Foto: por cortesía del El Diario / @eldiario
PETRÓLEO EN LÁGRIMAS.
Por: Coronel ® (Av.) Sammy Landaeta Millán.
Una inmensa mayoría de venezolanos que amamos la libertad, le dimos al actual sistema de gobierno nuestros nombres, direcciones, números de cédula de identidad, para invocar una medida constitucional revocatoria del mandato de un presidente de la República ineficiente. En contraprestación nos estafaron, nos robaron, manipularon los resultados y el automáticamente revocado, se transformó en un emisario del diablo para utilizar las listas en una penitencia y calvario, por haberse atrevido a firmar contra él. Las mediadas compulsivas, repulsivas, excluyentes, en síntesis, “discriminantes” se utilizan para pasar factura a los actuantes en el 11 de Abril de 2002 y en el evento llamado “paro petrolero.” Las acciones represivas han afectado a empresarios, políticos, periodistas, militares, religiosos, sociedad civil, pero en especial a los trabajadores con calificación de despido de la auténtica corporación energética que tenía Venezuela llamada: Petróleos de Venezuela (PDVSA)
El domingo 4 de Diciembre, antes que el sistema electoral diabólico instaurado en Venezuela recibiera el revés del pueblo, que mayoritariamente no acudió a sufragar en el proceso de elección de diputados a la Asamblea Nacional, nos dispusimos a despedir a un amigo, miembro de la familia del petróleo, que se disponía a salir del país por razones de empleo. En su casa lloraban sus hijos y nosotros, sus acompañantes, porque para colmo su esposa no acudió al aeropuerto porque tenía que cumplir una labor ciudadana, impuesta por el régimen; ser testigo de una mesa electoral y ante la posible represalia, tenía que asistir. Al abordar el vehículo, una emisora de radio difundió en ese momento, la canción, VENEZUELA, el amigo dijo: “Que despedida tan triste.” Para él, atrás quedaban sus hijos, su esposa, su casa, sus bienes, con imperecederos recuerdos que dan fe de su trayectoria en el área petrolera. Pero lo mas importante, detrás de las fronteras que en pocas horas debía cruzar, dejaba la patria a la cual había dado todo por sacarla adelante y quedaba una industria que le dio empleo, preocupaciones, satisfacciones y se transformó en su orgullo primordial y personal, pero ahora fuera de ella, la ve sucumbir ante la férrea administración de un sistema Castro Comunista.
Hoy en Venezuela con honda tristeza observamos la ausencia de amigos, conocidos familiares, miembros de familias enteras que han tenido que emigrar porque el sistema los excluyó, porque se manifestaron contrarios ante una politización desmedida y ante la inobservancia de los méritos, la capacidad y el cumplimento de las normas laborales.
Cuando el usurpador de la presidencia de la República Hugo Chávez Frías habla de la exclusión, el hambre, la miseria, la marginalidad, la buhonería no se acuerda mencionar en que plano colocó a mas de 22 mil familias del sistema petrolero venezolano.
Días atrás recordé que lo que aprendí en los “juegos de guerra” de los cursos medio y de Estado Mayor y operaciones conjuntas de la FAN, se basaba en la conservación de la seguridad de sus ciudadanos y la defensa integral de un país petrolero como lo es el nuestro. En ellos se escenificaba un país hipotético llamado PETROLEA. Estos recuerdos vivieron a mi mente por la narración de un escrito que recibí por Internet que relata un país presente y vivo llamado PETROLIA donde conviven en comunidad en el exterior, muchos venezolanos del petróleo. Ellos se desenvuelven en sociedad no por la conservación Empresarial y Nacional, sino para sobrevivir y educar sus hijos, porque fueron execrados en su país. Nunca imagine que un incapaz, ex miembro de la FAN, traidor, golpista pudiera actuar contra una comunidad élite por razones de pasar una factura por su personal resentimiento social.
Las lagrimas que derrama el sector petrolero excluido de su ambiente laboral, sirven para fortalecer el valor, el arraigo, la condición de sacrificio de su gente por la patria. Debemos reconocer que los trabajadores con calificación de despido de la auténtica PDVSA, han honrado a la patria entregando una alta cuota de sacrificio, soportando el atropello, la persecución, la muerte y llevando sobre sus hombros una sobredosis de lucha; para ellos, esto se traduce en una nueva manera de obtener el crudo; en forma de Petróleo en lágrimas.
