La Organización Civil Gente del Petróleo, alerta al país, ante la progresiva destrucción de la industria petrolera venezolana.
Desde que se inició este régimen militarista, la industria petrolera venezolana comenzó a transitar una peligrosa ruta de decadencia. El respeto a los técnicos y a los roles separados de la política y la operación, comenzaron a diluirse. El nombramiento de una misma persona en los cargos de Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA, rompió la regla de oro de la administració n en referencia, y como lo dice la sabiduría popular: “nadie puede pagarse y a la vez darse el vuelto”. La política opacó a la tradicional ejecutoria de Alta Gerencia. En el ínterin tuvieron la osadía de desarmar la estructura empresarial al botar a 23.000 técnicos, además de corazón y cerebro, el mejor ejército civil de América Latina, por unirse a la huelga general del 2003. Y se jactó con orgullo el Teniente Coronel ante tal desatino, al decir en la Asamblea Nacional: “yo provoqué el paro”.
La industria ha sido llevada, en las narices de todos los venezolanos, hacia un despeñadero. La producción bajó de 3,3 millones de barriles diarios hasta 2,1 millones. Los daños a los yacimientos y a las instalaciones de producción son cuantiosos. Las refinerías sufren accidentes e incendios de forma rutinaria. De exportadores de gasolina pasamos a ser importadores. Puro desastre. De ser la segunda empresa petrolera del mundo, orgullo de los venezolanos, hemos pasado a ser una industria en proceso de quiebra, ante el asombro del mundo que no lo puede creer. PDVSA pasó de ser una dinámica empresa, pivote del desarrollo nacional, a convertirse en una carga para la nación. De ser una empresa técnica de primera línea, a ser apéndice de intereses políticos partidistas.
La que otrora fue la Industria que ocupó un alto sitial a nivel internacional, ha sido destruida. De una Corporación Energética Integrada en su Cadena de Valor: Exploración, Producción-Refinació n y Mercadeo, pasamos a una Empresa Operativa Local sin funciones neurálgicas, súper dimensionada en el absurdo, y contraria a la visión de una empresa de esta magnitud, que debe manejarse con personal altamente técnico, con criterio comercial y no bajo una orientación político-ideoló gica.
En diez años del régimen de Hugo Chávez Frías, la Venezuela de hoy, gracias a los elevados precios del petróleo, recibió ingresos brutos por más de 800.000 millones de dólares. Pero paradójicamente, mientras más dinero recibe, queda más debilitada. Pésimas políticas y pésima gerencia, rociadas por una gigantesca corrupción, han conllevado a alcanzar niveles críticos que han afectado su capacidad de producción a corto y mediano plazo, mientras que por primera vez en la historia del país, se incrementa el peso de un endeudamiento, que compromete las reservas petroleras a futuro
Ante este panorama resulta primordial que todos los venezolanos, sin distingo político, nos enteremos de la realidad aplastante de PDVSA, que compromete la viabilidad económica de un país que ha basado su desarrollo en el ingreso petrolero. La industria medular de la economía venezolana vive una hora dramática de destrucción y corrupción, amparada desde los estratos más altos del poder, en estado agónico, con políticas erradas e improvisadas, convirtiéndola a pasos agigantados en una empresa inviable nacional e internacionalmente, un antro de corrupción y una verdadera caja negra, con la consiguiente distribución de la renta petrolera a cambio de obediencia y sometimiento político.
Quienes integramos Gente del Petróleo, conscientes de la importancia de esta industria en el patrimonio de los venezolanos de hoy y las generaciones futuras, levantamos nuestra voz de alerta para la defensa de nuestro patrimonio petrolero. Así, hemos decidido una vez más informar a la nación acerca de los aspectos más relevantes que están ocurriendo y comprometen a nuestra industria petrolera:
· Primeramente destacaremos que su nacionalizació n a partir de 1976, ha sido la acción más exitosa en la historia de esta industria en el mundo, y lo hicimos los venezolanos. PDVSA llegó a ubicarse entre las empresas más importantes, en cada una de sus actividades fundamentales: exploración, producción, refinación y comercializació n. Todo esto se debió a haber mantenido un esquema que tomaba como base el mérito y la no injerencia política partidista en el negocio.
