La
Fuerza Armada y las elecciones
Fernando Ochoa
Antich.
Venezuela enfrentará el 7 de Octubre uno de los momentos más
complejo de su historia. Los miembros de la Fuerza Armada deben conocer esta
realidad. Durante estos últimos trece años nuestra sociedad se ha dividido en
dos grandes sectores, con posiciones políticas antagónicas y sin ninguna
posibilidad de diálogo, como consecuencia a la prédica disolvente de Hugo
Chávez, que decidido a establecer una hegemonía política, viola permanentemente
la Constitución Nacional y el estado de Derecho. Sorprendentemente, ese régimen
de vocación totalitaria no ha logrado doblegar la voluntad de lucha de los
venezolanos, que en cada oportunidad que se consulta su opinión a través de
elecciones muestra su profunda adhesión a los valores democráticos y
pluralistas que, desde hace cincuenta años, han caracterizado nuestro sistema
político.
La Fuerza Armada Nacional tendrá ese día una inmensa responsabilidad
y un importante reto. Sus miembros
deberán demostrar a los venezolanos que,
a pesar de los permanentes intentos del régimen chavista de politizarlos y
ponerlos a su servicio, mantienen su sentido institucional tal como lo
establece el artículo 328 de nuestra Constitución Nacional. Lamentablemente, el
régimen chavista ha venido violentando los principios de ecuanimidad y justicia
que deben caracterizar las elecciones democráticas con un descarado ventajismo
que compromete la legitimidad del resultado electoral si es favorable a Hugo
Chávez. De manera permanente, los sectores democráticos han denunciado este
abuso de poder sin lograr que el Consejo Nacional Electoral ni la Corte Suprema
de Justicia restablezcan el necesario
equilibrio.
Esta realidad coloca a los miembros de la Fuerza Armada en un verdadero disparadero. Su obligación es mantener una manifiesta imparcialidad en todos
sus actos, más en aquellos que se refieren a un proceso electoral, pero es
imposible cumplir ese deber cuando el presidente de la República trata de
vincular a la Institución Armada con su desmedida ambición de poder. No es
fácil de explicar, por ejemplo, la
intención que tuvo Hugo Chávez al enviar durante la presentación de su candidatura
un mensaje a la Fuerza Armada, y cantar el himno del Ejército. Mucho menos se
puede justificar la rueda de prensa, hecha pública a través de una cadena,
realizada en el ministerio de la Defensa con presencia de los altos mandos. Ustedes
bien saben que los planteamientos que allí hizo Hugo Chávez comprometen el honor militar.
Estoy
seguro que más de uno de los miembros activos de la Fuerza Armada se pregunta
diariamente cómo deben actuar ante tan complicada situación. La tendencia
electoral indica que las elecciones serán muy competidas, observándose un
marcado fortalecimiento de la oposición. Si triunfa en las elecciones Henrique Capriles no hay discusión: el deber
de la Fuerza Armada es hacer respetar el resultado electoral y garantizar la
difícil transición política. El problema se complica si el Consejo Nacional
Electoral, de clara mayoría oficialista, anuncia el día de las elecciones que
el ganador es Hugo Chávez, en medio del abuso de poder que caracteriza su actual
campaña electoral, y la oposición no reconoce el resultado. Este tipo de fraude
no surge de la sumatoria de los votos,
sino de las inconvenientes condiciones que caracterizan el proceso electoral.
De ocurrir esta situación, no es fácil definir la posición de la Fuerza Armada. La
razón la tendría la oposición, ya que el abuso de poder del régimen ilegitima
el resultado. Esa situación es difícil de resolver el día de las elecciones sin
que surja una crisis política que puede llegar a comprometer la estabilidad de
la Nación. La solución hay que conseguirla en el tiempo presionando a Hugo
Chávez y a su gobierno para que disminuya de manera inmediata el actual abuso
de poder. Esto se puede lograr si un importante sector de la Institución Armada
presiona a los Altos Mandos para que ellos le exijan a Hugo Chávez cumplir con este requisito. Además, es imprescindible
que todos los miembros activos de la Fuerza Armada respeten el artículo 328 de
la Constitución Nacional y se sancione severamente a quien incumpla sus deberes militares.
Lamentablemente, ya no hay tiempo para diseñar unas
elecciones realmente equilibradas. Se requeriría modificar la correlación de
fuerzas existentes en la Tribunal Supremo de Justicia y en el Consejo Nacional
Electoral. De todas maneras, se pueden tomar algunas medidas para disminuir en
parte el abuso de poder existente y
evitar de esa manera deslegitimar el resultado electoral: establecer, por
ejemplo, una comisión constituida paritariamente
entre oficialismo y oposición con el fin de controlar la
programación de los medios de comunicación y evitar la actual hegemonía
comunicacional. Otro aspecto importante sería permitir a la oposición invitar
como testigos electorales a instituciones reconocidas internacionalmente. Los
miembros de la Fuerza Armada tienen una inmensa responsabilidad histórica. Ojalá
la cumplan cabalmente…
Caracas, 24 de junio de
2012.