EL CUMPLEAÑOS DE LAURA. Por: Sammy Landaeta Millán. Anécdota
FAV
Laura del Valle, es el nombre de mi hija, quien nació un 11
de marzo 1978, bajo condiciones muy especiales en la Clínica Lugo de Maracay,
porque en aquellos tiempos, Seguros Horizonte S.A. era un ente que prestaba un
servicio satisfactorio, a la comunidad inmersa en la Seguridad Social Militar, ya que podría
cubrir, hasta un 85% de un parto normal, según recuerdo. A Laura dedico éste
relato de algunas facetas de mi humilde tránsito, por la geografía nacional, como Piloto de Helicópteros
de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV), tituladas como: EL CUMPLEAÑOS DE LAURA.
Ostentaba el grado de Subteniente de la FAV y había egresado de la Escuela de Aviación
Militar el 5 de Julio de 1975, como integrante de la Promoción Stte. (F)
Francisco José Osorio . Tenía al menos de un año laborando en el Grupo Aéreo de
Operaciones Especiales No 10, unidad en la cual volé como Alférez el
Helicóptero Francés SA-Alouette-III (Al-III) y en dicha unidad recibí el ala de
pecho de Piloto de la FAV, pero los dos primeros años de servicio profesional,
los cumplí, sin abandonar la actividad de vuelo, en el Grupo Aerotransportado
Aragua (GATAR) de la Base Aérea el Libertador (BAEL), donde entre 1975 y 1977,
me hice Paracaidista, Maestro de Salto de Paracaidismo y hasta me correspondió
el honor de ser el instructor de Paracaidismo de la Promoción de Oficiales que egresó
de la Academia Militar de Venezuela (AMV) en el año 1978, cuando aún los Paracaidistas
del GATAR, pertenecían a la FAV.
Vivíamos, en un casa rural alquilada en la población
de Palo Negro. Estado Aragua, y estaban de visita mi mama Gacha y mi tía María Angélica -Machía- que asumo
era por el parto de mi esposa. Ese dia,
habíamos regresado de hacer una visita familiar, y luego de acostarme, me
levantaron con la novedad de la llegada de la Cigüeña. De inmediato salimos
para Calicanto en Maracay, donde está la
Clínica en referencia, y por razones de
NO tener experiencia, en cuestiones de alumbramiento, deje la canastilla al NO considerar, que el caso fuese tan rápido. Pero
instantes después comprobé que su mamá, al momento de dar a luz, lo hacía como
beber agua, y NO daba tiempo a nada, ya que una vez
ingresada al quirófano, al instante
salió una enfermera, y me dijo, lo felicito Señor, es una niña, la cual me miró e hizo un puchero,
mientras me la mostraba envuelta en una tela verde, y de allí regresé a Palo
Negro, para buscar su canastilla.
Llame a mi comandante del Escuadrón de Vuelo y le informé la
novedad, quien me felicitó y de concedió dos dias de permiso para que ajustase
ciertas cosas administrativas en el Instituto de Previsión Social (IPSFA) y
antes de los ocho días, me desganaron como copiloto de una misión que tenía
como finalidad apoyar a la Dirección de Fronteras del Ministerio de Relaciones
Exteriores (MRE) en la Sierra de Perijá. Estado Zulia, donde lo tripulantes de Helicópteros,
podíamos percibir un incentivo monetario adicional al sueldo, por dias u horas
voladas, que ayudarían un poco a los gastos que había tenido, por el advenimiento
de mi hija, argumento que me dieron, para enviarme de comisión.
Estábamos en época de Semana Santa y efectuábamos los relevos desde la población de Carretal. Estado
Zulia, hasta los puntos que señalaban la densificación y demacración, para
el posicionamiento de hitos fronterizo en los límites de Venezuela y Colombia.
La misión del MRE era combinada con el Servicio
Geodésico de la República de Colombia. Los sitios de aterrizaje eran en altura.
Los cerros y los vientos de la Sierra de Perijá
NO nos ofrecían buenas condiciones para la operación con personal y carga
de alimentos, enseres, cemento, piedra,
arena y formaletas para la construcción de los Hitos, de demarcación de la Frontera.