· Se incrementaron la producción de petróleo, de gasolina, se internacionalizó la industria hacia Europa y Estados Unidos, se creó INTEVEP, el CIED, se inventó la ORIMULSIÒNR. Se transformó a las aisladas transnacionales de 1976, en un emporio energético que hoy estaría produciendo 6 millones de barriles diarios de petróleo. Y eso lo hicimos CON PERSONAL VENEZOLANO: QUE ORGULLO.
· El esquema descrito, se mantuvo hasta 1999, cuando se inicia el régimen militarista del Tte. Cnel. (R) Hugo Chávez Frías. A partir de entonces, se rompe con el compromiso tácito, adquirido por los partidos políticos de mantener a PDVSA fuera de la influencia político – partidista y se inicia un proceso de deterioro de la empresa, siendo su punto culminante el despido de más de 23.000 trabajadores, en su mayoría en áreas claves para el manejo de la empresa. Más de 300.000 años de experiencia fueron desechados. Aquí es importante destacar que antes de retirarse de sus funciones esos trabajadores, conscientes de su responsabilidad, tuvieron el cuidado de entregar las instalaciones en las cuales laboraban, en perfectas condiciones, haciéndose constar en actas y ante los tribunales competentes. No obstante, el gobierno usó y sigue usando como excusa de la ineficiencia operacional de estos tiempos, un supuesto saboteo. Siendo el único saboteo, el haber prescindido de esos trabajadores, acción nunca vista en el país y en el mundo democrático.
· A partir de ese momento comienzan a reinar la corrupción, la improvisación, los accidentes, el uso de la industria como brazo ejecutor del proyecto político del régimen militarista y de actividades ajenas a una empresa petrolera, y endeudamiento interno y externo. Hoy en día prosigue la destrucción con la expropiación de empresas conexas al sector petrolero.
Este irresponsable manejo de la industria petrolera ha llevado a PDVSA a sufrir daños irreversibles, sobre los cuales una vez más alertamos al país y que a continuación mencionamos:
ü Daño a los yacimientos disminuyendo su capacidad de producción.
ü El parque refinador de Venezuela está seriamente afectado en su integridad física por falta del mantenimiento adecuado a las instalaciones y no se aplican los procedimientos técnicos característicos de estas instalaciones. Esto acarrea inmensas pérdidas económicas, reduciendo la producción de combustibles (gasolina y gasoil) y lubricantes, asfaltos, y solventes, e incumpliendo con la calidad establecida internacionalmente. Por otra parte los frecuentes accidentes e incidentes, no siempre reflejados en las estadísticas de siniestralidad, comprometen severamente la integridad de las comunidades vecinas a las instalaciones y de las vidas de quienes en ellas laboran. Este manejo ineficiente ha traído como consecuencia la importación de gasolina o de sus componentes para satisfacer la demanda del mercado nacional, cuando antes éramos exportadores netos.
ü Acabaron con la ORIMULSIÓNR. Tenemos importantes reservas de crudos pesados y sin embargo, acabamos con el acervo tecnológico -para su explotación y manejo- al destruir al Intevep y, sobre todo, al inmiscuir a verdaderos improvisados y desconocedores de esta materia, cuando los venezolanos hemos debido ser quienes dictásemos cátedra en materia de crudos pesados y extra-pesados a nivel mundial.
ü Se pierden mercados naturales a cambio de mercados con fletes mucho más costosos.
ü La última acción en esta orientación bizarra fue la expropiación de empresas conexas con más de 50 años de operación en el lago de Maracaibo, poniendo en riesgo las operaciones y la actualización del acervo tecnológico en la actividad de inyección de pozos.
