“C A N T A U R A”.
4 DE OCTUBRE DE 1982
Por: VICENTE LUIS NARVÁEZ CHURIÓN
He decidido escribir estas líneas para reiterar una vez más ante la opinión pública venezolana e internacional, tal como se hizo antes y tantas veces, la realidad de los acontecimientos acaecidos en los alrededores de la población de CANTAURA, Estado Anzoátegui, República de Venezuela, en la mañana del lunes 4 de octubre de 1982, cuando quien escribe y les narra ejercía la titularidad del Ministerio de la Defensa de la República de Venezuela.
Me veo, prácticamente, constreñido a hacerlo ante la cantidad de acusaciones que suelen aparecer cada año en esta fecha aniversario, plagadas de mentiras e inventivas por quienes se ocupan sólo de propagar malignamente falsedades para el desprestigio de las Instituciones y de sus titulares, mucho más ahora cuando el TOTALITARISMO COMUNISTA aupado, apoyado y alcahueteado por muchos cómplices de la misma o peor calaña criminal , están en el poder, el cual ejercen con malvada intencionalidad de destrucción, que se les ha retardado en su consecución, precisamente por hechos como esos acontecimientos referidos al inicio de este escrito pero que, de seguir en el poder, llevará al pueblo venezolanos a la más espantosa de las miserias. Ya estamos a orillas del abismo que nos conduce a la ruina total.
Entonces gobernaba el país el Presidente LUIS HERRERA CAMPINS (QEPD), hombre probo, sincero y demócrata a carta cabal, que no admitía abusos y exigía, por encima de todo, el apego a la legalidad y a la institucionalidad, así como acataba y respetaba la autonomía política y administrativa de todos y cada uno de los Poderes del Estado, y la de todos los organismos y dependencias federales, regionales y municipales. Ello le llevó a solicitar y observar la conducción de las investigaciones que este delicado asunto ameritaba, a fin de dejar todo en claro y que fueran los tribunales correspondientes y el Congreso de la República los órganos llamados a conducir y aclarar los sucesos, así como a determinar ý establecer las responsabilidades de los organismos oficiales y grupos de bandoleros subversivos participantes en tales hechos.
Fue así como el Consejo de Guerra Permanente de Maturín se encargó de CONDUCIR las Averiguaciones Sumariales y de la Investigación de la conducción de los hechos acaecidos en las cercanías de la población de Cantaura, Estado Anzoátegui, por ser de su competencia y estar dentro de su área jurisdiccional, mientras que la Comisión de Política Interior de la Cámara de Diputados del Congreso de la República se abocó al conocimiento e investigación de los mismos hechos. Dos organismos absolutamente competentes e independientes uno del otro, que concluirían con sus respectivas decisiones, en forma de Sentencia Judicial el Consejo de Guerra, que elevaría a conocimiento y ratificación o rechazo de la Corte Marcial de la República, mientras que la Comisión de Diputados antes nombrada, lo hizo con un Informe presentado, como es de protocolo y de procedimiento, ante la Cámara en Pleno y sometido a votación, que resultó aprobatoria.
2.-
Es decir, los tres poderes del Estado tomaron participación activa en la conducción de los hechos que dieron al traste con la pandilla de bandoleros subversivos que, una vez más, alteraban el orden y la paz del país en su extremo oriental, y en la conducción y conclusión de las investigaciones de todo cuanto sucedió ese día en el área mencionada. Nada quedó en el limbo, nada quedó en tinieblas. Todo se aclaró lo suficiente, pese al voto negativo de los partidos políticos de izquierda representados en el Congreso, cómplices descarados de los bandidos que pretendían mantener las operaciones de desestabilización del país y alterar el normal desarrollo de las actividades de la vida nacional, pese a los múltiples llamados a la calma, a la pacificación y a su reincorporación a la vida democrática, que otros de sus “camaradas” y compinches ya habían aceptado, y algunos hasta conquistaron algún curul en el Congreso o fueron elegidos a diversos cuerpos deliberantes en los diferentes niveles de los respectivos poderes del Estado.
