIX, Venezuela parió venezolanos
insignes y de renombre mundial: Bolívar, Sucre, Andrés Bello, Miranda, Urdaneta
y muchos otros. Iniciando el Siglo XX tenemos nombres de otros líderes como J.
V. Gómez, Eleazar López Contreras, Medina Angarita, Jóvito Villalba, Pérez
Jiménez, Rómulo Betancourt, CAP, Caldera y muchos más. Algunos amados y otros
odiados. Lo digo porque lamentablemente hasta el nombre de Hugo Chávez hay que
incluirlo en esta lista.
Los nombres que menciono en el párrafo
anterior, son referenciales. No pretendo juzgar qué hicieron bien o qué
hicieron mal y desde luego mucho menos opinar a favor o en contra de ninguno de
ellos.
En mis momentos de ocio; de hace ya bastante tiempo, leí un
libro cuyo autor acuña una frase que nunca he olvidado. Creo que esa frase del
escritor estadounidense, Michael Hopf, aplica bien a lo que se vive en el mundo
actualmente: “Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres
fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean hombres
débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles”.
Considero prudente aclarar que, con esta
disertación de contexto conceptual, solo pretendo llegar a nuestra cruda
realidad venezolana pues, de alguna manera, estamos encerrados, como ciudadanos
del mundo, en la evolución de un proceso histórico-cíclico; lo que equivaldría
a decir que lo que estamos viviendo en el mundo actual no es nada nuevo para la
humanidad.
En ese orden de ideas, debemos señalar que
hay autores que se han dedicado a estudiar estos fenómenos sociohistóricos y
fundamentar sus teorías de una manera científica y sólida, por ejemplo,
Alexander Deulofeu formuló la teoría de “La matemática de la historia” y en su
concepto, circunscribe los lapsos de cambios en el mundo en ciclos de 1700
años.
Si retrocedemos a los últimos 2000 años,
luego de la llegada de Cristo, el Redentor, poco más o poco menos vamos a ver
que el mundo ha venido sufriendo cambios constantes y profundos, por lo que
justo ahora nos ha correspondido, supuestamente y de acuerdo a los estudiosos
de esas materias, vivir momentos de transición histórica, cambios necesarios
para un supuesto nuevo y mejor amanecer de la humanidad.
Muy bien, pero ¿Cómo afecta a Venezuela todo
lo anteriormente expuesto?, la respuesta es simple desde mi punto de vista. Un
líder negativo nacido a mediados del siglo XX nos hundió en esta crisis
existencial. Venezuela venía de un transitar de situaciones difíciles y esa
realidad generó hombres que asumieron el reto de sacar al país del marasmo de
la primera mitad del siglo XX. Tiempos difíciles de post guerra mundial
generaron hombres fuertes.
Esos hombres “fuertes” nos llevaron a
vivir en un país distorsionado por múltiples variables, algunos calificados en
su gestión como buenos, otros tachados de malos. A pesar de cualquier
consideración, fueron tiempos relativamente “fáciles” los vividos en Venezuela entre
los años 60 y finales de los 80. No vamos a juzgar a sus actores, la historia
se encargará de ello, pero justamente, esos tiempos de relativa bonanza o
facilidad castraron, según Hopf, el liderazgo emergente. Hoy los que vemos en
el escenario político venezolano, son hombres “débiles”.
Personalmente debo confesar que, me
encuentro en un segmento de vida en el cual puedo sopesar y juzgar con muy
razonado fundamento lo que digo. ¿Dónde está el Rómulo Betancourt que el país
clama hoy? La realidad vigente en Venezuela es indudablemente peor que la
generada por la dictadura perezjimenista en la década de los 50. Pérez Jiménez
al menos no estaba afiliado al sindicato delincuencial internacional. Si se
quiere, y comparamos al período actual versus Pérez Jiménez, este fue un
niño de pecho y hasta básico con todo lo que negativamente pueda haber hecho
durante su régimen.
Algunos han llamado a ese vector social
venezolano de quienes pretenden representarnos políticamente, para salir de la
narcodictadura, la “generación boba”; otros, les llaman “los millenials”.
Me disculpan si hiero alguna sensibilidad, porque al menos yo no veo a ninguno
de ellos con suficiente burdel ni tabaco en la vejiga, como decía don Rómulo,
para enfrentarse al sindicato del crimen que nos “gobierna”.
¿Es exclusivo de Venezuela esta triste
realidad? Pues no. Allí tenemos a Boric en Chile, a Pedro Castillo en Perú, a
Pedro Sánchez en España y si ampliamos un poco más el espectro, al fenómeno
Biden en Estados Unidos, colocado allí por mentalidades maléficas para que los
gobierne un débil.
¿Es que acaso en Venezuela y el mundo se
perdió ese eslabón generacional de liderazgo que permita al país vivir en
condiciones decentes? Yo no lo creo. Ejemplos los hay, sin que quiera con ello
decir que estoy totalmente de acuerdo con sus criterios de gobernabilidad:
Bukele en El Salvador, el mismo Bolsonaro en Brasil, la Meloni en Italia. Ellos
son líderes, personas, que han nacido en los lapsos que llamé la generación
boba, o “millenials”, pero que tienen una motivación fundamental en
común; aman a su país.
Yo
estoy convencido que en el universo socio-comunitario venezolano tiene que
haber alguien que supere la expectativa nacional actual y la arcaica manera de
hacer política, su desgaste y el cansancio que nos embarga. Me niego a aceptar que,
por conformismo o aceptación irreversible, seremos sometidos a vivir la
realidad cubana.
Aquel que logre motivar las masas,
revivirlas, hacerlas participar y materializar un modelo que rompa con lo
tradicional de la lista infinitas de ofertas hechas por los politiqueros y
jamás cumplidas, será el triunfador y enganchará ese eslabón perdido en el cual
el ciudadano común será el actor principal.
“No se trata de pensar cómo conseguir
algo, tienes que actuar, hacer y eso necesita acción y paciencia porque las
cosas geniales no vienen de manera instantánea, vienen a través de tiempo y
esfuerzo” Michael Hopf.
Hasta nuestro próximo encuentro virtual.
REMISIÓN: