Cuando se destruye la naturaleza se acaba la humanidad
Vinicio Guerrero Méndez
"Amarás
al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma y con toda tu mente"
( Mt. 22, 37)
Estos desastres naturales que estamos
viviendo estas últimas semanas, pareciera que la naturaleza
pretende destruirnos. Fenómenos naturales, que se suceden debido a
la crueldad que la plaga hombre ha ocasionado a la tierra.
Es en estos casos cuando
debemos tomar las armas de la compasión, como tarea de justicia social y
amor fraterno y no de competencia y oportunismo para lograr meritos hipócritas,
como que quien da más o abraza mejor al damnificado.
Es la compasión que tiene esa capacidad de
meterse en la piel y el charco con el necesitado; de ver un futuro tan incierto
como el lo ve. Sentir lo que el damnificado siente.
Es bien sabido que no debemos tirar la basura a la
calle, ni desperdiciar los recursos, creo que somos una raza pensante que
podría y debería hacer todo lo posible por mejorar nuestro hermoso planeta a la
manera en que Dios lo hizo. ¡Sorprendente! y no lo contrario. Viejos
hábitos difíciles de hacer morir
No porque los tiempos hayan cambiado, cambia Dios
de parecer. Eso no… Muchos pretenden echarle la culpa a Él. Afortunadamente
Dios no necesita que "yo" lo defienda, puede valerse solo sin mi
ayuda... pero, Dios no es el directo
responsable de la suerte adversa que estamos viviendo; al contrario, nos hemos
olvidado de nuestro Señor; el mismo que nos garantiza la vida y la
libertad, para convertirnos en esclavos y servidores de la idolatría traída de otros países, quienes confían en divinidades de
hechura humana, con su
capacidad de codicia, de acaparamiento y de enemigo de la vida y siempre
buscando la dinámica de desigualdad, de opresión, de sometimiento, falta
de respeto a la vida y la justicia, sin darse cuenta de con ello, no nos puede
garantizar más que el engaño.
Las promesas no se han
cumplido hasta hoy y no se cumplirán jamás, se han vuelto borrosas en la
lejanía. Destrucción y desolación es el panorama que nos va quedando a través
de estos últimos años. Un mal recuerdo histórico.
Pero hay un camino para encontrarse con Dios que no pasa por un templo, culto o
iglesia. Eso es lo que muchos de nosotros imaginamos, que
hallaríamos a Dios en cualquiera de esos lugares; dicho en otras palabras: “El que hace lo que Jesús dice conocerá el origen de sus dones”.
Lo que Dios nos pide –según Jesús- no es que
seamos “religiosos”, sino que seamos “humanos”. Los mandamientos divinos orientan la existencia entera del hombre
hacia Dios. Miran al corazón. Dios debe ser buscado con todo el corazón.
Jesús llamó este el mayor y primer mandamiento.
La oración! No la dejes nunca por nada. Ella da
brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos
los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente,
Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ
“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y
expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus
opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
(Art.19 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos)