El régimen militarista y autocrático que sustenta el usurpador de la presidencia de la República Hugo Chávez Frías en Venezuela, se desmorona. La proximidad de un incierto proceso electoral presidencial, lo muestran en dos áreas incongruentes; en una, nervioso, apesadumbrado, callado, como lector ordenado, y en otra como guapetón, atropellador, amenazante y desafiante. En síntesis, no ha dejado de ser un actor esquizofrénico, tratando de ajustarse a los escenarios y a las circunstancias de la necrosis que lo circunda. El autócrata, hace innumerables esfuerzos para mimetizarse en el ambiente y adopta diversas facetas que le permitan dar indicios de que en Venezuela se conduce un amplísimo proceso democrático, pero lamentablemente los vicios gubernamentales lo consagran como cabeza visible de un régimen de fuerza, basado en la mentira, el odio, la manipulación, la confusión, el irrespeto a las dignidades humanas, adornado con el reciente galardón de la corrupción administrativa, otorgado por el bandidaje cívico militar.
Referimos, que en pro de recuperar su imagen, el desgobierno lanzó una campaña anticorrupción dirigida a “sanear” el ambiente gubernamental revolucionario, lo hizo, identificando casos alarmantes de despilfarro, malversación, dolo y otros. Pero la podredumbre sobrepasó las intenciones y la presión de la olla podrida se manifestó incontenible. Las denuncias acusatorias entre funcionarios ha sido imposible de frenar. La actuación de imberbes Diputados que quieren dar indicios de moralidad de un proceso decadente, fantasioso, mentiroso e incapaz, no se pueden acallar. Ellos, se encuentran ante una pastosa realidad; son parte de un “proceso robolucionario” disfrazado de Socialismo.
En ocasión del recibimiento de su eminencia Jorge Cardenal Urosa Savino, Hugo Chávez vio otra oportunidad de reivindicarse con las masas, desplegó todos los honores correspondientes a la alta investidura de la dignidad eclesiástica y se colocó al lado del ungido, para dar muestras de su apego a la Iglesia Católica Venezolana. Pero el pueblo sabe que esa institución ha sido mancillada, vulnerada, vilipendiada y atacada en forma inclemente. No basta con mostrase “al lado de” sino estar inmerso en la fe cristiana y profesar el respecto a sus pastores y en el pasado reciente, Hugo Chávez y sus acólitos han dado muestras de no comulgar con los procedimientos de la Iglesia Católica.
Hugo Chávez, en su discurso frente al Cardenal Urosa, abogó por la reconciliación y se pronunció por rechazar una “agenda oculta" de la oposición, para el proceso electoral presidencial. Lo hizo sin recordase que hace mas de 7 años alentaron a un pueblo y lo convencieron que acabarían con la corrupción, el hambre y la miseria. Ahora a ese mismo pueblo lo asesinan en nombre de una revolución. En realidad quién tuvo una nefasta agenda a espaldas de la colectividad nacional ha sido precisamente él y sus colaboradores. Nadie pidió, ni sufragó por consolidar un proceso revolucionario Castro Comunista que a la par, va dejando una huella indeleble de dilapidación de recursos del Estado e innumerables personas lesionadas, detenidas, perseguidas, enjuiciadas y muertas por protestar y disentir de su régimen revolucionario.
Pese a esto, los miembros de la iglesia pastoral, peregrina y consejera de las masas en procura del bienestar común, conformaron una comisión facilitadora para el proceso electoral. Pero al parecer el régimen comprueba que los prelados no son útiles para solidarizarse con el bochinche, la ineficiencia y la incapacidad revolucionaria. Se estima que la transparencia de la Iglesia no les conviene para sus designios electorales y el ministro de Información y Comunicación William Lara le lanzó el primer zarpazo, calificó al grupo, como una “comisión escuálida” termino despectivo con que se estigmatiza a la oposición.
Se hace necesario acotar, que desde los inicios del nefasto proceso Hugo Chávez se hizo llamar: Teniente Coronel Ejército, Hugo Rafael Chávez, Frías Presidente de la Republica y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, luego se identificó como “Comandante Hugo Chávez” y en el reciente acto de la firma del contrato con las empresas mixtas para la explotación petrolera, el mismo locutor protocolar revolucionario, lo denominaba: “Ciudadano Hugo Chávez.” ¿Será que el término Comandante no le convenía? O ¿Se dio cuenta que un sector mayoritario del país, no se deja comandar?
Por otra parte, la designación del Teniente Coronel del Ejercito Francisco Arias Cárdenas como Embajador ante las Organización de las Naciones Unidas causó salpullido en la revolución. Arias, quien acompañó a Chávez en el intento de golpe de Estado de 1992, es el mismo que lo retó a medirse en el ámbito presidencial, valiéndose de una gallina, en una cuña televisiva, y algunos sectores del chavismo no comulgan con él. Aunque Hugo Chávez afirmó que su presencia en las filas del gobierno es un “acto de coraje,” los sectores civilistas en contienda con los militaristas dentro el régimen, la calificaron como un "premio a la traición." Así lo sentenció el nefasto diputado responsable por la elaboración de la lista del apartheid de la sociedad nacional, Luís Tascón.
Con el nombramiento de Arias, Hugo Chávez lanza una estrategia de frenar a un posible contendor electoral y lo alienta como un posible candidato a ser su sucesor, generando desesperanza en algunas individualidades que desde el proceso y la FAN todavía veían en Arias Cárdenas una opción opositora al autócrata. Su presencia en el Fuerte Tiuna en Caracas, durante los sucesos del 11 de Abril del 2002 así lo confirmaba. Quizás con esa acción Chávez trunca alguna insubordinación en la Fuerzas Armadas. No hay cabida para sorpresas. Arias está con el proceso y ambos dan borrón y cuenta nueva a la acusaciones de cobarde, traidor, golpista, imperialista y condón. ¡Que falta de dignidad y pundonor!
La presión electoral y la amenaza cierta que siente Hugo Chávez por el cercano fin de su nefasto proceso, lo obligan a mantenerse en un constante búsqueda de atenuantes. Nuevamente utiliza la estrategia de miedo y amenaza con modificar la Constitución para reelegirse indefinidamente. Pero la gangrena social y política que vive la revolución, sobreasa la intención de perpetuidad de su líder y el pueblo decidió amputarla del sistema político venezolano, sin importarle la forma ni el precio.
Cita: “Todo el cuerpo de la historia enseña que las gangrenas políticas no se curan con paliativos”
Simón Bolívar
Coronel (Av.) Sammy Landaeta Millán
Caracas 03 de Abril de 2006