ECONOMIA
MODELOS
Por
Nelson Maica C
Toda sociedad debería discutir el modelo económico que desea
establecer, someterlo a referéndum y, de ser aprobado por una mayoría
calificada, aplicarlo; de lo contrario, continuar su búsqueda y repetir el
procedimiento hasta aprobarlo.
Hay pocas opciones por los momentos. En realidad solo se cuenta
con dos modelos económicos: el centralizado o el descentralizado.
El modelo
centralizado consiste en dejar que un centro, llámese gobierno, buró,
partido o dictador sea el que tome las decisiones económicas que permitirán
producir bienes y servicios a fin de que la sociedad pueda sobrevivir.
Este centro (dictador) es el que decidirá qué producir, a quién
distribuir, cuánto asignar a cada persona y organizará la fuerza de trabajo
para colocar a cada hombre en un punto de la maquinaria estatal de producción. Tal
como hacen en Cuba y pretenden hacer en Venezuela.
El modelo centralizado ha recibido muchos nombres. Por ejemplo: esclavista,
feudal, socialista, fascista, nazi, soviético, maoísta, comunista, economía de
estado, capitalismo de estado, etc.
El modelo centralizado requiere la abolición, el extermino, de
la propiedad privada y por lo tanto la prohibición del comercio entre los
particulares.
La producción de cualquier bien, ropa, por ejemplo, no la decide
el empresario sino el centro (el gobierno, el dictador). La norma, la regla
fundamental de funcionamiento se basa en la disciplina u obediencia, la
sumisión, el servilismo absoluto al poder central, al dictador.
El modelo descentralizado consiste en proteger y ayudar a establecer que los individuos,
los ciudadanos, el pueblo, sean los protagonistas, los actores fundamentales de
la economía.
Eso quiere decir que cada individuo, cada ciudadano del pueblo,
tiene la libertad plena, sin tanta permisología, de decidir la actividad que
quiera realizar ya sea en la producción, manufactura o en la distribución de
cualquier producto.
Este individuo, esta persona, este ciudadano, debe elegir si se
dedica a producir metras, pan, zapatos, juguetes, computadoras, celulares,
satélites, cohetes, etc. O bien, si desea comercializar lo que otros producen.
El modelo descentralizado establece como normas de funcionamiento el respeto a la
propiedad de los demás individuos así como el respeto a la libre competencia.
Este modelo ha
recibido también distintas denominaciones: capitalista, de libre empresa,
liberalismo económico, economía de mercado, neoliberalismo, gran capital, etc.
Estos son los dos modelos puros de la economía. Sin embargo, en
lo práctico, en lo real, en el día a día, hoy, no existe ningún país que lo
aplique al pie de la letra. Casi todos los países del planeta tienen una mezcla
de los dos modelos económicos.
Hay sociedades que tienen más mercado que intromisión y
regulaciones del gobierno, por ejemplo, Hong Kong, Singapur, Taiwan, etc. Otras
sociedades tienen más regulaciones del gobierno que libertad de mercado, por
ejemplo, Corea del Norte, Cuba, China, y ahora se intenta implantar en
Venezuela con menoscabo de todos los derechos humanos y libertades consagradas
al ser humano, etc.
¿Por que existen esos tipos de economías mezcladas? Ninguna
explicación completa. Posiblemente porque es difícil definir el proyecto de gobierno
que al final, para un tiempo determinado, desea cada sociedad.
Se requiere, tal vez, tener una larga, profunda y variada
educación que haga posible la existencia de teóricos que comprendan
perfectamente los caminos de la economía y cuyo fin es la felicidad del humano.
Pero, el pensamiento económico que ha dominado, al presente, ha
sido el que se fundamenta entre lo que se vivió en Europa con el socialismo
comunismo de la Urss y China, el fascismo y el nazismo, las supuestas ideas del
marxismo y las del llamado mundo libre occidental, ganadores de la segunda
guerra mundial, lideres del mercado mundial y su teórico muy celebrado John
Maynard Keynes.
