Comprando espejitos
José
Vicente Carrasquero A.
Una de las
grandes tragedias que atraviesa el país es la corta visión del líder del mal
llamado proceso revolucionario. Para empezar, la vista está dirigida al pasado.
Las referencias permanentes a personajes de la independencia indican una
mentalidad orientada a pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Que por lo
tanto es mejor volver al pasado. Retrotraernos a nuestras raíces sin objetivo
conocido.
De ahí que no se
note en el discurso presidencial un futuro que manifieste otra cosa que
etiquetas que al final terminan siendo intrascendentes. El presidente habla de
soberanía. Hace suponer que hasta su llegada éramos un país invadido y sometido
a la voluntad de otras naciones. Pero, esa soberanía de la que habla el
presidente no se traduce en reducción de la deuda externa e interna, en una
producción importante de los alimentos que consumimos, en una infraestructura
que facilite la producción de bienes y su distribución, una red eléctrica que
pueda soportar un crecimiento importante de la industria y el incremento de la
calidad de vida de los venezolanos.
Todo esto sucede
porque el presidente, como exégeta de Bolívar, no tiene manera de diseñar e
impulsar planes que ponga a Venezuela a la cabeza del desarrollo de los pueblos
del tercer mundo. Esa grave falta de visión hace de Chávez el principal
comprador de espejitos del planeta. Esto porque cualquier cosita sin
importancia lo sorprende y porque maneja suficientes recursos para hacerse de
esos jugueticos.
De ahí que tanto
el presidente como su coro de replicadores digan que la medicina cubana es la
mejor del mundo y se proceda a traer médicos, equipos y medicamentos de la isla
de Castro. No vamos a negar que el servicio de salud de Cuba sea bueno, pero de
ahí a que es el mejor del planeta hay un buen trecho. Con la cantidad de dinero
que se ha gastado en esta empresa podíamos haber traído mejores planes y
recursos de otros países, como Brasil por ejemplo, y haber fortalecido nuestro
sistema hospitalario. Pero Castro hizo su trabajo y le vendió a Chávez el
espejito de una medicina que se ha quedado muy por debajo de la que debiera
tener un país que cuenta con los recursos de que disponemos.
Los chinos
también han hecho su trabajo vendiendo espejitos a Hugo. Desde una “fabrica” de
celulares hasta satélites. Los asiáticos han sido tan astutos que han
conseguido que Venezuela les financie sus investigaciones. Esto funciona así,
China le da un crédito a Venezuela con el compromiso de comprar uno de estos
espejitos que se ponen en órbita. Los chinos usan el préstamo que le da a
Venezuela para financiar la construcción del juguete. Nuestro país tendrá que
pagar luego el crédito y los respectivos intereses. ¿Qué líder que se respete
puede hacer un negocio tan chato?
Los iraníes
también han hecho lo suyo con una fábrica de vehículos de tecnología obsoleta
que no resuelven el problema de la demanda que existe en el país. En cadena de
medios el presidente se vanagloria de que estos carros se ensamblen en el país sin
mencionar que la totalidad de las partes son importadas. Eso no los presenta
Hugo como una gran obra de gobierno que va a sacar al país del subdesarrollo. Y
todavía hace falta convencer a la gente de que con Chávez el futuro de
Venezuela es muy triste.
El comprador de
espejitos ha dado múltiples evidencias de su incapacidad para pensar en grande.
Ha mostrado que cualquier proyectico lo sorprende. Incluso la propaganda
oficial presenta una afligido cuña que promociona los magros logros de este
proceso político. Si lo que aparece en esa pieza publicitaria resume lo que ha
hecho este gobierno, tienen razón quienes lo califican como el peor de la
historia venezolana.
Venezuela ha
saltado al pasado. Y sigue retrocediendo. La educación, herramienta de
desarrollo, es para este gobierno un simple instrumento político al que no le
presta mayor atención. De ahí hoy comiencen las actividades escolares con
tantas deficiencias y que los maestros sean de los peores pagados del
continente.
La
infraestructura no mejora. Caracas se ha hecho todavía más invivible. No hay un
sistema de transporte adecuado. No hay una vialidad adecuada. No se puede
caminar de un lugar a otro sin estar sometido a los peligros de no tener una
acera o un paso peatonal adecuado.
La inseguridad
se ha desatado de una forma que reta la capacidad del estado para mantener el
monopolio de la violencia. Muchos de los crímenes son resoluciones de
conflictos por vía extra legal. Personas que se hacen justicia por su propia
mano. Como en el siglo XIX.
La falta de visión
de grandeza de esta precaria y primitiva clase política nos conduce a un
lamentable estado en el cual podemos terminar siendo víctimas inertes de
potencias medianas que puedan necesitar nuestros recursos. Y, como en lo
militar también hemos retrocedido muchísimo, el peligro que se cierne sobre
Venezuela no puede ser descartado. Eso a pesar que el comprador de espejitos ha
endeudado al país adquiriendo una cantidad de armas rusas. Armas como las que
tenía Saddam cuando en 1990 se atrevió a desafiar al mundo invadiendo Kuwait.
Fue una guerra de las armas del futuro contra las armas del pasado.
Debemos
planificar con grandeza. Un país con tantas riquezas como el nuestro merece
más. Lo primero que tenemos que cambiar es de clase política y se nos presenta
una excelente oportunidad de hacerlo el 7 de Octubre de 2012 cuando la mayoría
de los venezolanos le dirán no al pasado.
Twitter
@botellazo
Un abrazo !
--
Jose Vicente Carrasquero A., PhD
58 416 6355645
Jose Vicente Carrasquero A., PhD
58 416 6355645
"Algunos hombres en el mundo gobiernan a su pueblo mediante tretas y no por principios rectos"