Tal como lo afirmé en un programa televisivo realizado a los pocos días de la ocurrencia de tales hechos y en el que participamos, junto al Presidente Luis Herrera Campins, el Ministro de Relaciones Interiores, el Director de la DISIP, el Director General Sectorial de Inteligencia Militar y mi persona, en mi condición de Ministro de la Defensa, “fue algo que tenía que suceder ante la negativa de la serie de bandoleros subversivos actuantes en el Frente Américo Silva, en todo el oriente del país, de acogerse a la política de pacificación iniciada por el gobierno del Presidente Raúl Leoni y continuada por los Presidentes Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campins”. Constantemente se reiteraba el pedido de someterse al proceso de pacificación y muchos de los más recalcitrantes dirigentes COMUNISTAS de entonces se negaba a ello, pues sus pretensiones eran de acabar con la democracia (como lo han hecho desde el año 1999), que ya contaba más de 24 años de establecida y cada día se afianzaba más en el sentir y la confianza del venezolano, hasta la llegada al poder de quien resultaría ser el traidor más grande que registra la historia republicana. Es cierto que no era perfecta pero, como lo afirmaba con insistencia el Presidente Herrera y muchos otros dirigentes políticos, era perfectible.
Los organismos de inteligencia y de seguridad del Estado se ocupaban permanentemente de mantener informados a quienes entonces teníamos el poder de decisión y la responsabilidad por la seguridad de la ciudadanía y del Estado venezolano. Fue así como fuimos enterados, tanto el Ministro de Relaciones Interiores como el Ministro de la Defensa, de los planes macabros que se proponían llevar a cabo los bandoleros subversivos, partiendo de diversos puntos de acción hacia una reunión en las proximidades de la mencionada población de Cantaura, a fin de acordar las operaciones a ejecutar y así mantener en jaque a la población, y ocupadas a las fuerzas del orden y de la seguridad, como lo habían venido haciendo desde los años de 1960 a lo largo y ancho de gran parte del territorio nacional.
Se detectó y comprobó la partida de sendas bandas de bandoleros subversivos desde el Turimiquire y de la población de Pueblo Nuevo, de 50 hombres cada una, en marcha hacia la reunión acordada con los otros 50 que habían establecido su “base de operaciones” en las vecindades de Cantaura.
La posible reunión de esas tres diferentes columnas para la desestabilización del país, era sumamente inconveniente, peligrosa y altamente preocupante, por lo que se determinó no podía permitirse y por ello, tanto el Ministro de Relaciones Interiores como quien suscribe, entonces Ministro de la Defensa, una vez analizadas las informaciones y pruebas presentadas por nuestros organismos de Inteligencia y de Seguridad, decidimos el accionar en contra del núcleo establecido en las afueras de tal población y así impedir su integración con las columnas que iban a su encuentro, a fin de determinar la consolidación para el próximo y continuo accionar de los bandoleros subversivos integrantes del llamado Frente Américo Silva (FAS).
El sábado 2 de octubre tomamos la decisión de combatir a los bandoleros subversivos que acampaban y se preparaban en los alrededores de Cantaura, mediante una acción militar a efectuarse a partir de las 5 am del día lunes 4 de octubre de 1982, iniciándose la misma con fuegos de hostigamiento por parte de la Aviación Militar, lo cual obligó a los “encuevados” a salir de su escondite para la defensa de sus posiciones y enfrentamiento a las tropas del Ejército y a un grupo del Cuerpo Especial de la DISIP, que rodeaban el sitio donde se encontraban los bandoleros quienes por, aproximadamente, veinte años continuos trataban de hacerse del poder para llevarnos a las puertas de la destrucción del país, en cumplimiento de las políticas planificadas, decididas y conducidas por los asesinos del caribe, valga decir los hermanitos macabros, asesinos y comunistas Fidel y Raúl Castro, que a la fuerza pretendían adueñarse de nuestras riquezas, de nuestros recursos, a fin de continuar con los delirios de conquista y de grandeza a lo largo y ancho de todo el continente americano, algo que el traidor más conspicuo y desgraciado, seguido por el cuasi analfabeta en quien, prácticamente, delegó la continuación de las obras de destrucción de nuestra Venezuela, en cumplimiento de las instrucciones provenientes de Cuba y del Foro de Sao Paulo.
