AFP/ Domingo 18 de octubre de 2009./Por Siavosh Ghazi
Cuarenta y nueve personas perecieron el domingo en el sudeste de Irán, en la frontera paquistaní, en un atentado que decapitó a la jefatura local de los Guardianes de la revolución, el ejército ideológico del régimen, y suscitó acusaciones de Teherán contra Washington.
Entre las víctimas de este atentado suicida sin precedentes se encuentran siete jefes de los Guardianes, entre ellos "el general Nour Ali Shushtari, adjunto al comandante de la infantería de los Guardianes de la revolución, y el general Rajab Ali Mohammad Zadeh, comandante para Sistan-Baluchistan", precisó la agencia de noticias Fars.
Cuarenta y nueve personas perecieron en este atentado, informó el domingo en la noche la agencia Mehr, precisando que esta cifra "puede aumentar aún".
Teherán denunció "un acto terrorista" y acusó a Estados Unidos de estar implicado en este ataque, que según un responsable del poder judicial, fue reivindicado por el grupo rebelde sunita Yundalá.
Estados Unidos condenó el atentado y negó toda participación en el ataque.
"Condenamos este acto terrorista y lamentamos la pérdida de vidas inocentes", declaró Ian Kelly, portavoz del departamento de Estado en un comunicado.
Las acusaciones contra Estados Unidos se producen en vísperas del encuentro que deben sostener el lunes en Viena expertos iraníes, franceses, rusos y estadounidenses para tratar acerca del programa nuclear de Irán.
De otro lado Irán convocó al encargado de negocios de Pakistán en Teherán para protestar contra la utilización del territorio paquistaní por "los terroristas", según la agencia Isna.
"Nos hemos enterado de que ciertos agentes en Pakistán cooperaban con los principales responsables (del atentado) y consideramos que es nuestro derecho reclamar a esos criminales", declaró por su lado el presidente Mahmud Ahmadinejad, quien pidió a Islamabad detener sin tardar a esas personas.
También advirtió que "los criminales recibirán muy pronto una respuesta".
El comandante de las tropas de los Guardianes de la Revolución, general Mohammad Pakpur, prometió igualmente una respuesta "aplastante" a los rebeldes sunitas del movimiento Yundalá, anunció la agencia Fars.
"Los Guardianes de la revolución responderán de manera severa y aplastante a este grupúsculo para que no pueda nunca más atreverse a tales acciones en el país", declaró el general Pakpur, citado por la agencia de prensa.
El atentado se produjo a las 08H00 locales (04H30 GMT) en la ciudad de Pishin, en la frontera con Pakistán, cuando los comandantes de las Guardianes de la Revolución participaban en una reunión con los jefes tribales de la provincia de Sistan-Beluschitán para "reforzar la unidad entre chiítas y sunitas", según la agencia iraní FARS.
"Un hombre que cargaba explosivos los hizo estallar durante una reunión de los jefes tribales" de la provincia con los comandantes de los Guardianes de la Revolución, explicó la agencia.
Después del ataque, los Guardianes de la Revolución emitieron un comunicado en el que acusan a "la opresión mundial de haber provocado a los elementos a su sueldo" para cometer el atentado.
El término "opresión mundial" se utiliza generalmente para designar a los paises occidentales, en particular Estados Unidos y Gran Bretaña.
La población iraní es de 71 millones de personas, de ellas más del 90% chiítas. Pero la provincia de Sistan-Baluchistan, cercana a la frontera con Pakistán y Afganistán, alberga una fuerte minoría sunita.
Esta región es considerada como la provincia menos segura de Irán debido a la presencia de rebeldes pero también de traficantes de droga.
El grupo rebelde sunita Yundalá es generalmente acusado por las autoridades iraníes de llevar a cabo tales acciones armadas.
Este grupo reivindicó el atentado suicida que el 28 de mayo causó 25 muertos en la mezquita chiíta de Zahedan, capital de la región.
En febrero de 2007, un coche bomba estalló al paso de un bus de los Guardianes de la Revolución, dejando 13 muertos y unos treinta heridos también en Zahedán.
Entre las víctimas de este atentado suicida sin precedentes se encuentran siete jefes de los Guardianes, entre ellos "el general Nour Ali Shushtari, adjunto al comandante de la infantería de los Guardianes de la revolución, y el general Rajab Ali Mohammad Zadeh, comandante para Sistan-Baluchistan", precisó la agencia de noticias Fars.
Cuarenta y nueve personas perecieron en este atentado, informó el domingo en la noche la agencia Mehr, precisando que esta cifra "puede aumentar aún".
Teherán denunció "un acto terrorista" y acusó a Estados Unidos de estar implicado en este ataque, que según un responsable del poder judicial, fue reivindicado por el grupo rebelde sunita Yundalá.
Estados Unidos condenó el atentado y negó toda participación en el ataque.
"Condenamos este acto terrorista y lamentamos la pérdida de vidas inocentes", declaró Ian Kelly, portavoz del departamento de Estado en un comunicado.
Las acusaciones contra Estados Unidos se producen en vísperas del encuentro que deben sostener el lunes en Viena expertos iraníes, franceses, rusos y estadounidenses para tratar acerca del programa nuclear de Irán.
De otro lado Irán convocó al encargado de negocios de Pakistán en Teherán para protestar contra la utilización del territorio paquistaní por "los terroristas", según la agencia Isna.
"Nos hemos enterado de que ciertos agentes en Pakistán cooperaban con los principales responsables (del atentado) y consideramos que es nuestro derecho reclamar a esos criminales", declaró por su lado el presidente Mahmud Ahmadinejad, quien pidió a Islamabad detener sin tardar a esas personas.
También advirtió que "los criminales recibirán muy pronto una respuesta".
