PORTACHUELO
Por:
René Núñez (*)
Pudo
ser un excelente,
Presidente-Gerente-Constructor
La semana pasada tuve en mi
programa de radio al
Ing. Waldo Negrón, un maracucho de nacimiento pero guayanés de vida profesional
y familiar. Autor del recién bautizado libro: Leopoldo Sucre Figarella “Legado gerencial”, un extraordinario
trabajo de investigación sobre uno de los políticos mas brillantes en
ejecutorias públicas de la historia democrática venezolana. Un documento que no
solo recoge la personalidad, el estilo de dirección, las anécdotas, los testimonios,
las opiniones de personalidades que tuvieron la dicha de trabajar con él, sino también
las obras construidas con eficiencia y transparencia por Leopoldo; destacándose
por supuesto su gestión como ministro de la Corporación Venezolana de Guayana
durante el período 1984-1992.
Un libro que deben leer gerentes
privados y públicos, dirigentes políticos pero en especial la Pléyade de
candidatos aspirantes a gobernar los destinos municipales, regionales y
nacionales a partir del 2013. Escrito con la sencillez que ha caracterizado
siempre a su autor, con un enfoque distinto a los que se ofrecen en librearías en
materia de éxito gerencial; aquí no se habla de la teoría ni de paradigmas,
sino del relato de una experiencia de gestión pública con resultados tangibles exitosos,
distinguiéndose atributos, principios y fundamentos generales de lo que debe
reunir un gerente decente y eficiente comprometido con los resultados, unos
resultados rigurosamente planificados, controlados, y dirigidos con autoridad,
pasión y convicción de logros, donde la excusa no se acepta bajo ninguna
circunstancia y coyuntura.
Este trabajo nos los ofrece el
Ing. Negrón justo en momentos cuando hay un desprecio total de los valores y de
los principios gerenciales y éticos básicos en la administración pública. Ante
las reiteradas desviaciones de las normas y la poca iniciativa de compromiso para
construir el bien común, propicia la ocasión, a título de reflexión colectiva, para
hacer un ejercicio autocrítico comparativo entre dos formas de gerenciar, la de
Leopoldo y la de los 8 últimos presidentes revolucionarios que han pasado por
CVG, a fin de facilitar la comprensión de las razones reales por las cuales en
estos últimos 13 años la región de Guayana ha involucionado tanto en lo
productivo como en lo ético y social.
Siguiendo el orden de los rasgos
más importantes evaluados por el autor del libro, a continuación hacemos la
comparación de dos visiones distintas de gobierno:
1.Administración del tiempo
gerencial
Leopoldo era un gerente
disciplinado y efectivo en cuanto al manejo del tiempo. Era implacable con la
exigencia de la puntualidad, la optimización de las reuniones. Hacía de los problemas
soluciones. Concretas y viables.
Los
gerentes que han pasado y siguen pasando
por la dirección de CVG-MIBAM se han caracterizado por hacer todo lo
contrario. Son impuntuales, no resuelven problemas, no se reúnen con las partes
en conflictos y si lo hacen viven difiriendo las soluciones que por lo general
dependen de Miraflores, no hacen esfuerzo alguno para propiciarla. Se está más pendiente del cumplimiento de la agenda
del proselitismo político ideológico del régimen, donde lo más importante es el
poder y no la del desarrollo integral de las regiones y del país en general, no
hay planes de producción sino planes de socialismo-comunismo para las empresas básicas.
2. Meritocracia Gerencial
Trabajar con Leopoldo
significaba un reto de exigencia permanente en el cumplimiento de las
funciones. Enemigo de la mediocridad, de las adulaciones, de la
irresponsabilidad, de la incompetencia para resolver problemas. Comprometido
con los buenos resultados, no daba tregua alguna hasta alcanzarlo. Para ello,
se hizo acompañar de gente capacitada, con conocimiento y con voluntad de
logro.
Los gerentes revolucionarios de hoy, subestiman la Meritocracia. El
requisito primario es la lealtad incondicional al proyecto revolucionario, pero
en especial al jefe supremo. Si uno revisa los currícula de los que han pasado
por CVG y empresas estatales, se nota muy claramente que sus perfiles contrastan
con los de los cargos asignados, prueba de ello son los resultados alcanzados
en rojo, destruyendo las posibilidades de supervivencia de las organizaciones.
3. Control de gestión en la CVG
Si bien es cierto para la época de Leopoldo
como gerente de CVG no se contaba con herramientas tecnológicas sofisticadas como
las del mundo de hoy, él hizo uso de las que disponía con autoridad para asegurar la planificación y
el control de las gestiones con éxito y transparencia. No permitía desviaciones
que obstruyera el logro de los objetivos planteados.
En cambio, la gerencia revolucionaria
solo le interesa el control político de las
empresas estatales, llegando al extremo de delegar tan mayúscula
responsabilidad a la figura del “Control obrero”, mediante el cual
-supuestamente- los trabajadores serían los llamado a asumir la planificación,
control, y nombramiento en portones y a mano alzada de los gerentes de áreas,
incluyendo el presidente, como se dio en el caso de Alcasa. La realidad es que
todas las empresas del estado, sin excepción, continúan arrojando pérdidas
considerables. Entretanto, avanza la
obsolescencia de equipos y de tecnologías, la desinversión, los grandes
negociados amparados por mafias, que las hay del hierro, de la cabilla, del
aluminio sin control alguno.
Internacionalista. Twitter @renenunezr
Edición
1171. Pueden oírme en “Diplomacia de Micrófono”, de 12 a 1 PM por la emisora LaMejor
FM 91.5 con Guillermo D.Mosquera.