Miércoles, 23 de Setiembre de 2009
Buenos Aires, 23 de septiembre.- La Unión de Organizaciones Democráticas de América - UnoAmérica, que realiza un congreso en esta ciudad, hace un llamado urgente a los sectores democráticos del continente -particularmente a los brasileños- a poner un freno a las acciones que lleva a cabo el presidente Lula en Honduras, las cuales prodrían generar una escalada de violencia en esa nación centroamericana.
UnoAmérica responsabiliza a Lula de la desestabilización que podría desatarse en Centro América, puesto que introducir subrepticiamente al ex-presidente Zelaya en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa tiene un solo fin: provocar un baño de sangre, que sirva de justificación para una invasión militar a Honduras y para reponer a Zelaya con el uso de la fuerza.
Es evidente que la crisis provocada por la sucesión presidencial en Honduras estaba a punto de solucionarse, puesto que las elecciones están fijadas para dentro de apenas dos meses, tras las cuales Micheletti entregaría el mando y asumiría un nuevo presidente.
El regreso clandestino de Zelaya -apadrinado por Lula- tiró por la borda un posible acuerdo en San José y encendió de nuevo los ánimos, sobre todo porque el propio Zelaya está haciendo llamados a la violencia a través de los teléfonos de la Embajada del Brasil.
UnoAmérica solicita a las instituciones brasileñas -como el Parlamento, la Corte Suprema de Justicia, los partidos politícos, los gremios, las academias, las iglesias y las fuerzas vivas del país- que emitan una severa condena contra Lula por sus irresponsables acciones intervencionistas y lo obliguen a desactivar su plan de violencia en Honduras.
Asímismo, UnoAmérica pide a los gobiernos democráticos de America Latina -entre ellos los de Colombia, México y Perú- que se pronuncien públicamente contra la injerencia indebida de Lula en Honduras.
Finalmente, UnoAmérica hace un llamado a los sectores más concientes de los Estados Unidos para que presionen al presidente Obama a fin de que retire su respaldo al plan desestabilizador de Lula. Una escalada de violencia en Centro América significaría un grave retroceso y una seria amenaza a la seguridad hemisférica.
En lugar de apoyar el plan violento de Lula contra un país aliado de los Estados Unidos, como lo es Honduras, el gobierno nortemericano deberia enfocar sus esfuerzos en combatir a sus verdaderos enemigos: el narcotráfico, el terrorismo, y el fundamentalismo islámico.
Chávez y Ahmadinejad deben estar felices, al ver que Estados Unidos comete un error estratégico de tan grandes proporciones.