PORTACHUELO
Por: René Núñez
(*)
¿Por qué fracasó el comunismo?...
… según mi criterio, a tres razones fundamentales: la primera por considerar a los pueblos
servidores del estado y no el Estado servidor de los pueblos; la segunda por ignorar el estímulo al
trabajo, a la productividad, y la tercera,
por la siembra de odios, resentimientos sociales, y la brutal represión del
régimen en contra de los que no comparten esa ideología. Cabe recordar “el mensaje a los pueblos del mundo a través
de la Tri continental”, un cónclave planetario de guerrilleros, terroristas
y radicales comunistas de medio mundo congregado en La Habana en 1966; enviado
por el Ché Guevara, médico argentino, reivindicando el odio como factor de
lucha, impulsando más allá de las limitaciones naturales del ser humano para
convertirlo en una efectiva, violenta y selectiva máquina de matar.
Una orden de exterminio del enemigo que -ese entonces- el revolucionario debía cumplir en nombre del amor a
la humanidad, sin sentir vacilación o pena alguna. Una filosofía para
crear un lenguaje de agresión
permanente, donde disidentes o adversarios ideológicos eran considerados “gusanos”, apátridas”, “vende patrias”,
“imperialistas” “oligarcas”, “burgueses”. Un ser despreciable que había que
eliminar sin contemplaciones con un balazo en la cabeza o recluirlo en un
internado de por vida con un trato similar a un animal salvaje.
Si se revisa la historia desde Stalin para acá, se encuentran
regimenes comunistas asumiendo conductas inhumanas similares, dirigiendo el
Estado de una manera totalitaria, y sometiendo a los pueblos a sus designios
infalibles bajo la farsa y el engaño del ofrecimiento de “un futuro edén”, donde todos serían iguales, pero que nunca llega,
pues detrás se esconde el supremo interés de la perpetuidad en el poder del
caudillo-líder de la revolución.
Hombres, entre otros, como Bohm-Bawerk, coinciden en las diez
razones del derrumbe del muro de Berlín, y la disolución de la otrora potencia
comunista Unión Soviética. Estas son:
1. El colectivismo y la
represión al ego
2. El altruismo universal
abstracto contra el altruismo selectivo espontáneo
3. La eliminación de los
estímulos materiales como recompensa a los esfuerzos humanos
4. La falsa solidaridad
colectiva y el debilitamiento del “bien común”
5. La ruptura de los lazos
familiares
6. Las instituciones
estabularias
7. Del ciudadano indefenso al
ciudadano parásito
8. El miedo como elemento de
coacción y la mentira como su consecuencia
9. La desaparición de la
competencia
10. La necesidad de libertad
De estas razones nos llama la atención la tercera, la quinta, la
octava, la novena y la décima, y son las que a continuación me permito
comentar por separado:
La eliminación de los
estímulos materiales como recompensa a los esfuerzos humanos…
Está demostrado biológica y
socialmente que los seres humanos requieren de estímulo. Tratar de suprimirlo
por la fuerza amparado en el falso colectivismo “social”; sin duda, afectó con
el tiempo la siquis de los pueblos bajo régimen comunista. Para todo en la vida
se requiere de estímulo: deporte, sexo,
estudios, trabajo, etc.
El miedo como elemento de
coacción y la mentira como su consecuencia…
Los pueblos comunistas
estaban sometidos a la represión constante, a
castigos físicos, a reclusiones en sitios inhumanos. Al miedo a la
cárcel, a las torturas. A ser despojado de sus bienes y propiedades. Miedos a
los paredones de fusilamientos. Solo que el miedo, como todo acto coercitivo,
negativo –según sicólogos conductistas-
es un estímulo precario generador de
reacciones contraproducentes. Por otra parte, la mentira convertida en una
institución léxica del régimen. Para ocultar realidades, hechos de corrupción,
incapacidades, resultados. Una cultura internalizada a nivel familiar,
impartida como necesidad social, al contrario de lo establecido en la Biblia, la verdad no hace libres a los pueblos,
porque conlleva directamente a la cárcel. En Cuba la llaman “la doble
moral”, una postura con dos caras de distintos colores, se transforma en fuente
de cinismo más descarnado y destructivo.
La desaparición de la
competencia
La competición es parte de la naturaleza
humana. Desde el simple intercambio de criterios de varias personas, muy
estudiado por la dinámica de grupos, donde inconscientemente todos procuraran
establecer y colocarse dentro de una jerarquía, hasta las competiciones
deportivas, donde mujeres y hombres pugnan por el triunfo. La superación no
tiene límite ni es esquiva a nadie. Si se revisa la historia de famosos y
ricos, casi todos vienen de abajo. Bill Gates, el hombre más rico del planeta,
en un humilde garaje y con apoyo de 4 amigos creó el Software como sistema operativo de
computadoras; una verdadera revolución tecnológica de beneficios sociales
incalculable. De haber nacido en un país comunista lo más probable que genios
como él, no hubieran podido evolucionar ni contribuir al desarrollo de la
civilización.
La necesidad de
libertad
Ser libre. Compartir ideas,
pensamientos, proyectos e información del conocimiento en general, un derecho
humano irrenunciable.
(*) Internacionalista
Edición
1114, hasta el próximo miércoles.