El marxismo estableció, para algunos fanáticos, las bases para
la creación de los sistemas centralizados mediante su prédica por la abolición
de la propiedad privada y del capitalismo. Eso lo hacían los reyes y caudillos.
Keynes estableció, documentado, la teoría para legitimar la
intervención del estado en la economía. En realidad ambos planteamientos
empujaban hacia el mismo lado, es decir, hacia el centralismo económico.
Por lo tanto unos países se declararon abiertamente socialistas
comunistas, fascistas o nazis y otros simpatizaron con las ideas Keynesianas de
permitir que los gobiernos dirigieran la economía, controlaran los mercados,
regularan la producción, y manipularan la moneda. De esta manera, el sistema de
mercados libres sufrió un descalabro, se eliminaron las libertades económicas
(y por lo tanto, políticas) de los individuos y la burocracia gubernamental
tomó el papel estelar de la comedia.
Luego llego como una especie de despertar en todo el mundo por recuperar
aquel sistema que permite aprovechar las capacidades y talento de cada
ciudadano. Se empieza a ver las bondades del mercado, la competencia, las
motivaciones económicas de los individuos, etc.
Es como una rehabilitación del liberalismo económico sintetizado
por mentes brillantes como la de Adam Smith, León Walras, Carl Menger, Bohm von
Bawerk, Ludwig von Mises, Friedrich von Hayek, Israel Kirzner, Milton Friedman,
etc.
Autores que, por cierto, quedaron proscritos de los programas de
economía de muchos países latinoamericanos. Parece que Chile y ahora Perú los
han redescubierto en cierta forma.
Uno de los grandes problemas que enfrentan los países latinos,
para algunos pensadores y analistas, es que hay muy poca gente experta en el
pensamiento del liberalismo económico.
En contraposición hay demasiada gente contaminada por las ideas socialistas
comunistas y keynesianas, incluyendo a Usa. De esta forma es muy difícil crear
un proyecto de nación que tenga una clara definición hacia el establecimiento
de una economía de mercado.
Sin embargo, la oleada histórica que estamos viviendo favorece
el desarrollo de economías de mercado. Países que antes veneraban la
centralización (URSS, China, Polonia, etc.) han tomado la decisión de cambiar
su modelo de economía estatal para implantar, en principio, algo de la economía
de mercado. En Venezuela se pretende hacer lo contrario. ¿Por que?.
¿Qué tan exitosa será esta transformación? Depende del clima
intelectual que se logre en cada sociedad. Por ejemplo, en el caso mexicano, se
intentó caminar en este plan de transformaciones. Pero la intelectualidad y
todo el sistema educativo estaban estructurados en la filosofía de economías
estatales.
La conciencia de los jóvenes, docentes, periodistas y escritores
estaba conquistada por la ideología marxista-keynesiana. Esto dificultó
enormemente el establecimiento del nuevo modelo económico. Sin embargo, la
discusión de qué modelo tomar sigue tan necesaria ayer como hoy. En la elección
del modelo está precisamente la clave para garantizar un mundo de prosperidad o
uno de pobreza.
En varias oportunidades, con votos mayoritarios, el pueblo de
Venezuela le ha dicho no al socialismo comunismo; sin embrago el gobierno sigue
empeñado, por orden del castrismo improductivo, chupa sangre, en su
implantación. Esta por verse hasta donde llegaremos y ojala no tengamos que
pasar por una confrontación no verbal, no cívica, interna, a estas alturas
innecesaria.
Ya la población se pronuncio y las actuales autoridades del
gobierno están de salida, por la supuesta vía electoral, y a pesar del uso de
leyes trampa y metodologías electorales como “la salamandra”.
Tampoco es descartable la posibilidad de que el gobierno
voluntariamente adelante su salida dada su demostrada, en doce años,
incapacidad y total desastre administrativo y en todos los aspectos. Todo tiene
su tiempo y lugar. Quien quiera ver que vea.
“Fíese solo de
los hechos. La vida sucede en los hechos, no en las palabras”
Alfred Adler,
Austriaco, 1870-1937, fundador de la Psicología Individual.
Caracas, Venezuela, 17/06/2011.