LA ESTRATEGIA DE DIOS
Por Carlos E Méndez
Junio 19, 2010
Una de las virtudes sobresalientes que los creyentes
le atribuimos a Dios, es Su paciencia. Aprendimos que incluso es
paciente para la ira; cuánto más para manifestarse conforme a nuestras
peticiones. Ahora, bien, no es que sea propiamente tardo, sino que en el
universo de Dios el tiempo no es como el nuestro. Los mortales nos
regimos por los meses y los años; en cambio, en el mundo espiritual todo
es eternidad. Para Dios, un año son como 1000. Imagínese usted.
Partiendo de esta primicia podemos especular que la
estrategia de Dios es aguardar el momento preciso y oportuno para
actuar. En cambio, los hombres andamos ansiosos debido a lo transitorio
de nuestras existencia. Contabilizamos más errores que aciertos en
nuestro libro de vida. Es que, de los errores se aprende mucho mas que
de los aciertos. Un solo acierto sirve para cubrir esas huellas opacas
que dejamos en nuestro transitar por la vida. A esto se agrega la virtud
excepcional de los mortales en olvidar lo malo y hasta lo bueno que
hacemos.
El malvado traza su estratagema para dominar al
hombre manso, porque cree que el prójimo no tiene doliente. En cambio,
Dios se coloca en posición estratégica para liberarlo cuando el
bienhechor cree que su causa está perdida. Cuando los Hebreos huían de
Egipto y el Faraón los acorraló entre las montañas y el mar, las
turbulentas aguas se aquietaron y se abrieron como un canal de
navegación para que pudieran escapar. Cuando sintieron hambre en el
camino y no había qué comer, el viento soplo a su favor y les trajo el
“mana del cielo“. Cuando tuvieron sed en medio del desierto, de una roca
brotó agua dulce y todos se saciaron. Y, cuando las serpientes los
mordían en el calcañar, levantaban su mirada de fe hacia el madero y
eran sanados.
El mundo está de nuevo convulsionado y las naciones
se pelean entre si y las comunidades de un mismo país se levantan unas
contra otras. Es la estratagema del hombre en acción. Pero del otro lado
Dios estira la cuerda y coloca la plomada sobre el terreno y vacía los
elementos para pavimentar el camino. Es entonces cuando se produce la
gran colisión entre los planes del hombre inicuo y los proyectos de
Dios. El hombre calcula sobre la base de sus propios recursos; pero los
alcances de Dios son ilimitados y sorprendentes. Cuando el hombre
recurre a Dios en su ayuda, suma votos en lugar de restarle fuerza a su
estrategia, porque el Altísimo pone en el espíritu de la gente el sentir
como el querer hacer. En unos pone temor, y a otros les infunde valor.
Las murallas son derribadas y los gobernantes sucumben ante la
invulnerabilidad de Su estrategia.
Autorizada su reproducción, difusión y publicación.
Carlos E Méndez
"El miedo toco a la puerta; la fe la abrio, y no encontro a nadie" Martin Luther King.
IMAGEN: PARROQUIA DE ABLA