PORTACHUELO/ René Núñez (*)
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25 de mayo 2011
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Ideas para la prosperidad económica y social de Guayana (II) Ciudad Guayana cumplirá sus primeros 50 años el 2 de julio. Para celebrar esa fecha es la razón por la cual este humilde servidor tacariguero-margariteño, que ha hecho de esta extraordinaria región su hogar familiar los últimos 35 años, elaboró esta propuesta como una contribución al debate del futuro de Guayana que estamos obligados todos propiciar. Son ideas cargadas de sinceros propósitos y nobles deseos fáciles de hacerlos realidad si se dejan de lado las diferencias, las contradicciones, los antagonismos que nos impide avanzar en el desarrollo regional. Un compromiso de reconciliación de todos con la eficiencia, con la honestidad, con la transparencia, con la tolerancia, con los valores de la familia, con la solidaridad de los menos capacitados y, por ende, los de menos oportunidades para accesar al bien común: los pobres. La prosperidad económica y social de Guayana es posible. Otros pueblos sin materias primas y con conflictos más graves que los nuestros la alcanzaron. No fue fácil. Después de muchos años entendieron que no hay cambios sin hombres cambiados. No hay políticas nuevas sin políticas renovadas. Se hicieron un examen de conciencia individual y colectiva y con fe sumaron voluntades mayoritarias. Poniendo el mayor énfasis en lo positivo. En la edición pasada les señalé las premisas, las ideas básicas para el razonamiento de la propuesta, hoy justificamos la necesidad de ponernos de acuerdo en la formulación de un plan de desarrollo compartido. a) Justificación del Plan El desarrollo de Guayana es un reto complejo que -no cabe duda- requiere de un consenso de opiniones de los diferentes sectores: políticos, económicos, sociales, culturales, deportivos, así como de estudios académicos de carácter histórico y evaluaciones objetivas y serias de las necesidades reales de la región. Por eso la formulación de esta propuesta de trabajo que comparto con ustedes hoy, requiere de una discusión amplia, seria, objetiva y desprendida de cualquier interés con organismos empresariales y comerciales, gremios de profesionales, organizaciones sindicales y sociales, universidades, partidos políticos, ONG, gobiernos regional y municipales, diputados, consejos comunales, entre otros, con la finalidad de persuadirlos de la ineludible e impostergable necesidad de un pacto social por la prosperidad regional, donde todos nos sintamos satisfechos por la calidad de vida que nos merecemos como ciudadanos y seres humanos. El desarrollo es de y para los ciudadanos y no de o para las instituciones. De nada vale un crecimiento económico sin no se produce una mejoría en la calidad de vida de la gente. Hasta ahora las políticas públicas han estado orientadas a consolidar la relación gobierno-sociedad; sin lograr los objetivos primarios y fundamentales como los de revertir el rezago social, el rezago de infraestructura productiva, el rezago urbanístico, el rezago de la eficiencia de los servicios públicos, el rezago de los servicios educativos y sanitarios, el rezago de la seguridad individual y colectiva, el rezago de una participación efectiva y sincera sin exclusión de grupo alguno, el rezago en ciencias y tecnologías, características todas éstas presentes en la región de Guayana. A este cuadro de falencias, se le ha agregado uno de salud pública: el ambiental, el cual sigue siendo ignorado y subestimado por los gobiernos regional y los municipales, a pesar de sus efectos letales en la salud de la población. Ninguno de los gobiernos que hemos tenido se ha preocupado por aprobar una política pública regional u ordenanza municipal (Municipio Caroní) orientada a evaluar, desde los puntos de vista técnico y social, sus causas y sus efectos para atenuar el grado de polución generado por los desperdicios, los desechos líquidos, sólidos y los gases contaminados emanados de empresas básicas y privadas. El modelo de Guayana debe ser reformulado y adecuarlo a la nueva realidad de Guayana para garantizar la prosperidad social sin distingo de clase, género, religión, credo político o ideológico. No es momento para buscar culpables si el modelo anterior cumplió o no su misión; de lo que se trata es que Guayana necesita claridad en su futuro, para dar respuestas a sus variados y complejos problemas, de desigualdades sociales por la improductividad de las empresas estatales, por la preeminencia de lo ideológico sobre lo técnico y lo económico, por los niveles de inseguridad natural y jurídico, por la precaria oferta de capacidades y oportunidades, por la exclusión social, por la corrupción, por las improvisaciones en la toma de decisiones públicas, por las expropiaciones de negocios privados rentables, por la negación de los derechos sindicales a la protesta, a la huelga, por la segregación ciudadana como política de estado. Sabemos que muchos de estos problemas tienen relación con la ineficiencia de las políticas públicas del Estado central, los cuales los gobiernos regional y municipales no pueden, ni tiene posibilidades de influir para cambiar las grandes estrategias nacionales de desarrollo, lo que sí puede y debe hacer es operar su propio modelo de desarrollo regional, que le permita disminuir y en lo posible suprimir, los efectos nocivos del modelo nacional, como son el desempleo, la polarización entre riqueza y pobreza, la concentración regional y sectorial del desarrollo y la desintegración del tejido social. Sin dejar de reclamar ante el gobierno central y la Asamblea Nacional su atención de cooperación para facilitar la viabilidad de la propuesta de hacer del Estado Bolívar una región próspera, participativa con equidad, igualdad y justicia social. (Continúa) (*) Internacionalista Twitter @renenunezr Pueden oírme en Diplomacia de Micrófono, de 12:00 a 1:00 pm por la emisora LaMejor FM 91.5 con Guillermo D. Mosquera.
FUENTE: Correo del Caroní
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