Los cuatros venezolanos que se hicieron
millonarios en Colombia
Ronald Pantin creció en la tranquila y cosmopolita Caracas de
los años sesenta. Empezaba el boom petrolero, y aunque su familia tenía
negocios agrícolas, decidió buscar su futuro en el negocio del oro
negro. Como muchos jóvenes venezolanos, miró hacia Estados Unidos a la
hora de escoger su carrera universitaria. Gracias al plan de becas Gran
Mariscal Ayacucho pudieron acceder a las mejores universidades del
mundo. Pantin terminó administración en Mississippi State University y
concluyó luego un máster en ingeniería industrial y de petróleo en
Stanford, en California. De regresó a Caracas siguió otra de las rutas
obligadas para los recién egresados: PDVSA, la empresa estatal Petróleos
Venezolanos S.A., donde formó parte del equipo de profesionales que
ayudó a abrir la empresa fundada en 1975, en el primer gobierno de
Carlos Andrés Pérez, a inversores extranjeros, un proyecto que convirtió
a PDVSA en el segundo productor de petróleo más grande del mundo
después de Saudi Aramco.
Patin inició una carrera de 23 años en PDVSA, que lo llevó a ocupar
el cargo de Presidente de servicios, hasta que llegó Hugo Chávez al
poder. Al año de su arremetida, para revertir las reformas del mercado
libre que Patin había ayudado a implementar, renunció. Fue uno de los
22.000 empleados de PDVSA que fueron despedidos o se retiraron con el
Plan Colina por la Conquista de PDVSA. “Fue una gran decepción”, dijo
Pantín. Sin embargo, intentó quedarse en Caracas, pero no resistió
mucho. Después de un breve período como presidente de Enron Venezuela,
Pantín empezó a mirar hacia Colombia. El gobierno del Presidente Uribe
había decidido escindir Ecopetrol y crear la Agencia Nacional de
Hidrocarburos para la administración de los recursos hidrocarburíferos,
que liberaba la inversión extranjera para explotación del subsuelo
colombiano en condicionales muy favorables para los inversionistas. “Los
planetas se alinearon”, dijo Pantin. “Fue una combinación de las
políticas de Uribe, las nuevas leyes de hidrocarburos, las políticas de
seguridad
Tomó la decisión y junto a su amigo José Francisco Arata viajaron a
Bogotá. Arata, geólogo de la Universidad de Torino e Ingeniero Geólogo
de la Universidad Central de Venezuela, había trabajado en el área de
exploración y producción de Maraven, una empresa petrolera filial de
Petróleos de Venezuela. Su experticia estaba en la producción,
refinación y comercialización de los derivados del petróleo. Además,
también había sido una víctima de la política petrolera de Chávez.
Ordenó la liquidación de Maraven y la fusionó al área de petróleo y gas
de PDVSA.
En Bogotá se encontraron con otro venezolano, muy conocido del sector
petrolero: Miguel Ángel de la Campa. Su experiencia de treinta años,
gracias a la formación en economía internacional en la Universidad de
Georgetown, estaba orientada a la financiación y desarrollo de petróleo y
minería, en países como Estados Unidos, América Latina, Europa y
África.
Colombia tenía una condición especial: campos petroleros maduros pero
con maquinaria y procesos de exploración obsoletos. Un escenario
perfecto para la experiencia acumulada de los venezolanos. Pero
requerían de una financiación.
Miguel de la Campa y José Franciso Aranta buscaron al economista
Serafino Iacono, un venezolano de cincuenta años con amplia experiencia
en el mercado de capitales que ya vivía en Colombia. Un promotor de tal
efectividad que en los últimos 13 años ha conseguido más de 1 billón de
dólares de financiación para proyectos internacionales de extracción de
recursos de minería e hidrocarburos.
La bolsa de valores de Toronto, Canadá, es la líder mundial en
transacciones de minería, petróleo y gas, con el mayor número de
empresas del sector. Era el lugar para conseguir recursos para financiar
proyectos petroleros. Los venezolanos lo sabían. Ronald Pantin y
Serafino Iacono viajaron a Toronto en busca de inversionistas que le
apostaran a una empresa de exploración petrolera en Colombia. Allí
encontraron inversionistas interesados y en 2004 fundaron Pacific
Stratus Energy. El primer paso sería buscar participación en algún campo
petrolero. La oportunidad se dio con el campo La Creciente, en Sucre,
que cuenta con buenas reservas de gas natural.
Efromovich era dueño de Campo Rubiales donde empezó la fortuna de los venezolanos.
FUENTE: KIEN & KE
Remisión: Haydeé Irausquín