PORTACHUELO// Por: René Núñez
Si la Vinotinto lo está haciendo,
sí se puede una Venezuela mejor…
Nadie nace sobrado. Ni tampoco imposibilitado de conciencia. En este mundo todo responde a una evolución... Ir contra ese designio humano, es negar la razón de ser. Por más difícil, por más trabas, por más impedimentos tenga uno siempre existe la posibilidad de vencer. Son miles los ejemplos de personas con impedimentos físicos, con limitaciones motoras, sin recursos, privados de libertad, que alcanzaron con éxito sus objetivos de vida.
Esta reflexión la traigo a colación, con ocasión de la felicidad colectiva que nos embarga a todos los venezolanos desde el domingo en la noche por la clasificación a semifinales de la Vinotinto en la copa América, actualmente en disputa en Argentina. Una alegría indescriptible, con sentido de pertenencia, con sincero patriotismo, que por un rato nos ha hecho olvidar el drama de exclusión social y de intolerancia que se vive en el país, harto de desigualdades, de la inseguridad, del desempleo, de la injusticia, del abuso de poder.
El avance de la Vinotinto en esto del fútbol, no cabe duda, representa un hecho deportivo histórico sin precedente tanto a nivel nacional como internacional frente a equipos de reconocida trayectoria mundial.
En esta oportunidad la cátedra del fútbol suramericano, una de las mejores del mundo, se cayó, porque se encontraron con una selección criolla justa en momentos cuando alcanza un nivel competitivo cuyos resultados comienzan a mostrarse después de un largo y concienzudo proceso iniciado bajo la dirección de Pastoriza, seguido con Richard Páez y ahora con César Farías; un novel técnico sucrense osado y convencido que no hay equipos grandes sino equipos pequeños, para reducir la diferencia competitiva solo se requiere de mucha preparación, fogueo, aprendizaje, físico pero sobre todo convicción de triunfo.
De por medio hay todo un esfuerzo colectivo, de jóvenes talentosos unidos con experimentados, de dirección retadora con apoyo federativo y de empresas privadas las cuales no escatimaron apoyo alguno en la apuesta de esta selección desde sus inicios, cuando nadie se atrevía a hacerlo porque no daban ratings o no era un producto rentable, y por los estadios vacíos por falta de hinchas convencidas.
El empate frente a Brasil, uno de los mejores equipos de toda la historia del fútbol mundial, la victoria frente a Ecuador, el empate ante otro grande y mundialista como Paraguay, y la victoria de este domingo sobre Chile, para pasar a la ronda siguiente, la semifinal, significó para los venezolanos un nuevo aliento de país, de reunificación de todos los sectores sociales, de inmensa alegría, de euforia popular culminado en toma de calles vociferando casi al unísono “Sí se puede” “Sí se puede”. Claro que puede Venezuela vencer los obstáculos cualesquiera sea su naturaleza.
En este nuevo paso agigantado de la Vinotinto, se hace oportuno y necesario enviar un mensaje a los asambleístas del gobierno quienes en paralelo a esta realidad deportiva que recién comienza a escribir el seleccionado tricolor, intentan forzar con su mayoría la aprobación de la reforma a la ley del deporte para hacerla parecer a la cubana donde el gobierno central se convierte en el responsable único de la planificación y el control del desarrollo del deporte en general; en el fondo conlleva la mal sana intención de acabar con el deporte profesional y por ende, evitar el apoyo económico que hasta ahora han brindado la empresa privada, sostenedora del béisbol, del básquet, del fútbol profesional, entre otras disciplinas.
Ojalá, aunque lo dudo, los diputados oficialistas entiendan la importancia del rol del profesionalismo, fuente creadora de talentos, de empleos, de riquezas, y asuman con entereza y conciencia democrática la conveniencia de no seguir adelante con la discusión y la aprobación de semejante adefesio jurídico, obsoleto, anacrónico y empobrecedor de libertades deportivas.
Finalmente, justicia reconocer que parte de este progreso de la Vinotinto, se debe fundamentalmente al apoyo incondicional del Grupo Polar, de Meridiano TV, incluyendo RCTV hasta su confiscación, pionera en la transmisión de los primeros partidos de la oncena de lanceros. Por otra parte, la labor de César Farías como director técnico, merece un comentario particular, si bien es cierto, él de alguna manera le está tocando vivir la cosecha del trabajo emprendido por sus antecesores; no es menos cierto que este cumanés ha sabido sortear con paciencia e inteligencia los insultos, las críticas de fanáticos impacientes por los resultados irregulares que venían obteniendo bajo su conducción. César no se amilanó, por el contrario, siguió trabajando ceñido a su esquema preestablecido, aprovechando 22 partidos de fogueo para poner en juego a todos los invitados, jóvenes promesas y experimentados, incluyendo los de la sub23; concluyendo su trabajo con un mes de entrenamiento intenso en un centro de alto rendimiento en Dallas, Estados Unidos, donde nuestra selección alcanzó el acondicionamiento físico y mental exigido por él para esta Copa América.
Al César lo del César.
Twitter @renenunezr
Edición 1.164. Pueden oírme en Diplomacia de Micrófono, de 12:00 a 1:00 pm por la emisora LaMejor FM 91.5 con Guillermo D’Mosquera
FUENTE: Correo del Caroní
FUENTE: Correo del Caroní