PORTACHUELO
Por: René Núñez
(*)
Sin gerencia no hay gobierno
exitoso…
El
gobierno de turno nos sigue evidenciando una inocultable incapacidad para
administrar las cosas del Estado con eficacia, transparencia y responsabilidad social
constitucional. Basta revisar los presupuestos manejados en estos casi últimos 12
años y cotejarlos con las obras y los servicios creados, para darnos
cuenta de que los resultados no se
corresponden, no cuadran por ningún lado. Siendo justo con la responsabilidad ciudadana,
incomprensible como un gobierno con casi un billón de dólares recibidos en ese lapso de tiempo no
canceló los pasivos laborales, no construyó la cantidad de viviendas requeridas
por la población (2.000.000), no dotó de equipos, herramientas y medicinas a
hospitales y dispensarios, no mejoró las instalaciones educativas, no preparó
ni fortaleció -como debe ser- los cuerpos de seguridad para combatir la
delincuencia que desangra a diario familias de barrios y ciudades del país; no
invirtió en ciencia y tecnología, ni mejoró la infraestructura vial, entre
otras necesidades domésticas.
La
economía privada productiva la ha estado asfixiando y desestimulando como
política de estado; empresa públicas como
PDVSA, Sidor, Alcasa, Venalum, Bauxilum, Ferrominera, Carbonorca, entre otras, se
encuentren arrojando pérdidas comprometiendo técnicamente su productividad.
La
inflación sigue elevada (alrededor del 30%), la moneda continúa perdiendo valor,
empobreciendo más al ciudadano común; la economía decreciendo -3% en los dos
últimos años, cifra preocupante porque no se aprecia voluntad e interés por los
manejadores de las finanzas públicas para adoptar políticas económicas correctas
y prácticas que detenga la desviación negativa. Una economía de puertos “in
crescendo”, el 80% de lo bienes consumidos en el país provienen del exterior.
Ahora
bien, si el gobierno con la inmensa fortuna de dólares recibida por la renta
petrolera no mejoró la economía, la calidad de vida integral de los
venezolanos, no minimizó los problemas sociales, no aprovechó la oportunidad
para la siembra de petróleo en áreas estratégicas para garantizar la
prosperidad, progreso y desarrollo nacional, como podemos ahora confiar de caras
al futuro que lo va a hacer bien en medio de una grave crisis existencial y
democrática; y bajo el empeño de imponernos en contra de la voluntad del 80% de
los venezolanos de un sistema de vida totalitaria, donde todo pero todo lo
decide el presidente de la república, y cuyas posibilidades de maniobra dependen
fundamentalmente del financiamiento externo, y la política comercial de “ventas a futuro”, Pudiera incluir en el análisis la parte
ideológica como una de las causales del atraso social en que nos
encontramos sumido los venezolanos; sin embargo, esta vez quiero primar ante
todo como causal principal de la actual y manifiesta ineficacia gubernamental
la falta de conocimiento y preparación gerencial de quienes están al frente de
las direcciones públicas; donde prevalece la mediocridad, la improvisación y
una voluntad equivocada de servirse asimismo y no servir a la gente como lo
establece la sagrada Carta magna del 99; a pesar de las buenas intenciones
contenidas en discursos oficiales.
Comparto
el criterio de quienes sostienen de que el rezago de desarrollo nacional obedece a la baja Confiabilidad Humana de los
gobernantes, entendiendo por ésta como una estrategia esencial para gerenciar
la información y tomar las decisiones mas acertadas.
La
gerencia implica formación de competencias, habilidades, actitudes,
aptitudes, toma de conciencia, selección, entrenamiento, motivación, desarrollo
y evaluación; así como un proceso para garantizar la retención y el
conocimiento dentro de la organización (carrera en la administración pública
que no existe en Venezuela).
En los procesos gerenciales o administrativos, la confiabilidad humana garantiza el aseguramiento de la gestión entre un 70 y 90, es decir los resultados programados. Para cada evento mayor (la relatividad de su calificación depende a como nos afecte) ocurren muchos otros eventos. Los comportamientos adversos son incuantificable. Por ejemplo el avión que salió de Venezuela, iba para Colombia y el accidente ocurrió en Cuba. Son esas desviaciones o improvisaciones que distorsionan planes y programas. Las investigaciones del estudio de las fallas de un sistema nos siguen demostrando que las mismas se deben entre un 70 y 90 % a causa de origen humano. ¿Imaginémonos en el plano político-gobierno?
En los procesos gerenciales o administrativos, la confiabilidad humana garantiza el aseguramiento de la gestión entre un 70 y 90, es decir los resultados programados. Para cada evento mayor (la relatividad de su calificación depende a como nos afecte) ocurren muchos otros eventos. Los comportamientos adversos son incuantificable. Por ejemplo el avión que salió de Venezuela, iba para Colombia y el accidente ocurrió en Cuba. Son esas desviaciones o improvisaciones que distorsionan planes y programas. Las investigaciones del estudio de las fallas de un sistema nos siguen demostrando que las mismas se deben entre un 70 y 90 % a causa de origen humano. ¿Imaginémonos en el plano político-gobierno?
La confiabilidad humana descansa en: Poder, Saber y Querer. Poder significa estar en capacidad. Saber
tener conocimiento y querer motivación, voluntad de hacer
las cosas bien y correctas. Estas cualidades deben ser parte del perfil de
quien aspira a gobernar y cumplir con las competencias constitucionales, que vienen
hacer las habilidades técnicas y personales que debe poseer un individuo para
desempeñar un puesto cualquiera.
Un
presidente de la República, un ministro, un gobernador, un alcalde, un diputado
no puede ser uno cualquiera. Deben cumplir con estos requisitos, y deben ser
exigidos por los ciudadanos en el proceso de su elección. Si se aplica estos
parámetros a los funcionarios de gobierno de alto nivel, muy poco los cumplen, incluyendo
los directores de poderes públicos y diputados. ¿Habra ido Chávez a un curso de
formación gerencial en su vida?
(*) Internacionalista. Edición 1118