DESPERTANDO EL ALMA
MAR. 14. REFLEXIÓN DEL DÍA
LA LIBERTAD DEL PAPAGAYO
Había una vez un mercader que tenía un papagayo que guardaba en una amplia jaula y al que apreciaba mucho debido a su habilidad para hablar con gran destreza.
Un día, el mercader, quien tenía que viajar a la India, país de origen del papagayo, le preguntó qué regalo le gustaría más para traerle. El papagayo, sin titubear, respondió: "la libertad". Ante la negativa del hombre, el papagayo sugirió: "Entonces, por favor, dirígete al bosque en las afueras de la ciudad. Cuando veas otros papagayos posados en los árboles, háblales de mí, explícales lo que me ha sucedido y cómo estoy condenado a vivir en cautiverio. Pídeles que me recuerden mientras vuelan felizmente de árbol en árbol".
Una vez en la India y después de resolver sus asuntos, el hombre se dirigió al bosque y cumplió con el pedido de su ave. Apenas había terminado de hablar cuando un papagayo, similar al suyo, cayó inerte al pie del árbol donde anteriormente había estado posado. El hombre se entristeció al pensar que había causado la muerte del ave y se dijo a sí mismo que debía ser un pariente cercano de su papagayo, profundamente afectado por la trágica noticia que había recibido. Al regresar a casa el papagayo preguntó al mercader si traía buenas noticias de parte de sus congéneres.
"Desafortunadamente no", respondió el mercader con pesar. "Siento no traerte más que palabras dolorosas. Verás, tal y como me pediste, me acerqué al bosque para hacer llegar tu mensaje a los papagayos que allí se encontraban. Pero cuando mencioné tu cautividad, uno de tus parientes cercanos cayó inmediatamente a mis pies".
Apenas había pronunciado estas palabras, el ave también cayó, como fulminada, al suelo de la jaula.
"Estas aves son verdaderamente sensibles", reflexionó el mercader, sorprendido. "¡El anuncio de la muerte de su hermano debe haberlo matado en el acto!"
Lamentando la pérdida del ave que tanto apreciaba, el hombre recogió al animal y lo depositó por un momento sobre el marco de la ventana. En ese instante, el ave pareció recobrar la vida y salió volando hasta posarse en la rama más cercana. Desde allí, se dirigió al mercader para explicar lo sucedido:
"Lo que tú has tomado por una mala noticia era en realidad excelente", comenzó el papagayo. "Se trataba de un sabio consejo. A través de ti, mi carcelero, me han sugerido una estrategia para escapar de mi triste suerte y recobrar la libertad. En fin, me han hecho comprender: Estás prisionero porque hablas. Hazte el muerto, y serás libre".
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LO SIENTO, POR FAVOR PERDÓNAME, TE AMO, GRACIAS.
SOMOS AMADOS Y APRECIADOS MUCHÍSIMO Y PARA SIEMPRE
NO TENEMOS NADA QUE TEMER
NO HAY NADA MALO QUE PODAMOS HACER MAL
YO SOY HIJO DE DIOS Y POR LO TANTO HEREDERO DE TODAS LAS RIQUEZAS DEL UNIVERSO
Arsenio González (El Negro e' Macha)
Cumaná, Venezuela, 14-03-2024.
(X) @aragonzal