Volaba como copiloto del Tte. (Av.) Orlando Moreno Guillén, quien daba las
instrucciones de carga y su distribución interna en Helicóptero UH-1H de la
FAV, para los efectos del peso y balance. Pero los vientos y lo accidentado del
terreno, estaban en nuestra contra. El día Jueves Santo, nos disponíamos a aterrizar
en un improvisado helipuerto, el piloto
me ordenó que le pusiera los pies a los pedales y la manos a los controles de
vuelo de la aeronave y de repente me dijo: !Nos jodimos Sammy! pero luego logró
aterrizar el helicóptero, entre varias piedras y desde mi posición de vuelo, vi
a través del plexiglás de los pedales, un farallón de NO menos de 300 metros y la
nave, se balanceaba, pero se detuvo.
Desde allí regresamos al campamento en Carretal, y operamos
hasta que nos correspondió relevar la máquina y su tripulación, volando hacia Maracaibo, luego a Barquisimeto
y finalmente a BAEL. En la referida base, fuimos objeto de un llamando de atención, porque
el helicóptero tenia roto la tapa de la cubierta del tubo del esquí trasero derecho
y roto el plexiglás superior del lado del piloto, el cual estaba cubierto con un
laminado improvisado de zinc, que había hecho la tripulación anterior. Pero en
esa ocasión, gracias a Dios, regresamos vivos, como también lo hicieron las
tripulaciones de Alas Rotatorias, que luego se accidentaron en la zona, con pérdida
de material volante, pero ilesos; sus tripulantes.
Trabajar en el Grupo No 10 de la FAV no era, cosa fácil.
Mientras la comunidad nacional salía a disfrutar y descansar con sus familiares
en épocas de Semana Santa, Carnavales, Vacaciones o Puentes, los Aviadores Militares
salíamos en los Helicópteros de la FAV a cuidar sus vidas en Operativos
Nacionales de Defensa Civil, amén de los operativos de planes república, misiones
conjuntas o de Contra Insurgencia (COIN)
en diferentes partes del País, sin dejar de mencionar los operativos por
inundaciones, pérdidas de aeronaves o embarcaciones y/o
desastres de orden natural que en el tiempo nos llevó a operar diferentes
tipos de helicópteros, en el Desastre de El Limón. Estado Aragua o en el
Deslave de Vargas. Estado Vargas.
Para quienes laboramos como tripulantes en los Helicopteros de
la FAV del Grupo 10, NO había margen de maniobra. Las celebraciones de cumpleaños,
bautizos, comuniones, 15 años u otros, estaban
postergados. Las necesidades del servicio estaban por encima de las cuestiones
de carácter particular, el servicio a la patria estaba primero, y la ayuda a personas o propiedades en peligro,
enmarcadas en la especialidad de Búsqueda y Salvamento (SAR) se imponían, ante cualquier situación.
En esos menesteres transcurrieron los años y seguimos
cubriendo misiones desde Castilletes hasta Punta Playa, y desde Punta Playa
hasta Castilletes, en un periplo territorial de apoyo al desarrollo nacional, a
organismos del estados, a las Fuerzas Armadas, o a la misión táctica o estratégica
asignada a la FAV, con una alta cargo en el apoyo a las misiones COIN, donde
para dar una idea de eso considero conveniente destacar, que en una oportunidad
conocí en el Puesto de CIPA, en el Estado Zulia en fronteras con Colombia, al
hoy Coronel (Ej.) Antonio Guevara Fernández y pasada una semana o dos, nos conseguimos de nuevo, en el Fuerte
Tarabay en Tumeremo. Estado Bolívar.
Pero a propósito del Estado Bolivar, las campañas de
densificación, demarcación y posicionamiento de Hitos por parte de Fronteras
del MRE, también se hacían con la republica
del Brasil. Volábamos desde El Cerro Roraima, hasta la Sierra del Sol, la raya (BV8)
en Santa Elena de Uairen, Icabaru, Los Caribes y nos extendíamos una hora de
vuelo, en el Helicóptero Al-III, hasta Paramichí, un puesto de la Guardia Nacional, selva
adentro, en medio de la nada, donde el Paludismo marcaba la pauta.