El comandante de las tropas de los Guardianes de la Revolución, general Mohammad Pakpur, prometió igualmente una respuesta "aplastante" a los rebeldes sunitas del movimiento Yundalá, anunció la agencia Fars.
"Los Guardianes de la revolución responderán de manera severa y aplastante a este grupúsculo para que no pueda nunca más atreverse a tales acciones en el país", declaró el general Pakpur, citado por la agencia de prensa.
El atentado se produjo a las 08H00 locales (04H30 GMT) en la ciudad de Pishin, en la frontera con Pakistán, cuando los comandantes de las Guardianes de la Revolución participaban en una reunión con los jefes tribales de la provincia de Sistan-Beluschitán para "reforzar la unidad entre chiítas y sunitas", según la agencia iraní FARS.
"Un hombre que cargaba explosivos los hizo estallar durante una reunión de los jefes tribales" de la provincia con los comandantes de los Guardianes de la Revolución, explicó la agencia.
Después del ataque, los Guardianes de la Revolución emitieron un comunicado en el que acusan a "la opresión mundial de haber provocado a los elementos a su sueldo" para cometer el atentado.
El término "opresión mundial" se utiliza generalmente para designar a los paises occidentales, en particular Estados Unidos y Gran Bretaña.
La población iraní es de 71 millones de personas, de ellas más del 90% chiítas. Pero la provincia de Sistan-Baluchistan, cercana a la frontera con Pakistán y Afganistán, alberga una fuerte minoría sunita.
Esta región es considerada como la provincia menos segura de Irán debido a la presencia de rebeldes pero también de traficantes de droga.
El grupo rebelde sunita Yundalá es generalmente acusado por las autoridades iraníes de llevar a cabo tales acciones armadas.
Este grupo reivindicó el atentado suicida que el 28 de mayo causó 25 muertos en la mezquita chiíta de Zahedan, capital de la región.
En febrero de 2007, un coche bomba estalló al paso de un bus de los Guardianes de la Revolución, dejando 13 muertos y unos treinta heridos también en Zahedán.
Entre las víctimas de este atentado suicida sin precedentes se encuentran siete jefes de los Guardianes, entre ellos "el general Nour Ali Shushtari, adjunto al comandante de la infantería de los Guardianes de la revolución, y el general Rajab Ali Mohammad Zadeh, comandante para Sistan-Baluchistan", precisó la agencia de noticias Fars.
Cuarenta y nueve personas perecieron en este atentado, informó el domingo en la noche la agencia Mehr, precisando que esta cifra "puede aumentar aún".
Teherán denunció "un acto terrorista" y acusó a Estados Unidos de estar implicado en este ataque, que según un responsable del poder judicial, fue reivindicado por el grupo rebelde sunita Yundalá.
Estados Unidos condenó el atentado y negó toda participación en el ataque.
"Condenamos este acto terrorista y lamentamos la pérdida de vidas inocentes", declaró Ian Kelly, portavoz del departamento de Estado en un comunicado.
Las acusaciones contra Estados Unidos se producen en vísperas del encuentro que deben sostener el lunes en Viena expertos iraníes, franceses, rusos y estadounidenses para tratar acerca del programa nuclear de Irán.
De otro lado Irán convocó al encargado de negocios de Pakistán en Teherán para protestar contra la utilización del territorio paquistaní por "los terroristas", según la agencia Isna.
"Nos hemos enterado de que ciertos agentes en Pakistán cooperaban con los principales responsables (del atentado) y consideramos que es nuestro derecho reclamar a esos criminales", declaró por su lado el presidente Mahmud Ahmadinejad, quien pidió a Islamabad detener sin tardar a esas personas.
También advirtió que "los criminales recibirán muy pronto una respuesta".
El comandante de las tropas de los Guardianes de la Revolución, general Mohammad Pakpur, prometió igualmente una respuesta "aplastante" a los rebeldes sunitas del movimiento Yundalá, anunció la agencia Fars.
"Los Guardianes de la revolución responderán de manera severa y aplastante a este grupúsculo para que no pueda nunca más atreverse a tales acciones en el país", declaró el general Pakpur, citado por la agencia de prensa.
El atentado se produjo a las 08H00 locales (04H30 GMT) en la ciudad de Pishin, en la frontera con Pakistán, cuando los comandantes de las Guardianes de la Revolución participaban en una reunión con los jefes tribales de la provincia de Sistan-Beluschitán para "reforzar la unidad entre chiítas y sunitas", según la agencia iraní FARS.
"Un hombre que cargaba explosivos los hizo estallar durante una reunión de los jefes tribales" de la provincia con los comandantes de los Guardianes de la Revolución, explicó la agencia.
Después del ataque, los Guardianes de la Revolución emitieron un comunicado en el que acusan a "la opresión mundial de haber provocado a los elementos a su sueldo" para cometer el atentado.
El término "opresión mundial" se utiliza generalmente para designar a los paises occidentales, en particular Estados Unidos y Gran Bretaña.
La población iraní es de 71 millones de personas, de ellas más del 90% chiítas. Pero la provincia de Sistan-Baluchistan, cercana a la frontera con Pakistán y Afganistán, alberga una fuerte minoría sunita.
Esta región es considerada como la provincia menos segura de Irán debido a la presencia de rebeldes pero también de traficantes de droga.
El grupo rebelde sunita Yundalá es generalmente acusado por las autoridades iraníes de llevar a cabo tales acciones armadas.
Este grupo reivindicó el atentado suicida que el 28 de mayo causó 25 muertos en la mezquita chiíta de Zahedan, capital de la región.
En febrero de 2007, un coche bomba estalló al paso de un bus de los Guardianes de la Revolución, dejando 13 muertos y unos treinta heridos también en Zahedán.