Se llevaron a cabo las operaciones militares requeridas que enfrentaron a las fuerzas del orden en contra de los bandoleros enconchados en la mencionada localidad. Luego del resultado totalmente adverso a las bandas de delincuentes, uno de sus máximos dirigentes, el Ciudadano GABRIEL PUERTA APONTE, declaró desde su prisión en el Cuartel San Carlos de Caracas, que “ESE RESULTADO ERA LA CONSECUENCIA DE LUCHAR EN FORMA ABIERTA CON EL EJÉRCITO, SIN OBSERVAR EL PRINCIPIO QUE PARA ELLOS RIGEN ESTAS OPERACIONES”.
Los detractores de oficio, y otros inocentes o repetidores y buscadores de notoriedad, en nada se refieren a esas declaraciones del líder de Bandera Roja, a cuyo movimiento pertenecía el frente Américo Silva, sino que se han ocupado de hacer correr rumores de masacre, asesinatos y tiros de gracia a los bandoleros subversivos fallecidos ese día, sin atreverse a decir, ni ellos ni cuantos lograron escapar del cerco, que el único asesinato que hubo entonces fue el perpetrado en la persona del Capitán (Mayor post mortem)(EJ) JESÚS EDUARDO ÁVILA PAOLINI (+), ordenada su ejecución por el asesino ALEJANDRO VELÁSQUEZ, quien le dio una patada cuando el Capitán estaba en el suelo y luego dispuso se le ejecutara por ser un Oficial, pues le reconoció como tal al verle el bigote que lucía, por lo que ordenó a los dos bandidos cómplices que huían con él que lo mataran, lo cual hicieron al dispararle en la nuca cuando intentaba levantarse. Testimonio presentado ante los Tribunales por los cuatro Soldados que estaban con el Mayor(+) Ávila Paolini.
Es de destacar que ese asesino, Alejandro Velásquez, luego de alcanzar el poder la marea roja COMUNISTA, llega a desempeñarse como vice ministro de tierras. Su condición de ASESINO es parte de las credenciales que se le exige a quienes aspiran a contribuir a la destrucción del país desde algún puesto que le permita sentirse amo de la razón y así tomar las medidas más estúpidas y degradantes para la consecución de los fines grotescos, canallescos y desgraciados que les facilite el alcance de sus fines y la imposición de la ideología más nefasta que el mundo ha conocido y muchos hemos sufrido.
Hoy no se exige un “curriculum vitae” ni capacitación alguna para la asunción de una función, basta con presentar un prontuario de delitos, ser secuestradores o hijos de secuestradores de oficio, y estar dispuesto a acabar con todo cuanto se oponga a los malvados designios comunistas. Seres como estos son los causantes de tanta arbitrariedad y acciones destructoras hasta lograr acabar con la raza humana, si es que antes no sabemos confrontarles y darles el trato que se merecen por sus desaguisados quehaceres con el fin de imponer su escasez de capacidad, de inteligencia y sus deseos de hacernos sucumbir ante las cruentas medidas que nos han traído a la ruina más espantosa que hayamos conocido desde la época de la conquista. Todo lo destruyen, todo lo someten a su control, y sus mejores y únicos aliados en el globo terráqueo son quienes piensan y actúan como ellos. Rechazan la democracia, el progreso, el capitalismo, y dicen buscar ayuda donde no la encuentran, por no existir en los sitios, naciones o países donde han acudido.
Para concluir me permito transcribir una frase de nuestro Libertador, muy apropiada a los momentos cuando se despotrica de la democracia más grande y auténtica del mundo, que espero sirva de lección a los fanáticos seguidores de lo absurdo y aún se dicen admiradores y reconocedores de las proezas de nuestro máximo héroe:
“LOS ESTADOS UNIDOS NOS ENSEÑÓ LA SENDA DE LA INDEPENDENCIA”.
Simón Bolívar- Jamaica, 1815.-
Pompano Beach, FL., 4 de octubre de 2019.
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