Toda esta situación y las consecuencias que acarree, tienen como responsables directos a todas las personas que conforman la cadena de mando en el sector petrolero, empezando por el Teniente Coronel quien comanda estas acciones destructivas y perversas. La misma refleja que cuando luchamos por la no politización de PDVSA, estábamos en lo correcto. En esa oportunidad temíamos por la perturbación que podía ocasionar la injerencia política tradicional en Venezuela, como ocurría en otras empresas estatales. Hoy estamos ante una situación peor, se quiere cambiar nuestro modelo de democracia, de estado de derecho y de libre mercado por uno totalitario- comunista. Solo en este marco de referencia pueden entenderse las decisiones que en materia petrolera se han tomado en los años recientes.
El régimen militarista en su intento de implantar su nuevo modelo no se ha detenido, violando para ello la Constitución. Los poderes judicial, legislativo, electoral y moral no son más que sumisos brazos ejecutores de las órdenes del Comandante en Jefe.
Tomando en consideración la anterior situación de la industria y que el petróleo seguirá teniendo una participación importante en la matriz energética en las próximas décadas, la Gente del Petróleo se propone seguir en su tarea de dar a conocer a la opinión pública la forma en que se está manejando la industria, hacer un propuesta sobre la estructura empresarial más adecuada para su recuperación y lograr la relación petróleo – Estado – Nación que permita a los venezolanos lograr el mayor beneficio de la explotación de un recurso que ha estado asociado a su vida en el pasado siglo y lo que va de éste.
Esta situación hay que detenerla y solo podemos lograrlo con el esfuerzo unido de todos los venezolanos.
Desde que se inició este régimen militarista, la industria petrolera venezolana comenzó a transitar una peligrosa ruta de decadencia. El respeto a los técnicos y a los roles separados de la política y la operación, comenzaron a diluirse. El nombramiento de una misma persona en los cargos de Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA, rompió la regla de oro de la administració n en referencia, y como lo dice la sabiduría popular: “nadie puede pagarse y a la vez darse el vuelto”. La política opacó a la tradicional ejecutoria de Alta Gerencia. En el ínterin tuvieron la osadía de desarmar la estructura empresarial al botar a 23.000 técnicos, además de corazón y cerebro, el mejor ejército civil de América Latina, por unirse a la huelga general del 2003. Y se jactó con orgullo el Teniente Coronel ante tal desatino, al decir en la Asamblea Nacional: “yo provoqué el paro”.
La industria ha sido llevada, en las narices de todos los venezolanos, hacia un despeñadero. La producción bajó de 3,3 millones de barriles diarios hasta 2,1 millones. Los daños a los yacimientos y a las instalaciones de producción son cuantiosos. Las refinerías sufren accidentes e incendios de forma rutinaria. De exportadores de gasolina pasamos a ser importadores. Puro desastre. De ser la segunda empresa petrolera del mundo, orgullo de los venezolanos, hemos pasado a ser una industria en proceso de quiebra, ante el asombro del mundo que no lo puede creer. PDVSA pasó de ser una dinámica empresa, pivote del desarrollo nacional, a convertirse en una carga para la nación. De ser una empresa técnica de primera línea, a ser apéndice de intereses políticos partidistas.
La que otrora fue la Industria que ocupó un alto sitial a nivel internacional, ha sido destruida. De una Corporación Energética Integrada en su Cadena de Valor: Exploración, Producción-Refinació n y Mercadeo, pasamos a una Empresa Operativa Local sin funciones neurálgicas, súper dimensionada en el absurdo, y contraria a la visión de una empresa de esta magnitud, que debe manejarse con personal altamente técnico, con criterio comercial y no bajo una orientación político-ideoló gica.
En diez años del régimen de Hugo Chávez Frías, la Venezuela de hoy, gracias a los elevados precios del petróleo, recibió ingresos brutos por más de 800.000 millones de dólares. Pero paradójicamente, mientras más dinero recibe, queda más debilitada. Pésimas políticas y pésima gerencia, rociadas por una gigantesca corrupción, han conllevado a alcanzar niveles críticos que han afectado su capacidad de producción a corto y mediano plazo, mientras que por primera vez en la historia del país, se incrementa el peso de un endeudamiento, que compromete las reservas petroleras a futuro
Ante este panorama resulta primordial que todos los venezolanos, sin distingo político, nos enteremos de la realidad aplastante de PDVSA, que compromete la viabilidad económica de un país que ha basado su desarrollo en el ingreso petrolero. La industria medular de la economía venezolana vive una hora dramática de destrucción y corrupción, amparada desde los estratos más altos del poder, en estado agónico, con políticas erradas e improvisadas, convirtiéndola a pasos agigantados en una empresa inviable nacional e internacionalmente, un antro de corrupción y una verdadera caja negra, con la consiguiente distribución de la renta petrolera a cambio de obediencia y sometimiento político.
Quienes integramos Gente del Petróleo, conscientes de la importancia de esta industria en el patrimonio de los venezolanos de hoy y las generaciones futuras, levantamos nuestra voz de alerta para la defensa de nuestro patrimonio petrolero. Así, hemos decidido una vez más informar a la nación acerca de los aspectos más relevantes que están ocurriendo y comprometen a nuestra industria petrolera:
· Primeramente destacaremos que su nacionalizació n a partir de 1976, ha sido la acción más exitosa en la historia de esta industria en el mundo, y lo hicimos los venezolanos. PDVSA llegó a ubicarse entre las empresas más importantes, en cada una de sus actividades fundamentales: exploración, producción, refinación y comercializació n. Todo esto se debió a haber mantenido un esquema que tomaba como base el mérito y la no injerencia política partidista en el negocio.
· Se incrementaron la producción de petróleo, de gasolina, se internacionalizó la industria hacia Europa y Estados Unidos, se creó INTEVEP, el CIED, se inventó la ORIMULSIÒNR. Se transformó a las aisladas transnacionales de 1976, en un emporio energético que hoy estaría produciendo 6 millones de barriles diarios de petróleo. Y eso lo hicimos CON PERSONAL VENEZOLANO: QUE ORGULLO.
· El esquema descrito, se mantuvo hasta 1999, cuando se inicia el régimen militarista del Tte. Cnel. (R) Hugo Chávez Frías. A partir de entonces, se rompe con el compromiso tácito, adquirido por los partidos políticos de mantener a PDVSA fuera de la influencia político – partidista y se inicia un proceso de deterioro de la empresa, siendo su punto culminante el despido de más de 23.000 trabajadores, en su mayoría en áreas claves para el manejo de la empresa. Más de 300.000 años de experiencia fueron desechados. Aquí es importante destacar que antes de retirarse de sus funciones esos trabajadores, conscientes de su responsabilidad, tuvieron el cuidado de entregar las instalaciones en las cuales laboraban, en perfectas condiciones, haciéndose constar en actas y ante los tribunales competentes. No obstante, el gobierno usó y sigue usando como excusa de la ineficiencia operacional de estos tiempos, un supuesto saboteo. Siendo el único saboteo, el haber prescindido de esos trabajadores, acción nunca vista en el país y en el mundo democrático.
· A partir de ese momento comienzan a reinar la corrupción, la improvisación, los accidentes, el uso de la industria como brazo ejecutor del proyecto político del régimen militarista y de actividades ajenas a una empresa petrolera, y endeudamiento interno y externo. Hoy en día prosigue la destrucción con la expropiación de empresas conexas al sector petrolero.
Este irresponsable manejo de la industria petrolera ha llevado a PDVSA a sufrir daños irreversibles, sobre los cuales una vez más alertamos al país y que a continuación mencionamos:
ü Daño a los yacimientos disminuyendo su capacidad de producción.
