En buena hora hermanos colombianos
Mañana
7 de agosto de 2010, se posesionará Juan Manuel Santos como el nuevo
presidente de la República de Colombia. Ascenderá al cargo de las manos
del señor Álvaro Uribe, quien deja la presidencia colombiana con una aceptación popular del 70% después de ocho años de mandato constitucional. No
las tuvo fácil Uribe y no las tendrá fácil Santos, pero la tarea más
complicada ya fue recorrida por el presidente saliente y Santos solo
tendrá que rematar los cabos sueltos.
Uribe
deja a Colombia como el segundo país más próspero, seguro y democrático
de toda Suramérica después de Chile. Bajo su mandato Colombia triplicó
la inversión extranjera y redujo a los grupos criminales subversivos de
las FARC y el ELN a su mínima expresión. Hace ocho años los terroristas
contaban con 20 mil hombres y hoy en día no llegan ni a 6 mil
insurgentes. Enfatizando
que 1/3 de ellos se esconde en territorio venezolano, amparados en
militares corruptos y un régimen forajido presidido por Hugo Chávez.
Colombia
ha reducido la pobreza y la criminalidad en más de un 30% y se ha
convertido en un destino privilegiado para turistas de todas las
nacionalidades. Su moneda se ha fortalecido considerablemente llegando
hasta el punto de tener que hacer reajustes fiscales, ya que de lo
contrario la economía se vería afectada por la rápida revalorización del
peso colombiano. Todo lo inverso de Venezuela y los demás países de la región.
Los
secuestros han disminuidos en más de un 50% y ciudades como Medellín,
considerada en un época como la ciudad más violenta del mundo, ya no se
encuentra ni siquiera entre las más peligrosas de la región.
Venezuela
es la antítesis de Colombia y ambos países sirven como ejemplo vivo de
lo que se debe y no se debe hacer con una nación. Qué
vayan ahora los acéfalos comunistas latinoamericanos que se disfrazan
de izquierdosos socialistas, a revisar los índices sociales,
macroeconómicos y microeconómicos de Colombia; espero que después de
darse un baño numérico de realidad económica y socio-política, hablen
menos sandeces.
Hace dos años en una columna me referí a Uribe como el “Roosevelt latinoamericano” y ahora lo vuelvo a reafirmar. Creo que Álvaro Uribe no solo marcó pauta en Colombia, sino que en el futuro muchos gobiernos de la región tratarán de emular sus políticas económicas y sociales. Siempre
estuvo rodeado de gente muy preparada y sus asesores, entre ellos el
mismo Juan Manuel Santos que fue ministro de la defensa, han sido
patriotas a carta cabal.
Santos
tendrá sencillamente que continuar las mismas políticas de Uribe con
una que otra variación personal, nada que no se haya logrado
anteriormente en otros países democráticos del mundo. Colombia tiene
unas instituciones muy bien valoradas que se fortalecieron bajo el
mandato de Uribe y que sirven verdaderamente como contrapeso efectivo al poder ejecutivo del país neogranadino.
La seguridad jurídica es envidiable y precisamente allí radica el quid del asunto. Colombia
ha mantenido siempre esa seguridad jurídica como aliciente imperativo
de inversión, ya sean capitales nacionales o extranjeros. El
dinero es cobarde y nadie que no confié en las reglas del juego,
invertirá en países de dudosa reputación como Venezuela. De hecho,
muchas empresas y transnacionales se han mudado de Venezuela a Colombia
en los últimos años.
Hoy
en día Venezuela tiene el riesgo país más alto del mundo y se ha
mantenido entre los primeros 5 puestos constantemente. Pareciese ser que
en lo único que punteamos a nivel mundial es en criminalidad, corrupción, inflación, desempleo y fuga de capitales.
Indudablemente
la tarea más complicada que tendrá Santos será el aniquilamiento
definitivo de la guerrilla colombiana. Después de las pruebas que ha
presentado Colombia sobre la presencia de los jefes de las FARC en
Venezuela y más de 1.500 guerrilleros en territorio venezolano, Santos
no tendrá gran opción de maniobrabilidad. Eso lo sabe muy bien él ya que formó parte del plan en conjunto con Uribe y las Fuerzas Armadas colombianas.
Las
opciones de Santos son solo dos: O bombardea la frontera y persigue a
los guerrilleros en territorio venezolano, única manera de aniquilar a
la guerrilla definitivamente, o continúa denunciando a Chávez por la vía
diplomática a nivel internacional, incluyendo instancias como la ONU y
la Corte Penal Internacional. Con esto lograría debilitar la imagen del
gobierno venezolano todavía más, pero
les otorgaría a los insurgentes tiempo para reorganizarse y cometer más
atentados, cosa que desde mi punto de vista considero inaceptable.
Ya
veremos que ocurre entre Chávez y Santos con el tema de la guerrilla y
si nuestro enajenado dictador prefiere entregar a los guerrilleros de
manera obligatoria y en contra de su corazón, con tal de poder seguir manteniéndose a corto plazo en el poder.
En
definitiva nuestros hermanos colombianos viven uno de sus mejores
momentos y así como en una época Venezuela era un país envidiable, ahora Colombia se ha convertido en una nación floreciente llena de optimismo y con un futuro promisorio.
Desde
mi tribuna escrita le hago un reconocimiento al presidente Álvaro Uribe
y a todos los hermanos colombianos. Igualmente le deseo a Juan Manuel
Santos toda la sapiencia del mundo y mis mejores deseos serán
proyectados por el bienestar de la nación neogranadina. ¡En buena hora Colombia!
Felicitaciones…
“En
la desgracia la suerte nos unió, el valor nos ha unido en los
designios, y la naturaleza nos dio un mismo ser para que fuésemos
hermanos”
Simón Bolívar
¡Patria, Democracia y Libertad!
Roberto Carlo Olivares
06-08-10