Foto: El Universal.com.mx
TEGUCIGALPA (Reuters) - Simpatizantes del depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, chocaron el miércoles nuevamente con las fuerzas de seguridad durante una manifestación en la que exigían la restitución del gobernante.
En el segundo día consecutivo de protestas, miles de manifestantes desfilaron por Tegucigalpa hasta una céntrica plaza donde fueron dispersados por efectivos apostados en las cercanías del Congreso.
Oficiales con escudos y equipos antimotines impidieron el paso de la marcha en una vía que llega al cuerpo legislativo y lanzaron gases lacrimógenos contra el grupo de manifestantes.
Los "zelayistas" respondieron con piedras a los gases lacrimógenos, según un testigo de Reuters, que también vio al menos dos personas heridas.
La policía detuvo al menos a unas cuatro personas.
Testigos relataron que el vicepresidente del Congreso, Ramón Velásquez, fue identificado en las calles aledañas lo que inició acciones de repudio en su contra y la posterior actuación de las fuerzas del orden.
Las personas corrieron por las estrechas calles del centro de la capital hondureña para evitar el efecto de los gases, mientras otros de los manifestantes lanzaron objetos contundentes contra fachadas de edificios y comercios, cerrados previamente debido a la movilización.
Partidarios de Zelaya han dicho que aumentarán las protestas hasta que se logre el retorno del líder, sacado por la fuerza del poder el 28 de junio acusado de atentar contra la Constitución al promover un referendo que abriría la puerta a la reelección.
Pero, apartando los choques puntuales en Tegucigalpa, el resto del país permanece en calma mientras las manifestaciones se han vuelto cada vez más intermitentes desde el derrocamiento del mandatario.
En el segundo día consecutivo de protestas, miles de manifestantes desfilaron por Tegucigalpa hasta una céntrica plaza donde fueron dispersados por efectivos apostados en las cercanías del Congreso.
Oficiales con escudos y equipos antimotines impidieron el paso de la marcha en una vía que llega al cuerpo legislativo y lanzaron gases lacrimógenos contra el grupo de manifestantes.
Los "zelayistas" respondieron con piedras a los gases lacrimógenos, según un testigo de Reuters, que también vio al menos dos personas heridas.
La policía detuvo al menos a unas cuatro personas.
Testigos relataron que el vicepresidente del Congreso, Ramón Velásquez, fue identificado en las calles aledañas lo que inició acciones de repudio en su contra y la posterior actuación de las fuerzas del orden.
Las personas corrieron por las estrechas calles del centro de la capital hondureña para evitar el efecto de los gases, mientras otros de los manifestantes lanzaron objetos contundentes contra fachadas de edificios y comercios, cerrados previamente debido a la movilización.
Partidarios de Zelaya han dicho que aumentarán las protestas hasta que se logre el retorno del líder, sacado por la fuerza del poder el 28 de junio acusado de atentar contra la Constitución al promover un referendo que abriría la puerta a la reelección.
Pero, apartando los choques puntuales en Tegucigalpa, el resto del país permanece en calma mientras las manifestaciones se han vuelto cada vez más intermitentes desde el derrocamiento del mandatario.
Miles de personas habían llegado el martes a Tegucigalpa y la industrial San Pedro Sula desde diversos puntos del país para intentar aumentar la presión contra el Gobierno interino del presidente Roberto Micheletti, que se niega a aceptar la vuelta de Zelaya.
En la primer jornada, manifestantes quemaron un autobús y un restaurante de comida rápida, además de romper las vitrinas de varios comercios, con un saldo de 47 personas arrestadas, según la policía.
El Gobierno de facto decretó un toque de queda para la noche del martes.
El diálogo para una salida a la crisis luce estancado mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) busca reflotar el Acuerdo de San José, propuesto por el presidente costarricense, Oscar Arias, y que contempla el regreso del gobernante depuesto.
(Reporte de Gustavo Palencia, escrita por Fabián Andrés Cambero)
En la primer jornada, manifestantes quemaron un autobús y un restaurante de comida rápida, además de romper las vitrinas de varios comercios, con un saldo de 47 personas arrestadas, según la policía.
El Gobierno de facto decretó un toque de queda para la noche del martes.
El diálogo para una salida a la crisis luce estancado mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) busca reflotar el Acuerdo de San José, propuesto por el presidente costarricense, Oscar Arias, y que contempla el regreso del gobernante depuesto.
(Reporte de Gustavo Palencia, escrita por Fabián Andrés Cambero)