Las lágrimas derramadas, están también están presentes en los campos petroleros de: Los Semerucos, Campo Médico, Anaco, Puerto La Cruz, Punta de Mata, Lagunillas, Cabimas y tantos otros. Están también arraigadas a la esperanza de un reconocimiento laboral, de una jubilación, de sus prestaciones sociales que les corresponde. Los petroleros no están exigiendo dádivas al desgobierno. Debemos seguir luchando para que en lo sucesivo, se reconozcan a plenitud los derechos cercenados a los trabajadores despedidos de la PDVSA auténtica, “sin arrodillarnos.”
La forma provocada de ejecutar un genocidio laboral induce a que los trabajadores deben ser reasignados a sus cargos, que tengan acceso a la cancelación de sus salarios caídos y por supuesto su tiempo de servicio que el “gobierno malandro” que tenemos les ha negado por el simple hecho de descartar la capacidad y avalar la mediocridad. Curiosamente ahora observamos que los operadores son supervisores y estos gerentes de áreas. Lo analistas de sistemas y revisión curricular son superintendentes u otros casos gerentes de recursos humanos. La incapacidad impera y las lágrimas se manifiestan en los familiares de accidentados y fallecidos por diversos eventos de derrames, incendios y comprobada mala operación de los sistemas. Se habla de una supuesta producción de 3 millones b/d y se dice que los despedidos no hacían falta, pero no se dan a conocer con exactitud las cifras de cuantos muertos y heridos ha acarreado la impericia y la asistencia de operadores en estado de ebriedad que solamente los avala “estar con la revolución” y lo mas lamentable es que quienes cometen las infracciones aducen que esas normas eran en la antigua PDVSA.
La de ahora, “la denominada Pdvsa del pueblo,” también arremete contra su pueblo, ese pueblo que sigue sufriendo lo embates de una supuesta revolución y que a la par sigue poniendo los muertos. Para Hugo Chávez y sus secuaces es muy difícil entender que son del pueblo, lo más humildes, que sucumben ante los eventos de la mala operación petrolera. Las lágrimas siguen derramándose en los hogares venezolanos por razones del petróleo. No es cuestión de Chavismo o antichavismo. Ni de excluidos y oligarcas, es cuestión de haber cercenado la capacidad de una empresa para colocarla en manos inexpertas y en mentes discapacitadas.
El sistema de gobierno que impera en Venezuela en forma de revolución sabe de la tragedia de un pueblo y en particular su sector petrolero. El desgobierno sigue siendo un dechado de amoralidad en todos los sentidos, para conservar el avance del Castro Comunismo. La única moral que se cuida en el desgobierno es que no se toque el tema relacionado con el alto índice de homosexualismo que impera en la alta dirigencia revolucionaria, lo cual da razón a la enérgica protesta popular que se oye a diario en la plaza Francia de Altamira: ¿Y cuál? ¿Y cuál? ¿Y cual revolución? Con tantos “maricones” mandando la Nación.
Las lagrimas que se derramaron en los hogares venezolanos en las pasadas fiestas decembrinas, por la ausencia de sus seres queridos, que tuvieron que emigrar a otras latitudes, por razones de empleo, son similares a las lagrimas que vertieron de los ojos de los familiares por la pérdida de un numero desconocido de personas lesionadas, heridas y muertas, que sucumbieron en un incendio en el Complejo Refinador Paraguaná, en el Estado Falcón. Para eso si debería tener moral el ministro de Energía y Petróleo, actual presidente de Pdvsa, para dejara de jugar con la voluntad y los sentimientos de un pueblo.
El petróleo en lágrimas se acentúa y la Nación aboga por el retorno a la época de la responsabilidad, la seguridad, la capacidad, el prestigio y la conservación, ahora trasformada en la era de la destrucción de Pdvsa y sus recursos humanos.
Cita: “Lo que se destruye es inútil a todos”
Simón Bolívar
Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán
Caracas 03 de Enero de 2006