¿DÓNDE ESTÁS SIMÓN?
Bolívar,
¿qué te has hecho?; ¿por qué se usa y abusa de tu nombre en boca del
Presidente y su cúpula podrida, mientras tu ejemplo y palabra quedan en
el olvido, o peor aún, se malinterpretan torciendo su sentido?; ¿por qué
de tu nombre quiere hacerse uso exclusivo, propiedad reservada de un
sector, siendo la Patria de todos, y tu nombre patrimonio común? La respuesta, claro está que la conocemos, pero tal vez no tenemos el valor de asumirla con el vigor sostenido que se requiere. Los culpables -por acción u omisión- somos todos, unos criminalmente haciendo, otros criminalmente dejando hacer.
Es hora de actuar, de exigir rectificación y de luchar por el cambio de personas y programas, conforme a la Constitución. Gente nueva para tiempos distintos. No
basta con dolernos de lo que ocurre y deplorar el desplome de las
instituciones; no es suficiente criticar en privado -si en voz baja
mejor- para evitar represalias. Albert Einstein, con sobrada inteligencia, dijo que “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”. Es hora de pensar y hacer distinto a como lo hemos venido haciendo en los últimos doce años.
El
genio va más lejos aún: “La crisis es la mejor bendición que puede
sucederle a personas y países, porque la crisis trae progreso. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien
atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio
talento y respeta más los problemas que las soluciones. La verdadera
crisis es la de la incompetencia. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar salidas y soluciones”.
“Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En
vez de esto trabajemos duro”. Einstein invita: “Acabemos de una vez con
la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por
superarla”. La crisis de la República, la pérdida de valores, la
corrupción desatada y estimulada por la lenidad, la ineficiencia hecha
forma de gobierno, y el hambre y angustia del pueblo nos convocan a
actuar.
Simón,
reaparece en el escenario; que tu palabra y ejemplo conduzcan a la
rehabilitación nacional. Tal vez a esta hora, de tus múltiples llamados
para salvar la República, es el de la unidad el más necesario, el que
debemos atender todos -hombres del gobierno y de la oposición-
particularmente Chávez y su cogollo, de un lado, y del otro la Mesa de
la Unidad, el liderazgo democrático: sin unión no hay salida.
Parece invariable la decisión del Presidente de la República de desunirnos, de enfrentarnos unos a otros. Ante
eso, que los precandidatos presidenciales de la oposición y los
partidos democráticos, y que todos los que queremos libertad, igualdad y
salida de Chávez, hagamos bandera de la unidad, actuemos siempre por
ella y para ella: “La unión hace la fuerza” (26-11-1824), “Unámonos y
seremos invencibles” (10-1-1817). “Lo que puede ponernos
en actitud de fundar un gobierno libre es la unión, ciertamente; más
esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos
sensibles y esfuerzos bien dirigidos” (6-9-1815).
Que
nadie piense que la tarea es de otros, y que espere que otros produzcan
el cambio. Por el contrario, que cada uno de nosotros pueda exclamar
con Bolívar: “Cuando yo perdiera todo sobre la tierra, me quedaría la
gloria de haber llenado mi deber hasta la última extremidad, y esta
gloria será eternamente mi bien y mi dicha” (10-11-1824).
PACIANO PADRÓN
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