POLÍTICA
DOMINACION B
Por: Nelson Maica C
Parte
B.
Para Goldhagen, las explicaciones vertidas sobre el hecho han dejado una puerta
entreabierta que no se ha tenido el coraje intelectual de atravesar. Ya lo
sabíamos: sin Hitler y sin los nazis no hubiera habido Holocausto.
Sin las duras reparaciones
impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles tras la Gran Guerra y sin la
profunda crisis económica de los años 30, los nazis no habrían ascendido al
poder.
Sin el antisemitismo latente en
Europa, y muy en particular en Alemania, el Holocausto no habría tenido lugar.
Tampoco sin la tibieza de las democracias occidentales al callar y no actuar, o
hacerlo tarde, ante la tragedia que se desarrollaba y nadie parecía querer ver,
que nadie se quería creer. ¡Las democracias occidentales no quieren ver cuanto
pasa en Venezuela y en Cuba hace 50 años!
Pero tenía que haber algo más
que explicara la inmensidad del desastre, la facilidad con la que se urdió, la banalidad
del mal. Las sospechas se han ido transformado en pruebas cada vez más
clamorosas.
Goldhagen las ha expuesto con
toda su crudeza en el libro antes citado. La evidencia más terrible se hace ya
incontestable: sin la participación voluntaria de los alemanes corrientes (ordinary people),
el régimen jamás habría podido exterminar a más de seis millones de personas: No obstante, fuera cual fuese la influencia de tales
factores en la formación y la puesta en práctica del programa antisemita de los
nazis, el origen de la voluntad
de los dirigentes nazis y de los alemanes corrientes que llevaron a cabo las
políticas de perseguir y matar a los judíos no estriba en esos otros factores
sino principalmente en el antisemitismo
compartido por todos ellos. Mucho ojo con esto.
La
participación de sectores del pueblo alemán no sucedió sólo como resultado de
una movilización forzosa. Un gran número
actuó por iniciativa propia, incluso al margen de las órdenes militares, o
cuando la rendición era inminente o ya se había producido.
El
odio contra el judío, contra el enemigo-otro, la persecución, el exterminio se
llevaron a cabo por propia voluntad, con fervor. Mientras tanto, el resto, los
que no habían huido del horror, los que quedaban y no se sentían
sobrevivientes, miraban para otro lado. Y callaban, nada vieron, nada sabía nadie…y,
agrego,… luego no corran llorando a las iglesias y a las embajadas y a las
potencias actuales…
El
resto, esta vez sí, fue silencio. Cómo un
pueblo pudo llegar a semejante desvarío moral, a una atrocidad tal, es cuestión
que el historiador Goldhagen traslada a otros para su dilucidación.
En
su trabajo se limita a instruir el caso y a instruirnos de paso, absteniéndose
de juzgar o condenar, entre otras razones, porque muchos verdugos han tenido
que compendiar y demasiados dedos acusadores tuvo que contabilizar como para
sentirse con ánimo para sancionar algo que afecta a personas particulares pero
que conmueve al mismo tiempo a una comunidad o pueblo que asedió y maltrató a
individuos concretos por pertenecer a una determinada comunidad o pueblo.
No
obstante, el testimonio de su revelación representa una imputación
suficientemente estremecedora, que coloca las cosas en su sitio, casi siempre
incómodo e incógnito. No es ésta la
primera vez que se lanza sobre la mesa de la historia tan seria denuncia.
En
el año 1944, aún bajo la tormenta bélica, el filósofo vienés F. A. Hayek
participa en la contienda, en el frente intelectual democrático, sin armas,
pero sin miramientos, y acusa a la causa profunda que engendró a la bestia, y
en la que no todos los afectados querían verse ni reconocerse:
Fue el predominio de las
ideas socialistas (comunistas), y no el prusianismo, lo que Alemania tuvo en
común con Italia y Rusia; y fue de las masas y no de las clases impregnadas de
la tradición prusiana y favorecidas por ella de donde surgió el
nacionalsocialismo.
Ahora
que sabemos todavía más acerca de la terrible verdad, de lo que aconteció,
cuando las pruebas pesan con tanto rigor, cabe la matización y la filigrana,
pero no el contraataque.
