PORTACHUELO
Por: René Núñez
Para salir de la trampa de la Venezuela de hoy,
Se requiere de una visión de país compartida...
“Antier vinieron por los comunistas y nadie los defendió porque ellos eran enemigos del régimen, ayer vinieron por los judíos y nadie los defendió porque el régimen no los aceptaba como raza, hoy vinieron por mi y nadie me defendió”, palabras más, palabras menos expresadas por un pastor alemán en época del totalitarismo del “Führer”: Hitler.
Una actitud parecida se estaría apoderando de la mayoría de los venezolanos al “dejar hacer” al “dejar pasar” “al mantenerse callados”
ante los abusos de un grupo de militares dizque- revolucionarios que
alcanzaron el poder del gobierno de Venezuela en 1999 camuflados de
demócratas bajo la farsa promesa de hacer de Venezuela una patria para
todos, más feliz, más honesta, y mas justa de la que se tenía con
gobiernos anteriores. Cabe recordar que en dos oportunidades previas
estos militares habían intentado por vía de facto llegar a Miraflores, en ambas asonadas no alcanzaron los objetivos militares que se habían planteados -a escondida- en los cuarteles.
El
triunfo electoral posterior de estos insurrectos llegó -no me cabe
duda- por el apoyo político y económico otorgado por empresarios, por
dueños de medios de comunicación social de TV, de Radio, de periódicos,
por un grupo de “notables” de la extinta izquierda, quienes aliados con
personalidades de derecha y del centro del pensamiento político activo
nacional del momento, lograron lavarles los rostros de golpistas y
convertirlos en demócratas promotores de la inclusión social, de la
tolerancia, de las libertades, de la justicia, de la igualdad social.
Así llegó el Comandante y su tropa al poder del cual ya lleva doce años
sin cumplir las promesas del nuevo país de todos y para todos.
La realidad ha sido otra. Se está ante un proceso totalitario,
de concentración de todo el poder de la república en una sola persona,
de abolición progresiva del Estado, de la propiedad privada y de los
medios de producción privados. En otras palabras se trata de establecer
un nuevo status quo: Caudillo-pueblo-ejército, la tesis del fascista argentino Norberto Ceresole.
A
muchos dirigentes partidistas le oído decir desde hace varios años que
el proyecto de socialismo-comunismo en marcha iba a ser muy difícil
instaurarlo en el país,
porque nosotros no éramos Cuba. Lo cierto es que la Venezuela de hoy
está entrampada de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba como
consecuencia del proyecto militarista. Tenemos un país de exclusión
social deliberada, con intolerancia, con una pobreza “in crescendo” que
redondea el 70%; donde la vida de los venezolanos no importa como
prioridad de Estado, donde el miedo, el terror y la inseguridad de las
familias no tienen control de las instituciones del Estado, donde no hay
respeto, no hay garantía de libertades, no hay justicia, no se cuenta
con una economía productiva seria y responsable distinta a la rentista
petrolera; donde no hay suficiente empleos directos, indirectos y
estables, donde no hay una política integral de seguridad social, donde
no se ofrecen oportunidades de creación y de participación para que cada
uno de los venezolanos pueda participar y aportar valor agregado al
proceso de desarrollo nacional, el desarrollo de todos los sectores
independientemente de su nivel y condición social. Resumiendo, tenemos
un gobierno enemigo de las capacidades y de las oportunidades,
interesado en fabricar pobreza como una condición y sujeción económica y
social para asegurar que la imaginación creadora de los venezolanos no
despierte y se involucre en el desarrollo, garantizando de esa manera la
permanencia del caudillo en el poder de por vida, alrededor de sus
séquitos más leales e incondicionales.
Entretanto, la gente pobre continúa entrampada reproduciendo sus propios vicios, causados por los déficits sociales del entorno
y como consecuencia de la pérdida de su autoestima individual y
colectiva. Para esa mayoría de venezolanos, es normal vivir el día a
día sin agua, sin luz, sin gas, sin cloacas, sin viviendas dignas, sin
escuelas cercanas, sin centros de salud, sin empleos para jóvenes, sin
empleos para adultos. Adicionalmente a esa tragedia social, a los pobres
les es muy difícil escapar de los perversos efectos de las drogas, del
alcohol, de la delincuencia. A falta de educación y orientación sexual,
de los embarazos prematuros. Pero también del abandono por parte de sus
dirigentes, los cuales solo los visitan en tiempos de elecciones,
incluyendo los que andan ejerciendo funciones públicas; en fin,
comunidades huérfanas de asistencia económica, social, moral de los
poderes públicos del estado, para cumplir y hacer cumplir las
responsabilidades que tienen el gobierno nacional, los gobiernos
regionales y los municipales con ellos; igualmente las organizaciones
partidistas, gremiales, profesionales, sindicales, como entes
cooperadores sociales.
La buena noticia es que hay a nivel nacional un grupo de personas pensantes
con vocación social preocupadas no solo por la pobreza en el país sino
ocupados por buscar una fórmula social compartida de abajo hacia arriba
fundamentada en los valores de la Constitución, que elimine realmente la
pobreza para lograr justicia social en libertad. Ese grupo se llama “Iniciativa Democrática”
dirigido por el Dr. Werner Corrales con quien tuvimos este fin de
semana pasado la oportunidad de compartir ideas acerca de ese trabajo
que ya también en Bolívar se inició por intermedio de la Asociación
Civil República Intelectual de Guayana para propósitos iguales. El
compromiso de crear progreso para todos y eliminar la pobreza y toda
fuente de exclusión. Tener instituciones fiables y fuertes que nos
garantice el desarrollo en libertad y democracia.
Internacionalista.
Edición 1151. Twitter:@renenunezr Pueden oírme en “Diplomacia de Micrófono”, de 1 a 2 PM por la emisora LaMejor FM 91.5.
FUENTES: