SOLIDARIDAD DE VACACIONES
Como
todos los días desperté muy temprano para iniciar mi dura batalla
contra la depresión que desde hace ya 16 meses ha pretendido doblegarme y
hasta el momento no he permitido conquiste mi alma, mi corazón y mi
razón de ser. Reviso mis correos, el facebook y mis mensajes de twitter,
donde para mi sorpresa encuentro un mensaje de un Dirigente de Primero
Justicia del estado Aragua, de nombre Rodrigo Campos, quien con la
ligereza propia de quienes asumen son egocéntricamente una suerte de
piedra filosofal en la política se atreve a descalificar, mas no creo
sea calificar, como cobardes a quienes como yo hemos tenido que
abandonar la amada patria ante la brutal persecución del régimen que
pretendía encerrarnos de manera humillante e indefinida en alguna de sus
ya dispuestas mazmorras en diversas parte del país.
La
postura de este distinguido dirigente político aragüeño me lleva a
reflexionar sobre lo duro que es batallar en contra de la furia de un
régimen que atropella y veja sin compasión alguna a sus adversarios,
pero también me obliga a cavilar sobre la brutal indiferencia de quienes
haciéndose llamar demócratas asumen posturas muy semejantes a los que
estando hegemónicamente en el poder apuestan al linchamiento moral de
todo aquel que no comparte sus ideas o forma de ver las cosas.
Todo este acontecimiento personal mañanero me lleva a recordar una muy sentida expresión de Rómulo Betancourt “nada es tan brutal como la soledad del exilio”.
Tan sabía frase encierra todo un compendio de sentimientos y
frustraciones que genera el saberse lejos del país amado, sin la
compañía diaria y cálida de los seres queridos, pero además con la
ausencia de solidaridad de parte de quienes han sido compañeros de
travesía y en caminos espinosos de búsqueda de libertad y oportunidades
para Venezuela.
Desde hace 16 meses son muy pocos los mensajes de solidaridad o simple “saludo criollo”
que he recibido de gente con la cual compartí mesas y reuniones
hablando sobre el destino de Venezuela. Más triste aún me ha resultado
el que tomando la iniciativa he enviado cortos mensajes o salutaciones a
“lideres” políticos o gremiales como clara señal de
nuestro interés sobre lo que allá acontece y a pesar de que los mismo
son leídos no se dan los minutos necesarios para responder por lo menos
un tan básico y sencillo “OK”.
La brutal indiferencia y ausente solidaridad de estos “lideres” me lleva a recordar cuantas veces algunas personas me llamaron “fastidioso” o “calichoso”
cuando infatigablemente adelantaba alguna protesta pública en rechazo a
atropellos o vejámenes de los cuales eran victimas algunos de esos que
hoy día no saben si en el exilio da gripe o fiebre, si la nostalgia es
la fiel compañera, si la familia se siente bien, entre otras difíciles
situaciones siempre presentes a la distancia.
Fui
premiado con innumerables investigaciones penales y señalamientos
oficialistas por defender la causa de muchos de los que hoy prefieren
mostrarme la espalda y hacer gala de una conducta frívola sin parangón
alguno, incluso de aquellos juntos a los que organicé aquella marcha del
22 de agosto de 2009 por la que fui injustamente imputado. Me gané “enemigos gratuitos” por defender la causa justa de algunos empresarios que eran burlados por
socios que se colocaban a espalda de una realidad nacional y hoy día
son ellos quienes se colocan a espalda de nuestra cruda realidad.
Cuántas marchas y protestas organice en solidaridad y exigiendo la
liberación de algunos de esos “lideres” que en algún
momento fueron detenidos o que cesara la persecución política en contra
de otros y ahora les da flojera, por decir lo menos, escribir un tan
sencillo “OK”. Pero más triste
aún resulta ver como para algunos amigos vinculados a medios de
comunicación a quienes en contra de corrientes de opinión defendí desde
un principio a capa y espada ahora les resulta “calichoso”
referirse en sus espacios a algún tópico relacionado a mí, pues ahora
prefieren hacer loas a quienes en su oportunidad pretendían erigirse
como sus verdugos.
Reflexiono
sobre este tema no para cuestionar o hacer juicio de valores sobre la
conducta de alguno de estos otrora amigos de lucha, mucho menos para que
se piense que busco algún tipo de apoyo económico o monetario, solo
quiero pensar en voz alta sobre lo antagónico que resulta decir que se
es solidario con el país, si no se es solidario con la conciencia.
Estas
líneas deben servir de igual forma para agradecer los innumerables
gestos de apoyo y afecto que por distintas vías me hacen llegar a diario
tanta gente de esas que han dado por denominar “de a pie”,
muchos de ellos personas humildes de barrios y pueblos de Venezuela que
con sacrificio entiendo se atreven hasta a realizar llamadas
telefónicas de larga distancia.
No
me arrepiento de toda la lucha librada y que derivó en este tortuoso
exilio. Si volviera a nacer la libraría nuevamente y con la misma gente,
pues amó a Venezuela!
En
momentos donde la solidaridad pareciera estar de vacaciones renuevo mis
sentimientos de fe y esperanza en que todo cambiará para bien de todos
los venezolanos.
Dios bendiga a Venezuela!!
OSCAR PEREZ
Exiliado venezolano en Perú.