Los seguidores del depuesto presidente Zelaya mantienen sus movilizaciones
ÁLVARO MURILLO - San José - 12/07/2009
El Gobierno de facto de Honduras ha decidido cumplir dos semanas en el poder levantando el toque de queda, con el argumento de que ya ha logrado devolver la calma a un país aún hundido en una profunda crisis política. Los opositores al régimen que defenestró a Manuel Zelaya el 28 de junio sienten que el gobernante interino, Roberto Micheletti, intenta más bien enviar una falsa señal de sosiego a la comunidad internacional, que desde el primer minuto ha condenado el derrocamiento.
Al menos de palabra, Micheletti se ha comprometido a volver a garantizar las libertades personales, de tránsito y de asociación que se habían puesto en entredicho para los más de siete millones de pobladores de este pobre país centroamericano. Lo anunció en una cadena televisiva pocas horas después de que los seguidores de Zelaya denunciaran la muerte del dirigente de izquierdas Róger Iván Bados. Al parecer, fue asesinado por un grupo armado no oficial que asaltó su casa en la ciudad de San Pedro Sula, según explicó a EL PAÍS Silvia Ayala, congresista hondureña representante del depuesto presidente en las conversaciones que se abrieron esta semana en Costa Rica, con la mediación del presidente Óscar Arias. La Policía Nacional hondureña descartaba al mediodía del domingo tener registrado el fallecimiento de dirigente alguno.
Micheletti, aún apoyado por las instituciones internas y condenado por la comunidad internacional, estimó que ya son menos probables los "delitos" y los desórdenes callejeros, aunque este domingo estaba prevista una multidinaria marcha hacia el centro de Tegucigalpa de las organizaciones que exigen garantías para el retorno de Zelaya a Honduras y su inmediata restitución en las funciones presidenciales durante los seis meses que le restan de mandato.
Mientras, Honduras vive a medias su rutina. Han vuelto a conocerse noticias de crímenes entre pandilleros, los aficionados siguen con atención los juegos de su selección de fútbol y los sectores productivos intentaban aprovechar cada segundo antes de que alguien en el mundo se decida a aplicar un bloqueo económico. Las escuelas y colegios, sin embargo, permanecen cerradas en espera de que las autoridades educativas logren ponerse de acuerdo sobre a quién apoyar u obedecer, si a Zelaya o Micheletti.
Fuera de las fronteras hondureñas, hasta el Vaticano ha clamado al cielo por una pronta solución a la crisis. Estados Unidos intenta mantener las formas diplomáticas que ha prometido Barack Obama y Venezuela se mantiene presente con los discursos de Hugo Chávez, cuya Alianza Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA) sedujo a Zelaya a mitad de su periodo presidencial. Tras su conversión, Zelaya vivió los 11 meses siguientes bajo una fuerte oposición empresarial, institucional y mediática por su cercanía con Chávez y el supuesto interés de saltarse la Constitución para permitir la reelección presidencial.
Calma aparente
Dentro de las fronteras, todo es confusión, por más señales de calma que emita Micheletti. La propia información sobre la muerte del dirigente Bados (sindicalista de la industria textil y posible tercera víctima de la violencia política) resulta difícil de confirmar. La mayoría de medios de comunicación, incluidos algunos internacionales, está alineada y sólo la informalidad de Internet permite conocer ciertas noticias sin demasiada certeza.
La incertidumbre rodea, por ejemplo, la detención, durante la noche del sábado, de varios periodistas de Telesur, la televisión que transmite desde Caracas con un clara posición chavista. Los informadores fueron liberados el domingo por la mañana y se desconocían las razones de la captura. La Policía Nacional adujo que violaron el toque de queda cuando aún estaba vigente. Chávez, en Venezuela, responsabilizó a Micheletti de cualquier daño que sufran los comunicadores y la portavoz de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la venezolana Luz Patricia Mejía, salió en defensa de sus compatriotas. "Es necesario que el mundo sepa y que el pueblo hondureño específicamente sepa lo que sucede en ese país", dijo a la propia cadena Telesur.
Es difícil hallar posiciones intermedias. Óscar Arias intentó adoptarla esta semana, pero no logró sentar a la misma mesa a Micheletti y Zelaya; los representantes de cada uno abandonaron San José sin haber alcanzado acuerdos cuando menos mínimos, como la agenda de las conversaciones o las fechas para reanudarlas. Sólo repitieron sus posiciones y prometieron disposición al diálogo.
Ninguna parte quiere ceder, pero tampoco quiere quedar en evidencia. El mandatario costarricense, Nobel de la Paz de 1987 por su participación en la pacificación centroamericana, ha dicho que la próxima semana podría convocar la segunda ronda de diálogo. Nadie sabe qué habrá pasado para entonces.
Por su parte, Chávez advirtió desde Caracas, en su programa dominical Aló, presidente: "Zelaya va para Honduras en cualquier momento. Les va a aparecer en cualquier parte de Honduras" (...) A esos generales golpistas les queda poco tiempo. No digo pocos días, sino poco tiempo". Chávez dio a entender que la presencia de Zelaya en su país podría dar lugar a un movimiento cívico-militar que tendría por objetivo crear una base de acción para recuperar el poder, informa Efe.
Pausa en el acuerdo con la UE
La crisis política en Honduras mantiene en suspenso el avance en las negociaciones del Acuerdo de Asociación entre Centroamérica y la Unión Europea (UE) por la imposibilidad para saber a cuál de los regímenes en conflicto responderían los delegados hondureños que participan en las conversaciones birregionales. Son éstos, incluso, quienes ostentan en este momento la portavocía centroamericana.
Los Gobiernos de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá esperan que la solución llegue pronto a Tegucigalpa o que Bruselas acceda a continuar la negociación, algo poco probable porque unas de las exigencias europeas ha sido siempre negociar con todos los países en bloque.
El acuerdo de asociación, que hace soñar a los centroamericanos con mayores oportunidades comerciales para acceder al mercado de los Veintisiete, contiene además en su apartado político la llamada "cláusula democrática", según la cual ninguna de las partes signatarias del tratado puede estar gobernada por fuerzas ajenas a la voluntad popular.
Bruselas suspendió hasta nuevo aviso la realización de la octava ronda de negociación, que estaba programada para el 6 de julio. En ella se pretendía consensuar varios de los aspectos más delicados del área comercial y permitir el avance de la negociación con la idea de que Centroamérica y la UE firmen el tratado en el primer semestre de 2010.