Roberto Giusti // La debacle del "camarada Maradona"
El autogol de un gobierno corrupto y retrechero puede cambiar la suerte de un gran país
No voy a decir donde estaba el sábado pasado, cuando el
árbitro pitó el final de la humillante derrota argentina ante la
escuadra teutona, pero sí que me sorprendió la tumultuosa y enconada
celebración de unos espectadores habitualmente serenos, no tanto por el
triunfo de los alemanes (fríos hasta en la victoria), sino por el feroz
puntapié que dejó completamente magullado y maltrecho el insufrible ego
de Maradona.
Confieso que más allá del asombro compartí, parcialmente, esa maligna alegría con la cual quedaba refrendada la certeza según la cual el fútbol también está contaminado por la política y en este caso, diría envenenado, porque lo natural habría sido "torcer" por Messi y compañía antes que por un equipo europeo que no debe transmitirle mucho al fanático venezolano, cuya carencia de cultura futbolística lo ha llevado a identificarse con unas selecciones brasileñas cuyos integrantes terminan siendo tan o más arrogantes que sus vecinos del Río de La Plata.
Ahora las cosas cambian y el sólo hecho de que Chávez expresara sus simpatías por albicelestes y canarinhos, (es como hacerlo por los esposos K o Lula) llevó a buena parte de "la afición" nacional a brincar sobre una pata y también sobre las dos por los estruendosos fracasos de Dunga y el Diego. El rompimiento de la obligatoria simpatía venezolana por los equipos suramericanos tiene razones políticas de peso y ya se sabe cómo la llegada a la selección argentina de Maradona, un técnico mediocre, inexperto, improvisado, caprichoso indisciplinado y desconocedor de las estrategias del juego, fue orquestada por los esposos K y el presidente de la AFA, Julio Grondona.
Los K apostaron al fútbol la recuperación de su perdida popularidad (recordar el programa Fútbol para Todos, con la estatización de las transmisiones de los encuentros la liga argentina) y ya se hablaba de la escala de Cristina en Sudáfrica para compartir con los jugadores la entrega de una Copa Mundial cuya fallida conquista puso de manifiesto la colosal equivocación de poner en manos del rechoncho y melodramático Dieguito la suerte de la malograda resurrección kirchnerista.
El tinglado se vino abajo apenas el "Rolls Royce que maneja Messi" (Maradona dixit) se desintegró al chocar contra la muralla de acero del Mercedes alemán. Lo siento por los jugadores, quienes se dieron íntegros en la cancha y por los aficionados argentinos, todos burlados en su buena fe, pero lo celebro porque un gobierno retrechero y corrupto se metió un autogol que puede cambiar la suerte de un gran país y no me refiero únicamente al de los esposos K, sino al de aquél que, apenas comenzando el mundial, felicitó al "Camarada Maradona" por su triunfo ante Nigeria". Y es que la pava también se transmite por twitter.
rgiusti@eluniversal.com
Confieso que más allá del asombro compartí, parcialmente, esa maligna alegría con la cual quedaba refrendada la certeza según la cual el fútbol también está contaminado por la política y en este caso, diría envenenado, porque lo natural habría sido "torcer" por Messi y compañía antes que por un equipo europeo que no debe transmitirle mucho al fanático venezolano, cuya carencia de cultura futbolística lo ha llevado a identificarse con unas selecciones brasileñas cuyos integrantes terminan siendo tan o más arrogantes que sus vecinos del Río de La Plata.
Ahora las cosas cambian y el sólo hecho de que Chávez expresara sus simpatías por albicelestes y canarinhos, (es como hacerlo por los esposos K o Lula) llevó a buena parte de "la afición" nacional a brincar sobre una pata y también sobre las dos por los estruendosos fracasos de Dunga y el Diego. El rompimiento de la obligatoria simpatía venezolana por los equipos suramericanos tiene razones políticas de peso y ya se sabe cómo la llegada a la selección argentina de Maradona, un técnico mediocre, inexperto, improvisado, caprichoso indisciplinado y desconocedor de las estrategias del juego, fue orquestada por los esposos K y el presidente de la AFA, Julio Grondona.
Los K apostaron al fútbol la recuperación de su perdida popularidad (recordar el programa Fútbol para Todos, con la estatización de las transmisiones de los encuentros la liga argentina) y ya se hablaba de la escala de Cristina en Sudáfrica para compartir con los jugadores la entrega de una Copa Mundial cuya fallida conquista puso de manifiesto la colosal equivocación de poner en manos del rechoncho y melodramático Dieguito la suerte de la malograda resurrección kirchnerista.
El tinglado se vino abajo apenas el "Rolls Royce que maneja Messi" (Maradona dixit) se desintegró al chocar contra la muralla de acero del Mercedes alemán. Lo siento por los jugadores, quienes se dieron íntegros en la cancha y por los aficionados argentinos, todos burlados en su buena fe, pero lo celebro porque un gobierno retrechero y corrupto se metió un autogol que puede cambiar la suerte de un gran país y no me refiero únicamente al de los esposos K, sino al de aquél que, apenas comenzando el mundial, felicitó al "Camarada Maradona" por su triunfo ante Nigeria". Y es que la pava también se transmite por twitter.
rgiusti@eluniversal.com
FUENTE: EL UNIVERSAL
IMAGEN: LA GACETA