ü El parque refinador de Venezuela está seriamente afectado en su integridad física por falta del mantenimiento adecuado a las instalaciones y no se aplican los procedimientos técnicos característicos de estas instalaciones. Esto acarrea inmensas pérdidas económicas, reduciendo la producción de combustibles (gasolina y gasoil) y lubricantes, asfaltos, y solventes, e incumpliendo con la calidad establecida internacionalmente. Por otra parte los frecuentes accidentes e incidentes, no siempre reflejados en las estadísticas de siniestralidad, comprometen severamente la integridad de las comunidades vecinas a las instalaciones y de las vidas de quienes en ellas laboran. Este manejo ineficiente ha traído como consecuencia la importación de gasolina o de sus componentes para satisfacer la demanda del mercado nacional, cuando antes éramos exportadores netos.
ü Acabaron con la ORIMULSIÓNR. Tenemos importantes reservas de crudos pesados y sin embargo, acabamos con el acervo tecnológico -para su explotación y manejo- al destruir al Intevep y, sobre todo, al inmiscuir a verdaderos improvisados y desconocedores de esta materia, cuando los venezolanos hemos debido ser quienes dictásemos cátedra en materia de crudos pesados y extra-pesados a nivel mundial.
ü Se pierden mercados naturales a cambio de mercados con fletes mucho más costosos.
ü La última acción en esta orientación bizarra fue la expropiación de empresas conexas con más de 50 años de operación en el lago de Maracaibo, poniendo en riesgo las operaciones y la actualización del acervo tecnológico en la actividad de inyección de pozos.
Toda esta situación y las consecuencias que acarree, tienen como responsables directos a todas las personas que conforman la cadena de mando en el sector petrolero, empezando por el Teniente Coronel quien comanda estas acciones destructivas y perversas. La misma refleja que cuando luchamos por la no politización de PDVSA, estábamos en lo correcto. En esa oportunidad temíamos por la perturbación que podía ocasionar la injerencia política tradicional en Venezuela, como ocurría en otras empresas estatales. Hoy estamos ante una situación peor, se quiere cambiar nuestro modelo de democracia, de estado de derecho y de libre mercado por uno totalitario- comunista. Solo en este marco de referencia pueden entenderse las decisiones que en materia petrolera se han tomado en los años recientes.
El régimen militarista en su intento de implantar su nuevo modelo no se ha detenido, violando para ello la Constitución. Los poderes judicial, legislativo, electoral y moral no son más que sumisos brazos ejecutores de las órdenes del Comandante en Jefe.
Tomando en consideración la anterior situación de la industria y que el petróleo seguirá teniendo una participación importante en la matriz energética en las próximas décadas, la Gente del Petróleo se propone seguir en su tarea de dar a conocer a la opinión pública la forma en que se está manejando la industria, hacer un propuesta sobre la estructura empresarial más adecuada para su recuperación y lograr la relación petróleo – Estado – Nación que permita a los venezolanos lograr el mayor beneficio de la explotación de un recurso que ha estado asociado a su vida en el pasado siglo y lo que va de éste.
Esta situación hay que detenerla y solo podemos lograrlo con el esfuerzo unido de todos los venezolanos.
¡¡VENEZOLANO!! DECIDE EL TIPO DE EMPRESA PETROLERA QUE DESEAS: UNA EMPRESA PRÓSPERA, QUE PRODUZCA MILLONES DE BARRILES, QUE GENERE DINERO PARA EL DESARROLLO DEL PAÍS, EDUCACIÓN SALUD, INFRAESTRUCTURA…. O UNA EMPRESA PETROLERA POLITIZADA, PRODUCIENDO A DURAS PENAS MILLÓN Y MEDIO DE BARRILES, Y QUE SOLO GENERA RECURSOS PARA REGALARLOS A PAÍSES AMIGOS DEL RÉGIMEN Y HACER DE VENEZUELA UNA NACIÓN DE ESCLAVOS.!!! !!!
USTED decide. ES IMPERATIVO RESCATAR nuestra Industria petrolera.