En riesgo la soberanía nacional
Fernando Ochoa
Antich
Eso significa la
venta de Citgo. Al hacerlo se pone en
riesgo la soberanía nacional al comprometer una política que permitió a PDVSA
garantizar el mercado norteamericano en condiciones realmente muy favorables. Producimos
el petróleo en nuestros pozos, lo trasportamos a través de nuestros oleoductos
y tanqueros, lo transformamos en nuestras propias refinerías y lo vendemos a
través de 14.500 bombas de gasolina Citgo, propiedad de PDVSA, en la costa Este de los Estados Unidos. Pero
eso no es todo. Las refinerías que se adquirieron en los Estados Unidos fueron
sometidas a un proceso de conversión, similar al que se realizó en las
refinerías venezolanas, para adaptarlas
al craqueo catalítico con el objeto de poder refinar el crudo pesado
venezolano.
Defender la
soberanía nacional no significa decir frases altisonantes cargadas de un
nacionalismo de pacotilla. Al contrario, exige
de políticas bien concebidas que realmente busquen defender los intereses
nacionales. Eso no ha ocurrido en los años de gobierno de la mal llamada
Revolución Bolivariana. Los permanentes errores cometidos, primero por Chávez y
ahora por Maduro, nos ha conducido a este indetenible proceso de destrucción
nacional. Es de gran trascendencia profundizar las razones por las cuales el
gobierno nacional se ve obligado a vender Citgo, sin tomar en cuenta que una
decisión de ese orden, tomada a espaldas de los venezolanos, es un acto de
traición a la Patria. No hay exageración en lo que digo. Esa decisión
compromete fundamentales intereses nacionales.
Al afirmar
responsablemente que Venezuela enfrenta un indetenible proceso de destrucción
nacional no lo hago mediante información del Fondo Monetario Internacional, ni
del Banco Mundial. Voy a utilizar el análisis que sobre Venezuela tiene la
principal calificadora de riesgo chino, la Dagong Global Credit Rating Co, quien
recientemente decidió rebajar la calificación de la deuda venezolana de BB+ a
BB-. Primero, veamos la visión política sobre el gobierno de Maduro: “la
ineficacia que el gobierno muestra para enfrentar el desequilibrio estructural
de la economía y el deterioro de los resultados de su acción social han
producido un creciente descontento de la población con el gobierno. En
consecuencia, el riesgo de inestabilidad política aumentará en el futuro”.
La información
económica produce escalofrío: “serios desequilibrios macroeconómicos
arrastrarán a Venezuela a la recesión en corto plazo. Los problemas estructurales acumulados a través del tiempo,
tales como los tipos de cambio sobrevaluados y la alta inflación se exacerbaron
en el 2013. Por otra parte, la declinación en la producción petrolera y la
fluctuación de los precios internacionales del petróleo harán difícil un
impulso visible de sus exportaciones. En consecuencia, se espera que Venezuela enfrente
una contracción económica del 3,3 % en
el 2014. En ese año, el déficit fiscal se ubicará en el 14, 7 del PIB y se
estima que la deuda pública alcanzará el
52,2 % del PIB y posiblemente superará el 60 % en el 2018”. Agréguele a esto
una inflación cercana al 60%.
En
conclusión, la verdadera razón para la venta de Citgo es que Venezuela está
quebrada. Enfrentar circunstancias tan complejas exige de una nueva orientación política y económica. La
situación económica no mejorará con vender un activo de tanta importancia. En
el fondo lo que se busca es ganar las
elecciones parlamentarias. Me surge una pregunta: ¿Permitiremos los venezolanos
que se comprometa el destino de las
futuras generaciones con una decisión tan irresponsable? Todos los sectores
nacionales deben hacer oír su voz de
protesta. La Fuerza Armada, en particular, debería estudiar a profundidad el
daño que se le haría a la Nación con dicha venta a fin de informarle su
posición al jefe del Estado. No es momento de titubeos, sino de importantes
decisiones…
Caracas,
17 de agosto de 2014.
@FOchoaAntich