Obama, te equivocaste de país. Honduras ya no es una “banana republic”. En aquel entonces, los gringos se paseaban en nuestro territorio como si fuera su hacienda. Compraban gobernantes y voluntades. ¡Se acabó! Hemos madurado como pueblo y hemos apostado a la democracia. Nos has traicionado; has subestimado el tejido que nos une detrás de esta causa. Tenía razón McCain, no tienes la menor idea de cómo tratar las relaciones internacionales. Te has prestado a los intereses de la izquierda internacional, para castigarnos con la suspensión de visas. ¿Y crees que con esto nos doblegaremos? ¿Acaso no te ha explicado Llorens que esta nación prefiere aguantar la condena mundial que humillarnos a los pies de quienes pretenden utilizar nuestra causa para justificar su protagonismo mundial? La reacción de Estados Unidos, no debe extrañarnos, sufren del mismo complejo que tuvieron los alemanes después del Holocausto. Para quienes desconocen las secuelas del racismo norteamericano, les interesará saber que el gobierno norteamericano, trató de erradicar su remordimiento con políticas estúpidas como el sistema de “busing” que consistía en movilizar estudiantes de un sector de la ciudad a sectores lejanos con el fin de integrar “a huevos” la sociedad norteamericana. Pues bien, el sistema fracasó como es lógico, porque no es posible inculcar una convicción por la fuerza.
Tampoco es posible que nos metan a Zelaya devuelta como Presidente. Primero, porque dejó de ser Presidente desde el primer momento que violó el Artículo 239 de la Constitución. Segundo, porque estos indios son tercos, y cuanto más nos tuerzan el brazo más vamos a trancarnos en nuestra tenacidad. La historia demostrará que aquí te equivocaste; deberías de leer lo que pasó en Haití cuando EUA los obligó a restaurar al Presidente Arístides, legendario por su alto nivel de corrupción. No somos Haití, y más nos queremos parecer a países luchadores acostumbrados a marchar al ritmo de su propio tambor como Israel y Taiwán. Qué casualidad que éstos son los únicos países que saltaron a reconocer el gobierno de Micheletti. Lo mismo Japón. El sufrimiento los ha humanizado.
Creo necesario recordarte que en Honduras, se juega algo más que el regreso de Zelaya. Aquí se trata el encuentro de un pequeño país, digno y valiente que se ha enfrentado a los intereses del Foro de Sao Paolo. Probablemente no te han informado, pero el Foro es el aglutinamiento de los grandes intereses izquierdistas de Latinoamérica, que incluye entre otros a Lula, Chávez, Correa y Morales. Esto no debe sorprenderte; pero que tal si te dijera que las Farc y varias instituciones radicales e ilegales son también parte de este Foro? Se vienen reuniendo en conferencias en diferentes países por el espacio de 18 años para planear la legalización de una insurgencia que busca erradicar los modelos neoliberales y la libre empresa apropiándose de los aparatos de producción para sí al estilo Castro. Los fines de este Foro carecen de los principios ideológicos que buscaron sus antecesores del siglo pasado. Estos se han aliado con el narcotráfico para perseguir los corredores de la droga que cruzan nuestro territorio. ¿Cómo es posible que nuestro aliado histórico nos haya abandonado a nuestra suerte? Este doble discurso de los norteamericanos aturde la lógica.
Pues bien, Obama, quiero repetirte que no nos doblegarás con tus amenazas. Preferimos esta suerte a rendirnos a la voluntad de países intervencionistas. Que no te extrañe nuestra resistencia a la presión internacional. Es fácil pues sabemos que lo que nos tocaba antes del 28 de junio era peor que lo que nos está sucediendo ahora. Añoramos practicar nuestras libertades, y sabemos que la salvación de nuestro país radica en la fortaleza de afianzados principios morales, cristianos y democráticos. Hemos aprendido nuestra lección. Sabemos que no deberemos confiar de los presidentes populistas, que las instituciones financieras internacionales se doblan a la voluntad de intereses mez quino s, que la OEA no busca la democracia, que no todos los premios Nóbel de la Paz son auténticos, y que los aliados tradicionales como Estados Unidos, se tuercen sin importarle sus raíces.
Muy atrás ha quedado en mi memoria, la perseverancia de John F. Kennedy quien luchó por la integración latinoamericana. Los gobernantes de Estados Unidos que yo recuerdo de aquel entonces se destacaban por visitar nuestro país, conocer nuestras necesidades y nuestra cultura. Así es como vinieron las primeras delegaciones del Cuerpo de Paz y del AID. También añoro la calidad de aquellos embajadores que no solo cumplían con su labor diplomática sino que hacían que sus esposas se integraran a causas nobles; como olvidar a Diana Negroponte quien adoptó cinco hondureñitos, ahora graduados de la famosa U. de Georgetown, Diana, abogada, organizó un proyecto social en Puerto Lempira que visitaba en helicóptero’.
Ciertamente, Obama, te falta mucho que aprender. Crees que nos humillarás con la amenaza de la suspensión de visas y que con unos cuantos dólares de la Cuenta del Milenio, nos obligarás a tus caprichos. Te invito a que vengas a Honduras y aprenderás a reconocer la dignidad de un pueblo. Seguimos Firmes.
Remitido por Delfín Leyva