Sigue
derivándose la responsabilidad hacia instancias superiores: los tiempos
difíciles, la locura desatada, la imposibilidad de parar la barbarie, el
sistema, el mundo con sus misterios insondables, "pero Dios cómo lo permite", "yo qué podía hacer... si
yo no soy nadie".
La
excusa, el pretexto, la evasiva, no logran callar, sin embargo, el eco de la
ignominia, el lamento de los muertos, las preguntas a las que no se ha dado
satisfacción y nublan el horizonte: "¿Qué pasó? ¿Por qué pasó lo que pasó? ¿Cómo fue
posible?".
Pocos
protagonistas o analistas de los hechos advierten algo breve, no sencillo, pero
de una energía que puede conmover el mundo:
basta con decir "no". O "¡Basta
ya!".
Las
responsabilidades se disuelven entre la multitud y las entidades colectivas: el
pueblo, la clase social, el género, la raza, los ciudadanos. Pero ninguna de
ellas responde. ¿Quién ha sido? Y todos se miran entre sí. Casi todos callan.
Entre
ellos alguien apunta con el dedo índice de la mano izquierda y se siente así
comprometido políticamente, mientras con los dedos de la otra atenaza o
amordaza una nueva víctima.
Hay
también quien espera y se desespera, contemplando lo que hacen los demás:
"Si actúas tú, también lo hago yo.
¿Quién da el primer paso?".
No
falta tampoco el que aguarda órdenes, que le digan lo que debe hacer, hacia
dónde encaminarse, está desconcertado; hará lo que le digan... y quizá no es
consciente de que así empezó todo”.
¡Cuantos
funcionarios públicos son movilizados todos los días para “aplaudir y venerar”
en contra de su voluntad y… hoy día! Lo acabamos de presenciar este primero de
mayo 2011 en la avenida bolívar de caracas.
¿Dónde
están las autoridades encargadas de resguardar la integridad física de los
habitantes del país? ¿En Cuba?
¿Por
qué permitimos la dictadura mediática del régimen? ¿Dónde están los derechos
inalienables del hombre? ¿Don Simon Bolívar aró en el mar?
Y, por supuesto,
deberíamos tener perennemente presente que el socialismo comunismo ha estado
siempre asociado a la represión, al terror, y al crimen. Al escudriñar un poco
su historia eso se hace evidente.
Tips:
01.
Y todavía,
luego de casi 10 meses, no tapan el hueco en la calle los samanes del paraíso,
caracas, y tampoco, por supuesto, abren la calle al transito. ¡Que indolencia e
incompetencia! ¡Y en una zona de supuesta seguridad!
02.
¿Hasta
cuando demagogia, populismo, militarismo? ¿Hasta cuando engañar al pueblo? ¿Por
qué el gobierno fija precios? Porque: a.
el gobierno no tiene una explicación que convenza a la mayoría del pueblo para
hacerlo; b. hay escasez de
artículos; c. hay exceso de dinero
en circulación. Para nadie es un secreto que cuando el gobierno fija precios
esta, de inmediato, estimulando la escasez; esta favoreciendo solo a un sector
minoritario de la población y esta acabando con productores.
03.
Tampoco es
un secreto para nadie, porque ya aconteció durante la segunda guerra mundial,
que cuando el gobierno fija precios es porque esta en guerra con otro país (se
entiende que la economía debe ser dirigida por el gobierno solo en ese caso) o
quiere someter a obediencia, a la esclavitud absoluta al pueblo, por medio del
hambre (es una ventaja política para quienes detentan el poder – imposición por
la fuerza del socialismo comunismo), entonces instala una política
inflacionaria. Siempre acompañan estas imposiciones con una perorata contra la
supuesta voracidad de los comerciantes. ¿Este pueblo esta en guerra contra cual
otro pueblo? ¿Usted lo conoce? ¿Este pueblo se dejara esclavizar?
04.
Más
demagogia: mantener el precio de determinados artículos o grupos de ellos, por
debajo del precio del mercado. Argumento: son artículos de primera necesidad y
los pobres tienen derecho a adquirirlos. ¿Quiénes y cuantos son los pobre?
¿Dónde esta la definición de “pobre”, en cual ley? Para cuantificar los recursos
que se destinan a ellos; de lo contrario nunca se conocerá el monto que se les
destina como tampoco si realmente les llega a los necesitados. Las cuentas del
gobierno no convencen en esto.
05.
¿Quién
determina la distribución de la carne? ¿El poder adquisitivo y/o la necesidad?
Tanto el precio como la necesidad.
06.
Consecuencias
de mantener el precio por debajo del mercado: a. incremento de la demanda, por ser barato y porque se puede
comprar mas; b. se reduce, de
inmediato, la oferta del producto porque al comprar mas las existencias se
agotan mas rápido; c. la producción
se contrae; d. los márgenes de
ganancia y reposición se reducen; e.
los productores pequeños y marginales desaparecen; f. los productores mas eficientes tienen perdidas. Hay suficientes
experiencias pasadas en todo el mundo sobre esto. Recordemos a Jorge Agustín
Nicolas Ruiz de Santayana, 1863-1952, filosofo, poeta y novelista español en
ingles: “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.
07.
Es el gobierno quien provoca la escasez cuando fija
el precio y eso entra en contradicción con la cantaleta del propio gobierno de
que quiere que todos vivan bien. Acuden al
expediente de más controles, más burocracia: racionamiento, control de costos,
subsidios y más fijación de precios. Pura demagogia. Populismo. Militarismo.
Socialismo comunismo. Control y
sometimiento por hambre de toda la población.
08.
Cuando se
hace evidente la escasez, tal cual en estos momentos, de algún o algunos
productos regulados, el gobierno y su grupo llegan al cinismo de acusar a los
consumidores de mayor poder adquisitivo de comprar en demasía, de comprar mas
de cuanto consumen y a las empresas de acumularlos, de acapararlos, y aprovecha
el momento para establecer prioridades para las compras o a quienes se les asigna
o como deben adquirir el producto. Se raciona el producto. Es el racionamiento
cubano. Es el racionamiento socialista comunista. Se limita la demanda y se
quiebra a los productores.
09.
En la
medida en que el gobierno interviene los precios provoca la escasez de los
productos. Más racionamiento y más subsidios. Menos producción. Toda una
“maroma” porque compra quien tiene recursos. Los contribuyentes, quienes pagan
impuestos, se subsidian así mismos. ¿Quién paga los subsidios? El pueblo, el
ciudadano, el que paga los impuestos. ¿Se ha inventado alguna forma mediante la
cual el pueblo, el ciudadano, obtenga algún bien a cambio de nada? Negativo,
hasta el presente. Toda esa perorata justificativa es parte de la demagogia y
de la campaña electoral. Cuando un ladrón nos quita el dinero no podemos
comprar nada. Cuando nos despojan del dinero mediante impuestos para pagar
burocracia inútil pasa lo mismo.
10.
El gobierno
ha elaborado toda una campaña informativa para importantizar y justificar su
control de precios y el supuesto éxito obtenido. Hasta se atreve, con cinismo, exhibir
una falsa consigna sobre “el buen vivir”. Pregona que el control de precios
funciona, aderezado, además, en un patrioterismo falso y chabacano y en una
supuesta crisis mundial que solo le sirve a sus propósitos. Pero las
dificultades económicas, sociales, políticas, nacionales, crecen, no se
detienen. La demanda de bienes regulados excede a la oferta. Ahora la escasez
se extiende a varios rublos y, por supuesto, todo gobierno totalitario, generalizara
el control. El pueblo, el ciudadano buscara sustitutos, los no controlados y
racionados: aparecerá, como en efecto ocurre, el mercado negro y se profundiza
y generaliza la matraca. Seguirá la inmensa corrupción.
11.
El gobierno
estimulara la aparición del mercado negro porque esta o estará en manos de sus
acólitos y funcionarios. Seguimos en el próximo.
“La pasión de
dominar es la mas terrible de todas las enfermedades del espíritu humano”.
Voltaíre,
1694-1778, Filósofo y escritor francés.
Caracas,
Venezuela, 22/09/07. 03/05/2011.