El Traidor y las Farc
Luis Fernández Moyano
4 Mayo, 2011
Es bueno que Pérez Becerra y los faracos lo comprendan. Van en
picada. Dejaron de serle útil. Santos, su “amigo íntimo”, está en la
cresta de la ola. Si los desencantados, traicionados, estrujados y
expelidos por el magisterial oportunismo presidencial volaran, el cielo
estaría nublado. Así son las cosas.
Razón tiene el faraco Joaquín Pérez Becerra en armar un berrinche por
la canallada que le hizo el teniente coronel al agarrarlo en interiores
y despachárselo vía certificada, aérea y expresa a su, por ahora y
mientras lo necesite, mejor amigo. A la hora de la sobrevivencia, Hugo
Chávez no le para bolas al internacionalismo proletario, la comunión
ideológica, los compromisos revolucionarios, Tirofijo, Raúl Reyes y
yerbas del mismo calado. Para Chávez, lo único
que importa es el culo en que se sienta. Cuando le llegue la hora, ya
verán Diosdado, Izarrita, Nicolás Maduro, Soto Rojas y su cuerda
bolivariana el aprecio, el respeto y la amistad que les tiene. Los
tirará al basural como quien suelta un pañal servido. O artilugio más
íntimo.
Imposible negar que la Anncol, agencia de noticias del Secretariado
de las Farc dirigida por Becerra desde territorio neutral – vale decir,
desde nación pendeja – se le abrió de piernas, lo alabó, elogió, endiosó
y convirtió en la versión rediviva de Lenin y sus apóstoles. Para Pérez
Becerra, el de Chávez es “un gobierno al que nosotros hemos apoyado, un
gobierno al que nosotros hemos difundido a través de Café Stereo y
ANNCOL los propósitos de la Revolución Bolivariana en Venezuela y por
lo tanto creo que esto es un golpetazo”.
Lo es. Como fue un golpetazo el que dio el 4 de febrero, cuando
traicionó todos los juramentos militares hechos y por hacer. Y los que
hizo, hace y hará mientras viva. No es asunto de ideología, de
compromiso revolucionario, de solidaridad e internacionalismo, de fe en
la causa revolucionaria y compromiso histórico con la Nación. Es su
naturaleza, como la del alacrán que se monta en la ranita. No es que
quiera o no quiera. Es que no puede hacer otra cosa en su vida que
salvar su pellejo, aprovecharse de la ingenuidad del mundo y chupar de
la teta del Poder tanto como le aguante el cuerpo.
¿No lo hemos visto disfrazado de ángel guardián, vestido de azulito,
declarándole un amor eterno a la humanidad, prometiendo crucifijo en
mano que rectificaría, que no volvería a ordenar el Plan Ávila, a montar
otro Puente Llaguno, a respetar la Constitución como a Dios Santo y
Todopoderoso? Más de un obispo de testigo, más de un cardenal
en conocimiento, más de un Papa que pueda jurarlo. Chávez miente como
un descosido, traiciona como Judas, vende a la Patria y le cede la
soberanía a los cubanos con una liviandad de cuerpo que asombra al más
escéptico. Salvo el Poder, su Poder, todo lo demás le sabe a ñoña.
Es bueno que Pérez Becerra y los faracos lo comprendan. Van en
picada. Dejaron de serle útil. Santos, su “amigo íntimo”, está en la
cresta de la ola. Si los desencantados, traicionados, estrujados y
expelidos por el magisterial oportunismo presidencial volaran, el cielo
estaría nublado. Así son las cosas.
FUENTE: Noticiero Digital.com