FOTO: Imagen REFERENCIAL de Simón Bolívar por cortesía de Efemérides Venezolanas
La impronta de Bolívar
Enrique Meléndez
En la obra de un escritor como Tomás Lander, que fue uno de los fundadores del partido Liberal, en la década de 1820; luego de nuestro proceso de independencia, se observa que el único período, en el que Venezuela es territorio libre de la impronta del Libertador, es el que va desde 1830 a 1842; cuando por voluntad de José Antonio Páez se traen los restos suyos desde Santa Marta, Colombia, donde reposaban; incluso, al saberse la noticia de su muerte, este acontecimiento se celebra. La gente estaba harta de Bolívar. Obsérvese que Lander se permite en 1826 hacer una crítica a la famosa Constitución de Bolivia, pero para llegar al punto específico, escribe un preámbulo, en el que reconoce la grandeza mesiánica del Libertador, con motivo de que se va a permitir abordar desde ese punto de vista su carta constitucional, que quería imponerla en la entonces Colombia, sobre todo en lo relativo al tema de la presidencia vitalicia e irresponsable; irresponsable en el sentido, de que el jefe de Estado no quedaba obligado a presentar Memoria y Cuenta; lo que se veía, en su conjunto, como una especie de monarquía sin corona. ¿Acaso no estamos viviendo la misma realidad, cuando se ha erigido un presidente, que se ha declarado vitalicio, mediante maniobras electorales, y a la hora de presentar memoria y cuenta, lo que hace es leer memorias y cuentos?
A diferencia, de lo que escribe Lander después de 1830, cuando despoja de toda alabanza a la figura del Libertador, y lo comienza a llamar el general Bolívar a secas. Culpable, a su juicio, de haber tratado de subordinar Caracas a Bogotá, que era en el fondo lo que pasaba a ser Venezuela, a propósito del nuevo Estado, que había creado con el nombre de Colombia, a raíz del Congreso de Angostura en 1819.
Por cierto, por las redes sociales llega un mensaje, donde se abordan todo lo que fueron los talentos del Libertador y todo lo que fueron sus hazañas; que me parece que exageran, cuando dice que era capaz de dictar varias cartas en lenguas diferentes a la vez; pues lo que yo tengo entendido era que éste la única lengua, diferente a la suya que hablaba, era el francés y, en el fondo, su visión de mundo era la de un galo de la época de Napoleón Bonaparte; que era su maestro. Por eso Salvador de Madariaga en la biografía, que escribe sobre Bolívar, dice que sus guerras, fueron guerras napoleónicas. Cito además esta obra, que estuvo prohibida en Venezuela hacia la década de 1950, fecha de su publicación, porque nos refleja aquel Bolívar de carne y hueso, que fue lo que chocó a la entonces Sociedad Bolivariana; pero, en especial, porque en sus delirios de grandeza, Madariaga hace ver que Bolívar se consideraba más hazañoso que Napoleón, César y Alejandro Magno. He allí el Bolívar, que va a estar presente en la sociedad venezolana, después de 1821 como una especie de Leviatán, esto es, un monstruo al que hay que rendirle pleitesía.
Cito el preámbulo del famoso ensayo crítico de Lander, para que se vea el espíritu de esa época, y en un momento en que Bolívar se ha peleado con medio mundo por esa Constitución: "¿Cómo, pues se atreverá mi humilde pluma, cómo osará mi entendimiento hacer censura de los rasgos de la mente del Héroe de los héroes; del que ocupa con su fama ambos mundos, del que decora con sus imágenes los alcázares de los reyes; del que ha excedido en valor a César, en sus triunfos a Alejandro, en la prudencia a Catón y en patriotismo a los Decios?" En efecto, esta idolatría se desvanecerá, y ya para 1838, Lander dirá que "desde que destrozamos a su hija (Colombia) predilecta, ya lo denominamos tirano y usurpador".
En la conciencia de Lander se nota; primero, que éste está predispuesto con respecto a las intenciones del Libertador de coronarse emperador, a la manera de Napoleón, sólo que sin las manos de un Papa, pero sí vía Constitucional; bajo la figura de una presidencia vitalicia e irresponsable, y para lo cual necesitaba aquel enorme Estado, que comprendía la Colombia suya: Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, incluyendo allí Panamá: desde El Esequibo, hasta Guayaquil: de océano a océano. El problema es que el centro político de ese vasto imperio lo constituía Bogotá y, en ese sentido, no podía despachar desde Caracas. No obstante, los que habían expuesto la sangre y el pellejo habían sido los venezolanos; pues ningún otro país había podido articular un ejército, como el nuestro. Incluso, en los artículos de Lander de la década de 1820 se nota que siente un prejuicio al llamarse colombiano, y celebra como un triunfo la separación de Venezuela de dicha confederación de naciones en 1830.
¿Qué hace que esta bolivarianofobia, digamos así, se depure a lo largo de esa década de 1830, y entonces en la década de 1840 se inicie la idolatría a su figura? Octavio Paz dice que los pueblos hispanoamericanos tendemos a la idolatría del caudillo, erigido en héroe, a propósito de sus hazañas militares, y al monumento. Aquí invito al lector, a que lea la crónica, que escribe Fermín Toro, con motivo de la llegada de los restos del Libertador a Caracas, por voluntad de Páez, pero también por la voluntad de éste, quien pidió que sus restos fueran llevados a su ciudad natal; para que se vea la apoteosis, que implicaron dichas exequias. Los historiadores marcan aquí el inicio del culto a Bolívar; que llegará a su máximo apogeo con Antonio Guzmán Blanco, quien riega todo el país con estatuas del Libertador. Por supuesto, todos los países le levantan monumentos a sus héroes y, en especial, en Francia Napoleón tiene su panteón aparte de sus héroes militares, científicos y artistas, que reposan en otro lado. El hecho es que aquí se ha llegado al nivel del culto, porque se le toma al Libertador como una figura mitológica, y no desde un punto de vista racional, y que se aprecia en aberraciones como la existencia de estatuillas suyas en los olimpos de los brujos o como el hecho de ponerle a la República el cognomento de bolivariana. La Ley Bolívar: eso los ha montado en cólera.
REMISIÓN:
Date: sáb, 30 nov 2024 a la(s) 7:52 p.m.
Subject: artículo