¡Urgencia Nacional!
José Vicente Carrasquero A.
Los
venezolanos están viviendo una crisis sin precedentes en la era petrolera de
nuestro país. Una situación que se caracteriza por una calidad de vida en
niveles de precariedad para la inmensa mayoría de los habitantes de esta tierra
bendecida por tantas riquezas naturales.
Los
conocidos y trillados efectos de una política de fuerte intervención del
gobierno en la economía no se hicieron esperar. Pasó lo que en todos los países
que siguieron la misma receta. La quiebra de la empresa privada, particularmente
de la productora de bienes, una brutal contracción de la economía y un pésimo
manejo de la moneda por las autoridades que rigen las finanzas públicas. Estas
políticas fallaron en países con burocracias mejor formadas que las que tenemos
aquí. Por lo tanto, lo que está pasando está claramente descrito en la
literatura y diáfanamente explicado por los expertos en la materia. Incluso,
los economistas afectos al régimen critican el pésimo manejo que se ha hecho de
nuestras riquezas en los últimos tres lustros (tres períodos presidenciales de
los de antes).
Lo
verdaderamente lamentable son las nefastas consecuencias que esta irracional
forma de conducir lo económico ha tenido sobre la población. Debemos
necesariamente comenzar por el sector salud. En Venezuela están muriendo
personas porque el sistema hospitalario está en el piso. Se reporta que
venezolanos deben sufrir amputaciones porque no se cuenta con suficientes
recursos quirúrgicos para aplicar verdadera medicina moderna, no cubana. Los
pacientes de cáncer tienen que esperar por aparatos y medicinas mientras la
mortal enfermedad hace estragos en sus humanidades. Los pacientes diabéticos
sufren en la búsqueda de las medicinas para mantener una adecuada calidad de
vida. Los pacientes que requieren anticonvulsivos no cuentan para un gobierno
al que no le importa el pueblo. Se ha hecho imposible conseguir lentes de
contacto. Quizás algún burócrata ignorante considera a esos adminículos un
lujo. Lo cierto es que el venezolano reza por no enfermarse. La crisis ha
llegado a las clínicas privadas que comienzan a mostrar problemas bastante
similares a los de los entes públicos.
La
escasez de los alimentos ha sido lo suficientemente documentada. La última de
las luchas es contra el contrabando. Unas acciones que son bienvenidas pero de
las cuales no se debe esperar que resuelvan el problema que trae de cabeza a
los venezolanos como es la búsqueda de un paquetico de lo que sea en donde sea.
Los
repuestos de vehículos y ahora de motos es un asunto que afecta a buena parte
de los venezolanos. Menos vehículos de transporte. Menos posibilidades de
trasladarse con rapidez y economía. Imposible reponer un auto o una
motocicleta. Los que antes dijeron que nos sobraban los dólares, ahora nos
dicen que no hay.
El
default selectivo en el que se encuentra el gobierno se hace más evidente con
el problema de las aerolíneas. Todavía hay algún burócrata que irrespeta a los
venezolanos diciendo que vuelve una aerolínea después de haber atendido el
mundial. ¿IGNORANTE O MENTIROSO? ¿O una peligrosa combinación de ambas cosas?
Lo cierto es que después de tener vuelos diarios a Venezuela, esa línea aérea
informa que tendrá un solo vuelo semanal. ¿Qué tendrá que decir Cheverito?
El
default tiene elementos probatorios adicionales como las deudas a las compañías
ensambladoras de vehículos, laboratorios y proveedores de inventario médico que
ya no nos despachan, vendedores de alimentos que no nos suministran mientras no
se cumpla con la deuda. Lo cierto es que el gobierno no tiene dólares.
¿Para
qué se usan las pocas divisas que nos entran? El gobierno privilegia el pago de
la deuda externa y del servicio de esa deuda sobre las necesidades de los
venezolanos. Y lo hace para que no se le terminen de cerrar los créditos
internacionales y caigamos en una situación todavía peor.
La
situación es de urgencia. Es de extrema gravedad. En Venezuela hay gente que
está muriendo por falta de insumos médicos. Hay gente que muere por falta de
repuestos. ¿Cómo así? Bueno, los que matan para robarle un auto o una moto para
usar los repuestos. Hay gente que muere víctima del hampa desatada. Hay gente
pasando hambre así el gobierno se empeñe en negarlo. Hay gente que vive en una
angustia permanente.
Venezuela
fue catapultada al siglo XVIII. En eso van teniendo éxito. Los niveles de vida
ya son bastante parecidos a los de la primera década del siglo XX. El
venezolano es un menesteroso internacional. Los controles nos han empobrecido
de una manera drástica e inconcebible.
Esta
situación de urgencia debe ser atendida por la clase política en su conjunto.
La cosa no está para juego. La ridiculez de poner cargos a la orden no es
suficiente. La privatización de CITGO no servirá sino para empobrecernos más.
Hacen falta medidas heroicas. Duras medidas que resuelvan de una vez por todas
esta crisis que vivimos desde 1983.
Quienes
fingen gobernar son presidiarios de un discurso ideológico que los hunde cada
día más. Comenzando por quien los preside, tienen poca capacidad de entender lo
que está pasando. De no tomar las acciones que la urgencia requiere, se
enfrentan a la factura que significa un pueblo desbordado después de haberse
hastiado de las mentiras y falsas ilusiones. Esos sucesos siempre terminan
significando una ruptura que lanza al basurero de la historia a aquellos que el
pueblo identifica como causantes de sus males.
Es
menester, necesario, ineludible, inevitable enfrentar esta situación de
urgencia nacional.