Por: René Núñez
PORTACHUELO
23 de septiembre 2010
Adelante con fe y sin miedo por Venezuela…
El país requiere de cambios rápidos y profundos. No cualquier cambio. No puede haber cambios sin hombres cambiados. No puede haber nuevas políticas sin políticas renovadas.
Se nos ha estado confundiendo por muchos años con discursos y promesas inviables para hacerlos realidad.
Quizás muchos de ellos bien intencionados, pero sin experticia,
conocimiento y convicción de quienes los promovieron, al final como era
de esperarse fracasaron.
La improvisación, la mezcla de intereses personales, grupales, partidistas e ideológicos
han sido sus propias trabas, produciendo no sólo retardo en la
evolución de la nación sino también en la creación de más desigualdades y
miserias a todo nivel. Los últimos 11 años han sido -sin duda- los
peores de los últimos 50 años. No nos sorprendieron los resultados. Los
conductores del Estado han sido los menos preparados y deshonestos.
Aunque osados por atreverse a revivir la puesta en marcha de un modelo
reprobado en el mundo por contraevolucionarlo, como lo es el totalitarismo.
Se necesita una toma de conciencia nacional mayoritaria para detener la destrucción total del país.
Que entienda y asuma con responsabilidad ciudadana su deber democrático
para de verdad trabajar más unidos y sabios en el rediseño de la
Venezuela de primera que necesitamos y reclamamos a propósito de las
elecciones parlamentarias de este domingo...
Se requiere igual de una renovación de dirigentes.
Estudiosos, con experiencia y vocación de servicio público probado.
Pero también de ciudadanos renovados en el esfuerzo del examen de
conciencia, de identificación del camino expedito para ambientar los
cambios de bien y para bien de todos en el corto, el mediano y largo
plazo. Con fe. Con optimismo. Con pensamiento positivo. Con la
convicción de que los errores y las falencias de los que nos dirigen hoy
serán mejorados bajo la defensa y promoción de una Asamblea plural,
autónoma e independiente de probada vocación democrática. No se conoce
otro mejor sistema como el democrático, más cercano a la justicia
humana. Tal vez porque éste facilita sus propios mecanismos de
renovación y mejoramiento continuo.
Venezuela no vive su mejor momento histórico-político.
Los mecanismos de control están muy relajados. La cordura, el respeto,
la tolerancia, el orden y la disciplina casi no se valoran como
principios de derechos humanos. La zozobra y la amenaza caracterizan la
vida del ciudadano común, sin protección y defensa de las instituciones
del Estado.
No obstante, hay esperanza. Y
existe porque vive y vivirá siempre en hombres y mujeres venezolanos
dispuestos a hacerla realidad, esta vez, con votos el 26S para imponer
una Asamblea seria y responsable capaz de cumplir y hace cumplir la
Constitución del 99.
Movidos por la conciencia y sus corazones
los venezolanos demócratas cambiarán el miedo por el voto este domingo
para hacer valer la razón y la solidaridad humana con libertad, progreso
y justicia.
El pueblo se cansó de utopía.
Porque más utopía era seguir creyendo que por el camino de la falta de
fe, de la crítica negativa, de la desesperanza y de los egoísmos, el
reino de la fuerza y de la violencia iba a imponerse para alcanzar la
felicidad y justicia social prometida.
El futuro no se negocia.
Bajo ninguna circunstancia. Por ello el 27S toda Venezuela amanecerá
radiante para iniciar entre todos con inteligencia, valores y
solidaridad humana una lucha nada fácil pero posible como la de
sustituir la vieja cultura política de la mediocridad y de la
irresponsabilidad por una nueva apuesta de nación de “a ganar, a ganar”,
con los mejores y honestos al frente de las instituciones del Estado.
Basta de populismo, militarismo y comunismo. El cambio ha de comenzar
por las propias organizaciones partidistas.
Edición 1.124. Le invito a oír de lunes a viernes, de 1:00 a 2:00 de la tarde: Diplomacia de Micrófono por La Mejor FM. 91.5 Guayana
FUENTE: Correo del Caroní