El Doctor Yépes Gil, Víctor Delgado o Seijas casi siempre nos
acompañaban en los campamentos y de la Dirección de Fronteras del MRE, muchos
oficiales superiores nos apoyaban incondicionalmente, para lo cual considero hacer
una justa y especial mención al G/B (Av.) Ramón Mendoza Ibarra, con quién coincidí en operaciones de campo, cuando era
Director de Fronteras del MRE y recuerdo que cuando llegaba a los puestos militares
fronterizos, llevaba como presente, para los soldados de la Guardia, el
Ejercito o la Armada, una Bandera
Nacional, con su Honrosa imagen de las SIETE
ESTRELLAS.
El Visitar a la Señora Bárbara y saborear un suculento plato
en su posada, en la carretera desde Icabaru hacia El Paují, en la vía hacia Santa Elena de Uairén; era delicioso, más aún
si lo acompañábamos con una cerveza o un vino de aperitivo, cuando el Dr. Yepes
Gil, despedía a las tripulaciones que
culminaban su misión en su campamento. Conviene mencionar también, que el contacto
de las tripulaciones del Grupo 10 con la civilización, era a través del Radio
HF en la frecuencia de Fronteras o la Defensa Civil, banda que también estaba
sintonizaba en la oficina de Guardia del Grupo 10.
El Señor Dilermando Dei era el Jefe de la Misión y el representante por la comisión de
demarcación Brasileña. El Sargento Santos de Belén do Pará fue nuestro amigo,
al igual que su paisano, el Señor Petekon quien era el de los chistes en
dialecto, Portuñol. Una vez, Santos me preguntó, que si me había graduado en la
Universidad Nacional Abierta (UNA) y le dije que NO, ya que había presentado
mis módulos en Maracay, Maracaibo, San Cristóbal o Ciudad Bolivar, pero NO pude
seguir, porque en los lares, de Icabarú o Santa Elena; NO había una extensión de la UNA.
El 11 de Marzo de 1983 fue día viernes, y teníamos todo
cubierto en los sitios de despliegue de campo del personal Brasileño/Venezolano
y nos encontrábamos en el Campamento de Fronteras, cerca de Icabaru, recordé
que había llevado una botella, para una ocasión especial, e invité al Dr. Yepes
Gil y a los del campamento para que me acompañaran, después de la cena, a un brindis por el quinto Cumpleaños de mi
hija Laura, que estaba a no menos de 1500 kilómetros de distancia, y yo, me disponía a celebrarlo. Buscaron un bizcocho brasileño
y una vela, que por supuesto apagué y cominos
ese manjar con mermelada de guayaba, que era el postre de la cena, proporcionado por el servicial amigo Villico,
el cocinero brasileño, a quien invité y fue autorizado por el Señor Dilermando Deí.
El brindis se prolongó, hasta que llegase la hora de apagar
la planta eléctrica, y en el ambiente de celebración autorizado por el Doctor
Yepes Gil, cantábamos otras canciones para mi hija que estaba en Maracay y
nosotros en el Campamento de Fronteras
cerca de la Población de Icabarú. Hasta hoy, nunca he dejado de recordar
ese evento. Oír entonar el Cumpleaños Feliz en Español y en Portugués, a la
manera de los brasileños, fue maravilloso, mientras seguíamos cumpliendo con la
misión asignada por el Ministerio de la Defensa, la FAV y la Patria, en apoyo a
la Dirección de Fronteras del MRE en combinación con la Comisión de Demarcación
y Densificación de Hitos Fronterizos de la Republica Federativa del Brasil,
con la novedad que el dia sábado en la mañana, el Señor Dilermando Dei, me dijo respetuosamente: Buenos Dias mi Teniente.
Muchas felicidades para su hija, pero le informo que el desayuno en el
campamento, está retardado, ya que Villico se quedó dormido, porque estaba celebrando:
EL CUMPLEAÑOS DE LAURA.
Cita:
“Nuestra vida no
es otra cosa que la herencia de nuestro país”.
Simón Bolivar
Coronel ® (FAV) Sammy
Landaeta Millán
Naguanagua, 9 de
Septiembre de 2019-09-09
@ProtestaMilitar
Foto: Icabaru / PlacesMap.net